Se trata de Carlos Carro, quien lleva más de cuatro años detenido tras ser acusado falsamente por su hija, Jazmín Carro.
En la provincia de Córdoba, salió a la luz un fenómeno alarmante que ganó visibilidad en los últimos años: el creciente número de hombres detenidos sin condena bajo acusaciones de género, muchas de las cuales, según denuncian algunos familiares, están basadas en denuncias falsas impulsadas por sectores ideologizados dentro del poder político y judicial.
Este fenómeno se vio impulsado por la figura del Polo de la Mujer, una entidad aberrante que, según los testimonios, se convirtió en una herramienta de persecución.
Los datos revelan que más del 60% de la población carcelaria en Córdoba corresponde a personas detenidas sin condena por delitos relacionados con cuestiones de género, entre ellas muchos hombres que, tras ser acusados falsamente, vieron sus vidas y familias destrozadas, sin posibilidad de reparación.
Uno de los casos más representativos de esta problemática es el de Carlos Carro, quien lleva más de cuatro años detenido tras ser acusado por su hija, Jazmín Carro.
A sus 14 años, Jazmín realizó una denuncia que luego reconoció como falsa. En un conmovedor testimonio realizado en el Congreso de la Nación, Jazmín describió cómo fue manipulada por su entorno social, escolar y el Polo de la Mujer para destruir la vida de su padre, quien, según su versión, nunca cometió los abusos de los que fue acusado. A pesar de haber retractado su declaración, su padre continúa preso, enfrentando una condena por un crimen que no cometió.
"Mi nombre es Jazmín Carro, y vengo a contar mi historia. No solo hubo una falsa denuncia en mi caso, sino también una persecución sistemática del Polo de la Mujer, que, con la complicidad de la justicia de Córdoba, destruyó la vida de un hombre inocente. Solo necesitan a alguien que diga algo en contra de un hombre para que lo condenen a 10, 15 años de prisión, como le pasó a mi papá", comenzó su relato Jazmín, quien, a pesar de haber confesado su mentira, ve cómo la justicia no presta atención a su testimonio.
Según Jazmín, todo comenzó cuando ella tenía 14 años, en una etapa de "rebeldía adolescente". Influenciada por los discursos feministas y anti-hombres que escuchaba en su colegio y en su círculo social, Jazmín tomó como propia la historia de una amiga que había sido víctima de abuso.
El relato fue respaldado por las enseñanzas ideológicas que recibía en el colegio, el cual promovía una visión del feminismo radical que, en muchos casos, caía en el hembrismo. Como resultado, Jazmín, en un momento de enojo, le contó a su madre que su padre la había manoseado años atrás, lo que resultó en su inmediata detención.
"Mi mamá sin dudarlo lo enfrentó. Lo detuvieron a mi papá, y en ese momento entendí que las cosas se habían ido demasiado lejos", explicó Jazmín. La joven, con el apoyo de su abuela, pronto reconoció que había mentido, pero la situación ya estaba fuera de control. A pesar de haber tratado de retractarse, Carlos Carro sigue detenido, enfrentando cargos que la propia hija asegura son falsos.
A pesar de la confesión de Jazmín, quien ahora tiene 18 años, la justicia no consideró su testimonio y su padre sigue encarcelado. "Mi papá está preso hace más de 4 años, casi 5. A los 14 años, una niña puede ser fácilmente manipulada, pero la justicia no escucha mi voz", afirmó Jazmín, quien, con pesar, sigue esperando que su declaración sea tomada en cuenta en el proceso judicial.
Este caso ilustra una grave problemática que afecta a muchos hombres en Córdoba y en otras regiones del país: el uso de la ley de género y los discursos ideológicos para destrozar vidas y familias.
Las denuncias falsas, en ocasiones motivadas por intereses políticos o personales, no solo perjudican a los hombres acusados, sino que también dejan cicatrices profundas en las víctimas de esas falsas acusaciones, quienes suelen cargar con el peso de la culpa, aunque esta les haya sido impuesta desde afuera.El Polo de la Mujer y otros grupos feministas radicales fueron criticados por emplear herramientas legales para impulsar una ideología que, en lugar de buscar la equidad, se convierte en un medio de persecución y destrucción de la vida de hombres inocentes.
La ausencia de una revisión objetiva de las pruebas y las denuncias provocó que muchos hombres sean encarcelados sin pruebas y sin el debido proceso legal, como ocurre en el caso de Carlos Carro.
Jazmín, quien actualmente lucha por la libertad de su padre, es solo una de las muchas personas atrapadas en este ciclo de injusticia. "Lo único que quiero es que mi papá salga de prisión y que se haga justicia de verdad", concluye con pesar.
Este relato pone de manifiesto la necesidad urgente de revisar los mecanismos legales relacionados con las denuncias de abuso y violencia de género, para evitar que se sigan destruyendo vidas y familias a causa de falsas acusaciones y de una justicia basada en ideologías que, en lugar de proteger, están causando un daño irreparable a los inocentes.