El canciller norteamericano Marco Rubio como senador investigó ese movimiento de dinero, los negocios con el chavismo, el crimen del fiscal Nisman y los fondos de Santa Cruz. El ex ministro de Planificación llegó a ser investigado por la comisión de valores de EE.UU. (SEC).
En julio de 2013, un grupo de congresistas estadounidenses invitó al fiscal del caso AMIA, Alberto Nisman, a exponer en la Cámara de Representantes sobre la expansión del terrorismo de Hezbollah en América del Sur. Sin embargo, la Procuradora General Alejandra Gils Carbó le prohibió viajar a Washington. En ese contexto, el Pacto con Irán avanzaba sin obstáculos.
Uno de los legisladores que había solicitado la presencia de Nisman era Marco Rubio, quien actualmente ocupa un alto cargo en el Departamento de Estado de EE.UU. Recientemente, su oficina anunció sanciones contra Cristina Kirchner, sus hijos, y el exministro Julio De Vido, impidiéndoles la entrada a Estados Unidos. En un comunicado oficial, Rubio los acusó de "participación en hechos significativos de corrupción durante su mandato en el sector público".
Rubio, un crítico de los gobiernos kirchneristas, ha seguido de cerca los acontecimientos políticos en Argentina. Su postura se endureció tras la muerte de Nisman en 2015, un hecho que generó controversia a nivel internacional.
Desde hace años, agencias de inteligencia y organismos financieros de EE.UU. han recolectado información sobre operaciones vinculadas a la familia Kirchner y sus allegados. Se identificaron transferencias bancarias de fondos de Santa Cruz desde 2003 con registros en la ciudad de Buenos Aires a nombre de Néstor Kirchner. Documentos muestran que estos movimientos incluyeron entidades como Morgan Stanley, Citibank y Dean Witters Reybolds, y en algunos casos, involucraron a Lázaro Báez, quien también utilizó bancos estadounidenses para transferencias internacionales de su fortuna.
En el caso de Julio De Vido, el Departamento de Estado habría centrado su atención en su rol dentro de la causa Cuadernos de las Coimas, considerado el mayor escándalo de corrupción de Argentina. Además, se ha investigado su relación con el flujo de fondos entre Caracas y Buenos Aires durante la administración kirchnerista.
Las conexiones geopolíticas del kirchnerismo también han estado en la mira de EE.UU. Durante su mandato, Cristina Kirchner fortaleció lazos con Venezuela, Rusia e Irán. La instalación de una base china en Neuquén generó tensiones con Washington, y su cercanía con Vladimir Putin fue objeto de escrutinio, especialmente tras revelaciones sobre permisos otorgados a ciudadanos rusos para radicarse en Argentina.
Una de las últimas controversias surgió cuando se descubrió que Kirchner poseía un manuscrito original del general José de San Martín, cuya procedencia histórica solo se explicaría a través del mercado negro. La exmandataria afirmó que fue un obsequio de Putin.
Ahora, con sanciones en su contra y una condena firme en la causa Vialidad, Cristina Kirchner y su entorno enfrentan crecientes restricciones internacionales. Mientras tanto, EE.UU. sigue investigando el destino de los fondos que, según diversas fuentes, fueron canalizados a través de bancos estadounidenses por la red kirchnerista.
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