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Milei, el inesperado fantasma para Juntos por el Cambio que ilusiona al kirchnerismo

Recientes encuestas explican por qué el crecimiento del líder libertario inquieta a la principal coalición opositora e ilusiona al cristicamporismo, mientras Mauricio Macri siembra misterio sobre su futuro

Domingo, 1 de Mayo de 2022

El kirchnerismo acaba de sumar a sus consabidos relatos una nueva fantasía: la posibilidad de que el líder libertario Javier Milei se convierta en un inesperado aliado táctico de cara a las elecciones de 2023. Su apuesta al papel que pueda desempeñar el virtual candidato presidencial de La Libertad Avanza debilitando la base electoral de Juntos por el Cambio no deja de transmitir la fragilidad de una coalición oficialista en descomposición y donde la noticia más llamativa de la última semana estuvo dada por los dirigentes del cristicamporismo haciendo fila para pedir la cabeza del ministro de Economía, Martín Guzmán. Sin embargo, el riesgo de que una atomización de la oposición pueda favorecer las chances electorales del Frente de Todos no debería ser desechada así nomás.

Al margen de que la mejor performance electoral de Milei en los comicios legislativos del año pasado se registró en algunos de los barrios más pobres de la ciudad de Buenos Aires, recientes encuestas determinan que los votos que hoy sumaría el dirigente libertario provendrían mayormente de electores macristas.

Un estudio de la consultora D’Alessio Irol-Berensztein confirma que, en el orden nacional, seis de cada diez votantes de Juntos por el Cambio en 2021 se hallan identificados con el fenómeno libertario. Describe también que, si bien a nivel general la imagen positiva que ostenta Milei en la opinión pública ronda el 39%, esta asciende al 50% entre los votantes de la coalición formada por Pro, el radicalismo y la Coalición Cívica, en tanto que desciende al 16% entre quienes apoyaron electoralmente al Frente de Todos.

Según el mismo relevamiento, un tercio de las personas consultadas podría votar a Milei si se postulara a la presidencia de la Nación: el 10% lo haría con seguridad y el 23% restante indica que probablemente lo votaría. Pero el dato más alarmante para Juntos por el Cambio reside en que cuatro de cada diez de sus votantes afirman que podrían sufragar por Milei, aunque solo el 8% dice que seguramente lo hará, en tanto que el 31% indica que probablemente lo haría.

Las huestes de Cristina Kirchner también se ilusionan con la posibilidad de que Milei obstruya el crecimiento de Juntos en la provincia de Buenos Aires, donde el cristinismo espera encontrar un refugio frente a una hipotética hecatombe electoral nacional. En ese distrito, donde no hay ballottage para elegir al gobernador y se gana por simple mayoría de sufragios, estiman que los votos que el candidato de Milei le pueda restar a Diego Santilli favorecerían indirectamente al potencial postulante kirchnerista a ocupar la gobernación.

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Javier Milei, el excéntrico diputado que antes que ser economista fue arquero en Chacarita

Una megaencuesta de CB Consultora, efectuada entre el 17 y el 18 de abril entre 17.152 casos relevados en los principales municipios del Gran Buenos Aires, detalla que Milei exhibe los mejores niveles de imagen positiva en Vicente López (63,3%) y San Isidro (62,8%), dos distritos gobernados por Juntos. La imagen positiva más baja la cosecha en Almirante Brown (47,3%), en tanto que en el populoso municipio de La Matanza –donde Milei ya está proyectando una multitudinaria clase pública como la que ofreció días atrás en Mendoza– tiene una imagen favorable del 48,2%, superior a la de cualquier dirigente de la principal coalición opositora.

El fenómeno Milei ya produjo el primer cimbronazo en la mesa nacional de Juntos por el Cambio, cuando, a instancias del radicalismo, se logró un consenso mayoritario para cerrarle la puerta de la coalición al líder de los libertarios. Tanto Mauricio Macri como Patricia Bullrich se distanciaron de esa medida, que consideraron una equivocación que solo le dio más entidad y visibilidad al economista de La Libertad Avanza. “No tiene sentido cerrarle la puerta a alguien que nunca nos pidió permiso para venir”, reflexionó Patricia Bullrich, la titular de Pro.

Dentro de la coalición que en 2015 llevó a Macri a la Casa Rosada parecería haber coincidencia en que, frente a una hipotética segunda vuelta presidencial en 2023 entre un candidato de Juntos y otro del Frente de Todos, la mayoría de los votantes de Milei difícilmente termine apoyando al kirchnerismo. La pregunta, entonces, es por qué maltratar a Milei. La respuesta tal vez pase por las desconfianzas mutuas que caracterizan a dirigentes de las distintas vertientes de la alianza. Empezando por las sospechas de los radicales sobre los vínculos del líder libertario con Macri y Patricia Bullrich, pasando por la tensa relación entre esta última y Horacio Rodríguez Larreta, y terminando con las dudas que dentro de Pro despierta la amistad del titular de la UCR, Gerardo Morales, con Sergio Massa.

Milei no dejó pasar la oportunidad para sacar provecho de la apresurada decisión de la conducción de Juntos. Hizo una particular divisoria de aguas entre los dirigentes de esa coalición. Sostuvo que de un lado estaban los “colectivistas” y las “palomas tibias”, entre quienes incluyó a radicales, a dirigentes de la Coalición Cívica, a Rodríguez Larreta y a María Eugenia Vidal. Del otro lado, ubicó a los “halcones” del Pro, como Macri y Patricia Bullrich, con quienes, al igual que con los representantes del peronismo republicano y del menemismo residual, admitió que podría llegar a tener acuerdos. Más concretamente, ofreció abrir su espacio político para que estos últimos dirigentes compitan con él por la candidatura presidencial. Algo que hoy parece impensable.