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Así es la tribu masái de Kenia: un pueblo ancestral dedicado al pastoreo y organizado en clanes

La presión sobre sus tierras, la urbanización y los cambios en el estilo de vida presentan desafíos significativos para su modo de vida tradicional de los masáis.

Martes, 20 de Febrero de 2024

Esta mujer entró al autobús con un fuerte dolor de vientre. Asegura que no sabía que estaba embarazada cuando de pronto se puso de parto en el trayecto.

Los pasajeros de este autobús en Brasil fueron testigos de este nacimiento que dejó a todos, incluida a la mamá, más que sorprendidos.

Los masáis son un pueblo seminómada de pastores conocido por su vestimenta colorida, sus tradiciones ancestrales y una profunda conexión con la naturaleza, que habitan las vastas sabanas de Kenia y de Tanzania. Su nombre significa "gente que habla maa", su idioma nativo, y su población se estima en alrededor de 850.000 personas distribuidas en cinco clanes diferentes, que se enfrentan a diversos desafíos en el mundo actual.

Étnicamente están relacionados con los pueblos de Sudán, de los que descienden y se separaron tras migrar hacia el este de África hace siglos. Su estilo de vida gira alrededor del pastoreo de ganado, que consideran un símbolo de riqueza y de estatus.


Cultura y sociedad de los masáis

La cultura masái está irrevocablemente ligada a sus tradiciones. Viven en aldeas circulares que reciben el nombre de "manyattas", cuyas chozas están formadas por barro y paja. Poseen una organizadísima estructura social, basada en grupos de edad y donde cada individuo tiene un rol específico dentro de la comunidad. Los ritos y ceremonias de iniciación entre las diferentes etapas vitales marcan el calendario de los masái.

Las chozas masái, que resultan impermeables y muy sólidas, están creadas con ramas, tierra y excrementos del ganado.Las chozas masái, que resultan impermeables y muy sólidas, están creadas con ramas, tierra y excrementos del ganado.World Bank Photo Collection

Situación actual de los masáis

La expansión de la agricultura y la expropiación de sus territorios para ampliar núcleos urbanos están amenazando sus tierras. Además, la crisis climática afecta especialmente a este tipo de etnias que continúan basando su economía en la disponibilidad de agua y pastos para el ganado.

A pesar de las promesas incumplidas de priorizar los intereses masái por parte de los gobiernos locales, se han visto obligados a participar en la economía monetaria vendiendo sus animales y su medicina tradicional para sobrevivir. Este arrinconamiento ha provocado que muchos no tuvieran otra opción que integrarse en la sociedad moderna y abandonar sus estilos de vida tradicionales, lo que sigue generando tensiones en la comunidad.