La obra transforma la conectividad entre el Área Metropolitana y el piedemonte mendocino.
El nuevo corredor cuenta con cinco intercambiadores (La Tijera, Besares, ingreso al Colegio San Jorge, Pueyrredón y Guardia Vieja), calles colectoras, una ciclovía bidireccional de 2,50 metros, veredas y sendas peatonales seguras, además de paradores para el transporte público, iluminación LED en el cantero central y colectoras, y señalización integral.
La obra tiene como fin elevar los estándares de seguridad vial y movilidad para los más de 25.000 vehículos diarios que transitan la ruta en temporada habitual, número que se incrementa hasta un 40% durante los meses de mayor afluencia turística.
Con este avance, la provincia recupera un viejo circuito turístico que conecta el Área Metropolitana con Cacheuta y Potrerillos, dos de los destinos más visitados del piedemonte mendocino. El corredor se consolida así no solo como vía de acceso seguro y ágil, sino también como eje turístico y productivo, favoreciendo el desarrollo urbano, económico y social de la zona y alrededores.
Obra clave para ordenar el crecimiento urbano
La subsecretaria Marité Badui explicó que "la modernización de la Nueva Ruta Panamericana (RP Nº 82) no es solamente una obra vial. Es una intervención estratégica que nos permite ordenar el crecimiento urbano en una zona de fuerte expansión y garantizar que ese desarrollo se dé de manera planificada y segura".
De esta manera, señaló que esta ruta funciona como un verdadero eje estructurante del territorio, organizando los accesos a nuevos barrios, emprendimientos y polos turísticos, y a la vez conectando a la ciudad con el piedemonte, Cacheuta y Potrerillos.

El titular de Vialidad Mendoza, ingeniero Osvaldo Romagnoli, señaló que esta "es una gran obra que debe ser orgullo de todos los mendocinos porque ha sido construida con los más altos estándares: cuenta con una carpeta de 7 centímetros de asfalto modificado, tiene 1.080 luminarias, un New Jersey como divisor central de la traza que protege a los vehículos que transitan por los carriles contrarios, un circuito de calles colectoras que permitirá a los residentes de la zona desplazarse localmente sin interactuar con los usuarios de la traza central, garantizando su seguridad y la de quienes viajan por la traza principal de la ruta".
Características técnicas y desafíos de ejecución
El proyecto de modernización de la Nueva Ruta Panamericana (RP Nº 82) comprende tres etapas:
Tramo I, ya habilitado en 2020, conecta el Corredor del Oeste con el Intercambiador La Tijera.
Tramo II, inaugurado hoy, que extiende la doble vía hasta la Rotonda Gobernador Ortiz.
Tramo III, actualmente en ejecución, que llevará las mejoras hasta Cacheuta.
La inversión, financiada por el Gobierno de Mendoza con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), constituye una de las intervenciones más relevantes de los últimos años en materia de infraestructura vial en la Provincia. El Estado mendocino aporta U$S 30 millones, mientras que la entidad internacional presta U$S 50 millones por los tramos II y III.
La ejecución y concreción del Tramo II de la Nueva Panamericana presentó diversos desafíos y situaciones extraordinarias en los últimos años. Hecha la convocatoria a licitación para su construcción en diciembre de 2019, la repentina aparición de la pandemia del coronavirus retrasó 18 meses el inicio de la obra. Esta comenzó a mediados de 2021 con estrictas restricciones operativas, y otros 9 meses más, sumando un total de 27 meses, hasta que la firma contratista estuvo habilitada para trabajar al cien por ciento de su capacidad y sin limitaciones por la emergencia sanitaria.

A esto se sumó el trabajo que implicó la reubicación de 37 familias que vivían sobre la traza a intervenir, a las que se relocalizó en un barrio construido en Luján por el Instituto Provincial de la Vivienda.
La obra también exigió el desplazamiento y la renovación de todas las redes de servicios públicos -eléctrica, agua, gas y fibra óptica- en la que intervinieron una gran cantidad de actores, tanto estatales como privados.
Así fue que se hubo de construir un nuevo gasoducto de un kilómetro y, para iluminar el tramo completo, tanto la traza central como las colectoras, debieron instalarse 15 nuevos transformadores que pudieran brindar la energía necesaria.
Por otra parte, la Nueva Panamericana Tramo II demandó obras aluvionales necesarias y cruciales para la bajada de agua del piedemonte, sobre todo cuando hay grandes lluvias. La más importante fue la impermeabilización en hormigón de casi 2 kilómetros del arroyo Sosa, como así también la intervención y el mejoramiento de otros cauces de la zona.
La convivencia de la ejecución de la obra con el tránsito urbano de miles de vehículos por día fue otro gran desafío para los avances de la misma, al coexistir un flujo vial constante con cientos de trabajadores, decenas de equipos, gigantescos movimientos de tierra, la construcción de grandes estructuras como los puentes de La Tijera, Besares, San Jorge y Guardia Vieja, y el viaducto de Pueyrredón, además del proceso de pavimentación. Todas estas labores se realizaron en su totalidad aplicando desvíos y sin cortar nunca el paso vehicular de forma completa.
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