César Gerardo Rodríguez, obrero rural de 40 años y padre de tres hijos, fue hallado muerto en un zanjón en Ugarteche. Su amigo, que recibió tres balazos, cambió la versión inicial del hecho y la fiscalía ahora investiga un encuentro pactado vinculado a la venta de frascos de cogollos de marihuana, con varios sospechosos identificados.
La causa por el asesinato de César Gerardo Rodríguez, un obrero rural de 40 años y padre de tres hijos, atravesaba este miércoles momentos clave. A medida que avanzaba la incorporación de pruebas, la fiscalía se inclinaba por un giro decisivo: el ataque no habría sido un asalto al voleo, como se dijo en un primer momento, sino el desenlace de un conflicto entre varios hombres que terminó en un tiroteo en la zona cercana a las rutas 40 y 15, en Ugarteche, Luján de Cuyo.
Rodríguez fue hallado sin vida al mediodía dentro de un zanjón cercano al asentamiento Raíz, a escasos metros del lugar donde, la noche anterior, se había denunciado un presunto asalto. En ese episodio, un hombre que lo acompañaba recibió tres disparos y quedó internado en el Hospital Central.
El cuerpo fue detectado por personal de Investigaciones alrededor de las 12, en un descampado donde luego trabajaron efectivos de Policía Científica, Delitos Tecnológicos, Infantería y la División Homicidios. La conmoción se trasladó rápidamente a la comunidad de Ugarteche: familiares y amigos de Rodríguez se concentraron en la zona y aseguraron conocer a los presuntos agresores, en un clima de tensión creciente.
La primera versión sobre lo ocurrido la dio Jonathan Emanuel Galdámez, quien conducía un Chevrolet Corsa en el que también viajaba Rodríguez. Galdámez terminó con tres heridas de bala -en la mejilla, la espalda y el abdomen- producidas por un arma calibre 22. Según relató a los policías que llegaron tras el tiroteo, se habían detenido para auxiliar a una mujer "tirada" sobre el asfalto cuando dos hombres armados y con tatuajes salieron de entre los arbustos, intentaron robarles y abrieron fuego.
Con ese testimonio inicial, la causa fue caratulada como robo agravado y pasó a ser investigada por el fiscal de Robos y Hurtos Daniel Sánchez Giol.
Sin embargo, ya en el hospital, Galdámez modificó su versión. Sus nuevos dichos -cuyo contenido completo no se detalló- se apartaron de la hipótesis del asalto y abrieron un escenario totalmente distinto. Los investigadores confirmaron que hubo contradicciones respecto del primer relato y, por su estado de salud, hasta pasadas las 18 el hombre de 34 años no había podido declarar formalmente en el expediente.
Frente a estas inconsistencias, la fiscal de Homicidios Andrea Lazo decidió avanzar sobre el entorno más cercano de Rodríguez. Comenzó a tomar testimonios, entre ellos el de la pareja del hombre asesinado, con el objetivo de reconstruir qué ocurrió en las horas previas al ataque y por qué ambos habían llegado a ese sector descampado.
En paralelo, se analizaron distintas evidencias que permitieron, en una primera evaluación, trazar una hipótesis más firme: el encuentro en la zona habría sido pactado de antemano, posiblemente relacionado con la venta de frascos de cogollos de marihuana.
Fuentes del caso indicaron que se investiga si Rodríguez y Galdámez se trasladaron hasta ese punto para entregar mercadería y si los agresores serían personas conocidas por alguno de ellos, en especial vinculadas al asentamiento Raíz.
Al menos tres sujetos se encuentran bajo la lupa, aunque los investigadores creen que dos habrían sido los autores directos del ataque. No se descarta que las víctimas hayan sido emboscadas, pero los pesquisas también evalúan si se trató de una negociación que se descontroló y terminó en un intercambio de disparos.
Mientras se esperan los resultados de los peritajes y la recuperación de Galdámez para que pueda aportar un testimonio completo, la causa avanza con la certeza de que el crimen de Rodríguez está más cerca de una disputa ligada a una transa que de un hecho de inseguridad al azar.