Con una cocina propia y un equipo interdisciplinario, la institución incorporó una mirada gourmet a la alimentación hospitalaria, donde el sabor, la nutrición y la seguridad alimentaria se integran al proceso de recuperación
En silencio y lejos de los reflectores, el Hospital Español está cambiando una de las experiencias más ingratas de la internación: la comida. Allí, la alimentación dejó de ser un trámite sanitario para convertirse en una herramienta terapéutica que combina criterios médicos, nutrición clínica y técnicas de alta cocina.

Médicos, nutricionistas, chefs y bromatólogos trabajan de manera articulada para diseñar menús personalizados, ajustados a cada diagnóstico, pero también pensados para estimular el apetito y el bienestar emocional del paciente. La premisa es clara: comer bien también cura.
Desde el área de Nutrición, explican que una dieta adecuada impacta directamente en la evolución clínica. En contextos hospitalarios, la desnutrición es un riesgo frecuente, por lo que mejorar la calidad y la aceptación de los platos permite reducir el desperdicio y asegurar que los nutrientes cumplan su función. En el Hospital Español, la comida dejó de volver intacta a la cocina.

Este salto de calidad se sostiene sobre un estricto control bromatológico. La cocina funciona como una "zona crítica", con protocolos de trazabilidad y monitoreo permanente que garantizan seguridad absoluta, especialmente para pacientes con patologías específicas. Ese respaldo técnico habilita a innovar sin riesgos, incluso en los menús infantiles, donde la presentación también cumple un rol clave.
El corazón del proyecto late en manos del chef Nicolás Maldonado, jefe del servicio, quien asumió el desafío de transformar restricciones médicas en creatividad. Dietas sin sal, bajas en sodio o con limitaciones estrictas logran sabores intensos gracias al uso de especias, técnicas de cocción y cuidado estético. "La recuperación empieza por los ojos", repite el equipo, convencido de que un plato atractivo dignifica al paciente.

Cada día se elaboran alrededor de 800 raciones, con una logística pensada para que cada bandeja llegue a tiempo, a la temperatura correcta y con calidad constante. El objetivo es que nadie sienta que recibe una comida en serie, sino un plato pensado para su bienestar.
Así, el Hospital Español se alinea con una tendencia global que redefine el rol de la cocina hospitalaria. En este modelo, alimentar ya no es solo nutrir: es cuidar, acompañar y devolver placer en un momento de vulnerabilidad.

El espacio se suma al Parque Margarita Malharro de Torres y estará acompañado por la atención de la Unidad Veterinaria Móvil, que recorrerá los barrios con servicios gratuitos