Desde diciembre de 2023, las boletas de luz se dispararon más de un 300%, afectando tanto a los hogares de ingresos altos como a los de menores recursos.
Mendoza sigue encabezando un récord indeseable: es la provincia con las tarifas eléctricas más caras del país en todas las categorías de ingresos, según el último informe de la Universidad de Buenos Aires y el Conicet. Desde diciembre de 2023, las boletas de luz se dispararon más de un 300%, afectando tanto a los hogares de ingresos altos como a los de menores recursos.
El Ente Provincial Regulador Eléctrico (EPRE) sostiene que, por la Resolución 19/24 se sumará un nuevo incremento del 4,2%. Sin embargo, cuando comparamos con otras provincias, la brecha es abrumadora. Mendoza no solo lidera el ranking de tarifas más altas, sino que sus usuarios pagan un 40% más que en Río Negro y hasta un 60% más que en provincias vecinas como San Juan y San Luis.
Romina Ríos, presidenta de la ONG Protectora, explicó que el principal culpable de estos números es el Valor Agregado de Distribución (VAD), que representa el mayor porcentaje de las facturas. Este costo incluye gastos presentados por las distribuidoras, que el EPRE aprueba sin demasiada revisión. Además, un 30% de la factura final corresponde a impuestos, porcentaje mucho mayor que el promedio nacional, que ronda el 17,5% en provincias como La Rioja y Santa Cruz.
¿Por qué Mendoza paga tanto? Según Ríos, la provincia nunca congeló ni pisó tarifas, y tampoco aplicó subsidios indiscriminados como en otras regiones. A esto se suma un sistema tarifario que depende de factores como la cantidad de usuarios, la extensión territorial y los costos operativos. Pero esas explicaciones no alcanzan para justificar por qué los mendocinos soportan una carga tan desproporcionada en comparación con el resto del país.
La energía eléctrica no es un lujo, es una necesidad básica. Pero en Mendoza se ha convertido en un símbolo de desigualdad y descontrol. Si las autoridades no toman medidas urgentes para revisar los costos, reducir los impuestos y garantizar tarifas más justas, el descontento social será inevitable. Y los mendocinos, que ya han mostrado su cansancio, no se quedarán en silencio.