Sostuvo además que Mauricio Macri había montado una operación para posicionar a Silvia Lospennato en la elección porteña.
El rechazo de la Ley de Ficha Limpia en el Senado, protagonizado por los senadores misioneros Sonia Rojas Decut y Carlos Arce, sigue generando ondas expansivas en el mapa político argentino. Lo que parecía una simple votación en contra se ha transformado en un debate profundo sobre las estrategias de poder, la autonomía provincial y la relación del gobierno de Javier Milei con los actores del interior.
Adolfo Safrán, ministro de Hacienda de Misiones y voz autorizada del oficialismo provincial, blanqueó sin tapujos la motivación detrás del voto negativo: facilitar la gobernabilidad del gobierno libertario. En una extensa declaración en redes sociales, Safrán defendió la "independencia política" de Misiones y acusó a Mauricio Macri de urdir una maniobra electoralista a través de la ley, buscando "proscribir" a Cristina Kirchner y potenciar la figura de Silvia Lospennato en la Ciudad de Buenos Aires.
La admisión del ministro misionero abre interrogantes cruciales. ¿Estamos ante un pacto implícito entre Rovira y Milei? ¿Se trata de un gesto de "gobernabilidad responsable" o de un cálculo estratégico para proteger los intereses provinciales? La situación de la yerba mate, el comercio fronterizo y la Zona Aduanera Especial, mencionados por Safrán, sugieren que Misiones busca un quid pro quo con la administración nacional.
Más allá de la defensa oficial, la jugada de Rovira exhibe su pragmatismo y su capacidad para navegar las aguas turbulentas de la política argentina. Al desarticular, según su visión, la supuesta operación macrista, Rovira se posiciona como un actor clave en el nuevo escenario político, capaz de influir en la agenda nacional y de desafiar las lógicas partidarias tradicionales.
La acusación contra Macri, aunque no novedosa, resuena en un contexto de reconfiguración de las fuerzas políticas. El argumento de que la ley buscaba proscribir a Cristina Kirchner y beneficiar a Lospennato plantea dudas sobre las verdaderas intenciones detrás del proyecto y sobre el papel de la "grieta" en la legislación.
La referencia al "agotamiento" de los liderazgos de Macri y Kirchner, y la apelación a que sea la sociedad, a través del voto, quien defina el futuro, sugiere que Rovira vislumbra un recambio generacional y busca un rol protagónico en la nueva etapa política.
El ministro Safrán describió la acción de Rovira como una "intervención quirúrgica y trascendente". Si esta maniobra logrará consolidar la gobernabilidad del proyecto de Milei y al mismo tiempo asegurar los intereses de Misiones, o si terminará siendo un arma de doble filo, es algo que solo el tiempo dirá. Lo cierto es que Carlos Rovira, una vez más, ha demostrado su habilidad para jugar al límite en el complejo ajedrez del poder argentino.