El principal accionista dijo que no aportaría más capital y generó incertidumbre; las cotizaciones de otras entidades caen cerca de 10%
La caída arrastró las acciones de otros bancos europeos. El BNP Paribas se hunde casi 11%, el Santander, 9,37%, el Deutsche Bank, 9,68% y Société Générale, 13%.
La incertidumbre se desató luego de que la entidad reconociera en su informe anual de 2022 haber detectado una “debilidad material” en el control interno de la información financiera de la entidad, tildado de “no efectivo”, y que está desarrollando un plan para subsanarlo, incluyendo el fortalecimiento del marco de control y riesgo.
La admisión ocurrió luego de que el banco suizo retrasara, la semana pasada, la publicación de su informe anual de 2022, después de haber sido apercibido a última hora sobre cuestiones técnicas por parte de la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC). Lo mismo había ocurrido en el caso de Silvergate Bank, en el país americano.
Credit Suisse confirmó pérdidas netas de 7293 millones de francos suizos (7381 millones de euros), frente a los “números rojos” de 1650 millones de francos (1670 millones de euros) del año anterior y el peor resultado del banco suizo desde la crisis financiera de 2008, según informó Europe Press.
El banco intentó calmar las sospechas sobre su sostenibilidad a futuro: “Credit Suisse desea reiterar, como se anunció esta mañana, que nuestros resultados financieros para 2022 y años anteriores son precisos y confiables, respaldados por una opinión de auditoría limpia de nuestro auditor externo, PwC”, publicó en Twitter.
Sin embargo, el problema se agravó cuando el socio mayoritario de la institución, el Banco Nacional Saudí, aseguró que no aportaría más capital para el financiamiento del banco. “No podemos, porque iríamos por encima del 10%. Es un problema regulatorio”, dijo el miércoles el presidente de la entidad árabe, Ammar Al Khudairy.
El prestamista saudí adquirió una participación de casi el 10% el año pasado, después de formar parte de la recaudación de capital de Credit Suisse y se comprometió a invertir hasta 1500 millones de francos suizos (cerca de US$1500 millones).
El banco suizo está hace meses involucrado en polémicas que diezmaron la confianza de sus clientes. Una filtración de datos conocida en febrero del año pasado reveló que el Credit Suisse recibió en consignación fortunas de personas ligadas a casos de corrupción y violaciones de los derechos humanos alrededor del mundo. La revelación transcurrió tras un trabajo conjunto de diarios alrededor del mundo, entre los que se encontraron LA NACION, The New York Times y The Guardian, entre otros. Señalaron que la entidad bancaria tenía fondos por valor de unos US$100.000 millones pertenecientes a esas cuentas.
Los datos filtrados incluyeron información sobre más de 18.000 cuentas de Credit Suisse, que estuvieron abiertas desde los años 40 hasta bien entrada la última década, aunque la gran mayoría correspondió al período entre 2000 y 2016.
El temor sobre su futuro surge, sin embargo, en un contexto de extrema tensión para el sistema bancario y financiero. El colapso del Silicon Valley Bank, el decimosexto en importancia en Estados Unidos y principal aliado de las empresas y fondos de capital tecnológico, se consagró como la mayor quiebra bancaria desde la caída de Lehman Brothers, en 2008.