Ricardo Lorenzetti subrayó que la creciente desconfianza y el debilitamiento de las figuras políticas tradicionales llevaron a una crisis de gobernabilidad.
Ricardo Lorenzetti examinó cómo la crisis política y la polarización sistémica alteran la gobernabilidad democrática, exigiendo un liderazgo capaz de administrar la incertidumbre. Según el juez de la Corte Suprema, la polarización hoy no se limita a un enfrentamiento entre partidos rivales, sino que abarca una brecha creciente entre una amplia parte de la sociedad y la élite política.
Esta fractura, subraya, supera el tradicional choque entre ideologías, y ahora se manifiesta como una polarización que atraviesa todo el sistema político, debilitando la confianza ciudadana y la participación electoral.
"La brecha ya no se da entre partidos rivales, sino entre un sector amplio de la sociedad y la elite política", afirmó Lorenzetti. Para el magistrado, la polarización sistémica desbordó los límites de los liderazgos tradicionales, y la gobernabilidad se ve cada vez más condicionada por la caída de consensos.
En su análisis, subrayó que la creciente desconfianza y el debilitamiento de las figuras políticas tradicionales llevaron a una crisis de gobernabilidad.
Lorenzetti resalta que el Estado fue concebido para escenarios estables y previsibles, pero en la actualidad enfrenta desafíos globales para los que las herramientas nacionales resultan insuficientes.
"Los gobiernos operan con estructuras del siglo pasado ante problemas del presente", advirtió. Y citó como ejemplo el crimen organizado transnacional, el cambio climático y las grandes migraciones, problemas de escala global que requieren respuestas rápidas y eficaces, pero que encuentran a los Estados atados a sistemas obsoletos.
Lorenzetti recurre a Michel Foucault para profundizar sobre los límites de aplicar soluciones pensadas para otros contextos. "Imponer ideas concebidas para un mundo que ya no existe es un ejercicio estéril", afirmó.
También recordó la reflexión del sociólogo Pierre Rosanvallon, quien sostuvo que el vínculo central ya no es entre electores y elegidos, sino entre gobernantes y gobernados. Según Lorenzetti, esto refleja cómo el Estado quedó atrapado en una red de vetos cruzados y fragmentación de intereses, lo que paraliza su capacidad de acción y promueve una creciente percepción de ineficacia.
El episodio también incorpora la reflexión de Johann Huizinga en El otoño de la Edad Media, que analiza cómo, en tiempos de polarización, el miedo y el fanatismo profundizan la crisis social y política.
"La humanidad viaja en un tren de alta tecnología a gran velocidad, con muchos pasajeros que no logran subirse", describió Lorenzetti, destacando el desajuste entre la velocidad del cambio y la realidad social, y enfatizando la necesidad de repensar los diseños institucionales y realizar una autocrítica en los liderazgos.
En este contexto, Lorenzetti concluyó que es urgente un liderazgo renovado, que pueda comprender y gestionar la complejidad actual, y que sea capaz de abrir nuevos horizontes éticos y democráticos para responder a las necesidades de una sociedad fragmentada.
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Ya no estarán restringidos a cierto tipo de rutas. Podrán usarse en todo el país