El portavoz, Manul Adorni, respondió con ironía y dijo que "de un burro" sólo se puede esperar "una patada". Yvan Gil, funcionario de Nicolás Maduro, había calificado de "neonazi" al gobierno de Javier Milei.
El vocero presidencial Manuel Adorni le respondió con ironía este miércoles al canciller de Venezuela, Yvan Gil, quien lo trató de "cara de tabla" después de haber acusado de "neonazi" al gobierno de Javier Milei.
Fue una periodista brasileña quien le consultó al portavoz en la última pregunta de su habitual conferencia de prensa por la descalificación de Gil, quien lo trató de "cara de tabla", un término que se utiliza en Venezuela para hablar de una persona "caradura y mentirosa".
"Con respecto a lo que dijo sobre mí, tampoco tengo mucho comentario para hacer porque lo que venga de un gobierno de dictadores hay que restarle importancia en términos de cómo nos puedan caracterizar. No tengo mucho más para decir, no sé... A vos si te dicen cara de tabla, una sonrisa", respondió de manera irónica, con una mueca en su rostro.
"Puede decir lo que quiera, en lo personal me divirtió mucho", agregó el portavoz.
Sobre la calificación de "neonazi" al gobierno argentino, Adorni comenzó diciendo: "Qué se puede esperar de un burro más que una patada". Y redobló la apuesta contra la política de Venezuela: "De un gobierno de dictadores lo único que uno puede esperar son cuestiones que no merecen ni respuesta".
"Nos entristece por el pueblo venezolano, que estén atravesando desde hace mucho tiempo que estos energúmenos los gobierne", sentenció.
En una publicación en su cuenta de X (antes Twitter), Gil aseguró: “El gobierno neonazi de Argentina, no solo es sumiso y obediente con su amo imperial, sino que tiene un vocero ‘cara de tabla’: El Sr. Manuel Adorni pretende desconocer las consecuencias de sus actos de piratería y robo contra Venezuela, las cuales fueron advertidas en reiteradas ocasiones antes del acto delictivo cometido contra EMTRASUR”.
En ese sentido, agregó: “Venezuela ejerce plena soberanía en su espacio aéreo, y reitera que ninguna aeronave, que provenga o se dirija a la Argentina, podrá sobrevolar nuestro territorio, hasta que nuestra empresa sea debidamente compensada por los daños causados, después de las acciones ilegales realizadas, solo con el fin de complacer a sus tutores del norte”.
“Nos entristece por el pueblo venezolano que estos energúmenos los gobierne”, continuó hoy Adorni en su habitual contacto con los periodistas acreditados en la Casa Rosada. “Hay que restarle importancia a lo que venga de un Gobierno de dictadores. Puede decir lo que quiere”, cerró.
El vocero explicó que la decisión de prohibir que aviones con bandera argentina utilicen el espacio aéreo venezolano “tiene un costo económico muy elevado, por lo tanto perjudican a un montón de pasajeros a los que se les harán más costos sus viajes”.
El conflicto se desató luego de que en la madrugada del pasado 12 de febrero, el Boeing 747-300M Dreamliner de carga, que fue propiedad de la empresa iraní Mahan Air y actualmente pertenecía a Emtrasur, filial de la aerolínea venezolana Conviasa, empresas sancionadas por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, partió rumbo a Estados Unidos, en respuesta a un pedido de decomiso.
La tripulación que había llegado a Argentina el 6 de junio de 2022, integrada por cinco iraníes y 14 venezolanos, fue retenida inicialmente por la Justicia y puesta en libertad después por falta de evidencia por el delito de financiación de actividades terroristas.
El avión había llegado a Argentina procedente de México tras hacer una escala en Venezuela. Dos días después, partió de Argentina para cargar combustible en Uruguay, pero regresó al Aeropuerto Internacional de Ezeiza porque el país vecino no autorizó su aterrizaje.
El avión fue finalmente desmantelado.
Entonces, la Justicia argentina ordenó inmovilizar la nave y dispuso que los 19 tripulantes no podían salir del país. Con el correr de la investigación, los tripulantes fueron liberados.
La justificación de la reclamación por parte de Estados Unidos es que fue una entidad iraní sancionada por el Departamento de Comercio la que transfirió el avión -de fabricación estadounidense- a un tercero, algo prohibido precisamente a efectos de la sanción.
Antes de la partida del avión hacia Estados Unidos, se sumó un confuso episodio, el 6 de febrero, cuando un diplomático venezolano en Buenos Aires violó la seguridad y sacó fotos de la aeronave, por lo que fue declarado persona no grata y dejó el país en las 48 horas siguientes.
Dos semanas después de la salida del avión, el pasado 29 de febrero, Maduro denunció a Estados Unidos por el “acto vil, criminal, indignante” de “descuartizar” la aeronave en Miami.