La fecha que solía traer alivio a los comerciantes del rubro infantil se convirtió en otro reflejo de la crisis. Con una caída de hasta el 15% en Mendoza, el sector denuncia competencia desleal, presión fiscal y pérdida de poder adquisitivo. La ilusión, esta vez, no alcanzó para sostener las ventas.
En Mendoza, el Día del Niño dejó más preocupación que sonrisas entre los comerciantes. Las jugueterías, que históricamente esperaban esta fecha como un salvavidas en medio de la recesión, registraron una caída de ventas cercana al 15%, muy por encima del promedio nacional del 5,2% informado por la Cámara Argentina de la Industria del Juguete.
"Somos una provincia de frontera, muchos cruzan a Chile y traen los regalos desde allá", explicó Adrián Alin, titular de Cecitys, la cámara que agrupa a los comerciantes locales. Pero el problema no termina en la competencia externa: también se agudiza dentro del propio territorio. Las ferias informales, que proliferan en espacios públicos, ofrecen productos similares sin pagar impuestos ni tasas, lo que deja a las pequeñas y medianas empresas en clara desventaja.

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Los reclamos se acumulan. Desde Cecitys piden alivios fiscales y exenciones municipales para poder enfrentar una competencia que no tributa. "Cada vez es más difícil sostener el negocio. Las fechas especiales ya no garantizan repunte", lamentan los comerciantes.
La postal del Día del Niño en Mendoza no fue la de locales llenos ni vitrinas vacías por demanda. Fue la de una crisis que se profundiza, incluso en los momentos que solían traer esperanza.