Con temperaturas extremas, nevadas en cordillera y heladas generalizadas, la provincia enfrenta una semana de frío histórico. El Paso a Chile fue cerrado y se intensifican las recomendaciones sanitarias.
La provincia de Mendoza atraviesa una de las semanas más frías de los últimos años, con temperaturas que en algunas zonas del sur provincial y la cordillera superaron los -10°C y sensaciones térmicas aún más bajas. El fenómeno, provocado por una masa de aire polar que ingresó desde el fin de semana, se extenderá al menos hasta el sábado, según los pronósticos del Servicio Meteorológico Nacional (SMN).
En el Gran Mendoza, las mínimas oscilaron entre -1°C y -3°C, mientras que en localidades como Malargüe y el Valle de Uco se registraron valores extremos, con heladas intensas y persistentes. La situación obligó al cierre preventivo del Paso Internacional Cristo Redentor, debido al riesgo de nevadas moderadas a intensas en alta montaña.
La iniciativa busca facilitar el acceso al financiamiento para comercios y pymes. Reemplazará al Programa "Cuota Simple" que vence el 30 de junio. Desde la Federación Económica de Mendoza destacaron la medida como una herramienta concreta para sostener el consumo y acompañar al entramado productivo en un momento complejo.
El SMN mantiene vigente una alerta amarilla por temperaturas extremas, que pueden tener efectos moderados en la salud, especialmente en niños, personas mayores y quienes padecen enfermedades crónicas. Las autoridades sanitarias recomiendan evitar la exposición prolongada al frío, abrigarse en capas, ventilar los ambientes calefaccionados y prestar especial atención a los síntomas de hipotermia.
En paralelo, el impacto del frío se hace sentir en la vida cotidiana: aumento del consumo energético, dificultades en el tránsito por rutas congeladas y preocupación en sectores productivos como la vitivinicultura, donde las heladas podrían afectar los cultivos.
Mientras tanto, organizaciones sociales y voluntarios intensifican la asistencia a personas en situación de calle, uno de los sectores más vulnerables ante este tipo de eventos climáticos. La ola polar no solo congela el paisaje mendocino, sino que también pone a prueba la capacidad de respuesta del Estado y la solidaridad de la comunidad