La interna entre el Presidente y la Vice pasa por uno de sus peores momentos, tras la sesión en el Senado que aprobó leyes incómodas para el oficialismo por su posible impacto en el equilibrio fiscal.
El vínculo entre el presidente Javier Milei y su vicepresidenta, Victoria Villarruel, atraviesa su peor momento desde la asunción del Gobierno. En Casa Rosada no ocultan el malestar por lo que califican como "dichos desafortunados" y decisiones políticas contrarias a la estrategia oficialista, aunque aseguran que por ahora no se tomarán medidas concretas en su contra.
"Es una piedra en el zapato. Ella quiere que Javier caiga", expresó una fuente con acceso al despacho presidencial. Otro funcionario fue más pragmático: "Es la vice, no hay nada que podamos hacer. Hay que esperar que termine su mandato".
Las diferencias dentro de la fórmula presidencial vienen desde el inicio de la gestión, pero en las últimas semanas los roces se intensificaron. El episodio más reciente fue la decisión de Villarruel de presidir la sesión del Senado que sancionó iniciativas como el aumento de las jubilaciones, la vuelta de la moratoria previsional y la declaración de emergencia en discapacidad, medidas consideradas fiscalmente perjudiciales por el oficialismo.
El Gobierno debe acomodar cientos de piezas de diferente tamaño y espesor sin contar con un manual ni un equipo consolidado
Desde el Gobierno aseguran que intentaron detener la sesión. "La llamaron desde el Ejecutivo, trataron de pararla y ella no quiso. Le pidieron que no convalide la sesión, pero bajó igual", reveló una fuente del Congreso.
Las críticas más duras llegaron desde el propio Milei, quien, durante un discurso en la Bolsa de Comercio, calificó a Villarruel como "una traidora". "Hemos hecho 25 veces más reformas estructurales con 15% de la Cámara de Diputados, siete senadores, una traidora, pero con el mejor jefe de Gabinete de la historia, Guillermo Francos", dijo el mandatario.
El conflicto también fue alimentado por declaraciones de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien acusó a Villarruel de ser "cómplice del kirchnerismo".
En el Senado, algunos legisladores hablan de un "acuerdo" entre la vicepresidenta y el bloque del Frente de Todos. Según afirman, Villarruel habría coordinado con José Mayans, jefe de la bancada kirchnerista, para garantizar su presencia una vez alcanzado el quórum, legitimando así la sesión.
La ministra de Seguridad encabezó un acto en la localidad bonaerense de Tres de Febrero y cuestionó el rol de la vicepresidenta en la última sesión del Senado
A pesar de las tensiones, en el entorno presidencial minimizan su impacto real. "Ningún vice tiene poder fáctico", resumió un senador oficialista. Desde el Ejecutivo sostienen que el capital político sigue concentrado en Milei y que Villarruel no representa una amenaza institucional.
Sin embargo, en el Congreso crece la incomodidad. "El trato con ella en el Senado es complicado", admitió un legislador. Otros cuestionaron la validez de la sesión y señalaron que "hubo muchos aspectos reglamentarios que no se cumplieron".
El cortocircuito entre Milei y Villarruel, que ya no se disimula en público, plantea interrogantes sobre el equilibrio interno del oficialismo y la gobernabilidad en medio de un contexto político y económico sensible.