Policiales Juicio

El principal sospechoso confesó que él fue quien asesinó al despachante de aduanas Diego Aliaga

Diego Barrera dijo que no tuvo intensión de matarlo, que fue un momento de discusión con quien era su socio

Miercoles, 16 de Agosto de 2023

Diego Barrera es el principal sospechoso de haber ultimado al despachante de aduanas Diego Aliaga el 28 de julio de 2020 y ayer relató en los Tribunales Federales que fue él quien ultimó a la víctima, desligando a su familia que también está apuntada por la justicia.

En su declaración barreda dijo: “Quiero pedirles disculpas a sus hijos, a sus hermanos, Gonzalo y Flavia, a su mamá, a don Alfredo. Sé que me están escuchando. Yo soy su amigo (de Diego Aliaga) y lo voy a defender. Quiero pedirles disculpas de corazón. No soy un delincuente ni un asesino. Nunca lo fui. Pido disculpas a mi esposa, mi hija, a mis hijos, al papá de ellos, mi nuera. Fue una discusión, una cuestión de segundos”.

Diego Aliaga, el empresario asesinado

Diego Alejandro Barrera es el principal sospechoso del secuestro y crimen de su socio, Diego Alfredo Aliaga (51), el ex despachante de aduana, informante policial y llamado nexo de una banda que cobraba coimas a cambio de beneficios en el Juzgado Federal Nº1 de Mendoza, que tiene como titular al separado y juzgado juez Walter Ricardo Bento.

En su declaración, el acusado trató de “amigo” a Aliaga y explicó que no tuvo la intención de matarlo y contó como fue el momento de la pelea y el asesinato. “Tuvimos una pelea por el instituto”, dijo en la sala ubicada en el primer piso de los Tribunales Federales. Y agregó, sin dar demasiadas explicaciones sobre ese punto en particular, que fue porque Aliaga buscaba “lavar su dinero” con ese negocio en el que invertían dinero para comenzar con un centro de día en una propiedad de Guaymallén, detalles antes desconocidos para la causa. “No era mi intensión que le pasara algo. Él era mi amigo. Fue muy rápido”, reveló el acusado.

En su declaración Barrera despegó del crimen a su esposa, Bibiana Sacolle, y a sus hijastros, Gastón y Lucas Curi, y coincidió en parte con la declaración que brindó hace una semana el chofer de su empresa y también procesado, Washington Yamil Rosales, en lo que respecta al momento de la muerte del ex operador judicial.

La mujer del acusado Bibiana Sacolle, interrumpió bruscamente una de las partes de la declaración de su esposo para recriminarle que había comprometido a sus hijos y a ella con el hecho de sangre porque llevaban más de tres años presos.


En un momento de su declaración Barrera contó el momento en que se produjo la muerte de su ex socio. Relató que fue el ex despachante de aduanas quien le pidió juntarse solo en la vivienda de calle Bandera de los Andes. De acuerdo con su versión, la víctima le dijo que necesitaba tener el control total el negocio “porque él decía que se hacía lo que él quería”. Esto provocó una reacción y comenzaron a discutir hasta un forcejeo. Describió que hubo golpes, que Aliaga golpeó contra una estufa y que rompieron un vidrio.

En un momento del relato, luego de explicar que sufrió un corte en un brazo, agregó que Rosales, quien se entraba en el predio porque había sido llevado para realizar una serie de trabajos con cañerías tapadas, entró y le pegó con una llave a Aliaga para separarlos. Que la víctima comenzó a gritar y “yo no quería que escuchara nadie. Por eso le puse un trapo y una cinta en la boca”, declaró. Siempre siguiendo su teoría y bajo un profundo cuadro emocional, Barrera dijo que Aliaga dejó de respirar “en cuestión de segundos”.

Sobre esto, dijo que entró en pánico y que le pidió ayuda a Rosales y a su hijastro Gastón, exigiéndoles que no llamaran a la policía “porque tenía miedo”.

El caso

La desaparición de Diego Aliaga ocurrió el miércoles 29 de julio del 2020 como un caso de averiguación de paradero. El hermano de la víctima, Gonzalo Aliaga, se presentó en la Oficina Fiscal Nº19 de Guaymallén–un día después que le perdieran el rastro– para describir cuándo había sido la última vez que su familia había tenido contacto con él.

Mientras se encontraba en la dependencia, minutos antes de las 13, recibió un llamado extorsivo. Otras personas de su entorno se encontraban con él. La causa estaba en manos de la fiscal de Homicidios de Mendoza, Andrea Lazo.

“Dejá de revolver el avispero y andá juntando el palo verde, que ya te vamos a llamar”, le dijeron desde el otro lado del teléfono cuando radicaba la denuncia. Esto provocó que el caso diera un giro de 180 grados. Pasó a la Justicia federal y comenzó a trabajarse como un secuestro extorsivo. Para el investigador judicial federal de la causa, Fernando Alcaraz, esa comunicación fue realizada por Gastón Curi, el hijastro de Barrera. Compró un teléfono en Las Heras y luego el aparato desapareció. En el juicio, el principal procesado confirmó esta hipótesis.

Escena. El cuerpo del empresario fue hallado en un pozo de una zona descampada de Costa de Araujo, en el departamento de Lavalle

No hubo más llamados. Sabían que Aliaga tenía previsto encontrarse el martes 28 por la mañana con su socio, Diego Barrera, en un predio de calle Bandera de los Andes, de Guaymallén, porque allí se encontraban trabajando para abrir un instituto para trabajar con chicos discapacitados y no tuvieron más contacto con él.

Pasaron pocos días y Barrera fue allanado en su casa del exclusivo barrio Dalvian, de Ciudad. El lunes 3 de agosto, cuando ya habían sumado algunas pruebas con presuntas vinculaciones, el socio de Aliaga y su familia quedaron detenidos. La hipótesis sostiene que idearon un plan criminal para quedarse con algunos bienes muebles e inmuebles de Aliaga. El móvil, para el fiscal federal Fernando Alcaraz, fue económico vinculado con autos de alta gama y costosas casas que no habrían sido pagadas en su totalidad.