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Little Island, la isla flotante que Nueva York construyó sobre los destrozos del huracán Sandy

Little Island nació para reconstruir el muelle 55 de Nueva York, que un huracán del año 2012 había desplomado. Curvo y literalmente sobre el agua, es un colchón verde que culmina en un anfiteatro con vistas estratégicas sobre la ciudad y el río Hudson.

Miercoles, 14 de Setiembre de 2022

Un parque dentro de un parque. Eso es Little Island, hoy una hermosa isla de Nueva York que tiene la forma de una flor que el visitando visita como abeja o colibrí saltando de un pétalo al otro.

Entre los barrios Chelsea y Meatpacking District, el alcalde de Nueva York inauguró esta nueva atracción verde en plena pandemia, en mayo de 2021, por una sencilla razón: darle a los neoyorkinos una nueva razón para derrotar el miedo al coronavirus, el trauma del encierro y animarse a salir al aire libre.

Así, en el Pier (muelle) 55, Little Island es una vía verde sobre el Hudson River, dentro del Hudson River Park, que ya existía.

Aunque pareciera que le haya tocado un rinconcito de Manhattan, una mirada del lugar en 360 grados, cambia completamente la perspectiva: al sur, se ve a lo lejos el mirador del One World Trade Center, hoy el edificio más alto de Nueva York, construido exactamente donde estuvieron las Torres Gemelas, que el atentado terrorista del 11 de septiembre de 2001 borró del mapa.

MDN

Al norte de Little Island, se distingue el icónico e inoxidable Empire State Building y varios puntos estratégicos:

otro espacio flamante, Hudson Yards, el barrio inaugurado en 2019, que puede recorrerse “en altura” caminando por arriba de él….

… sí, por arriba de Hudson Yards, gracias a The Highline, otro paseo nuevo más, finito, alargado y paralelo a una línea férrea en desuso, que une el Whitney Museum con Vessel, otro estreno del área.

Vessel, un edificio bastante extraño y caro -US$ 200 millones- nacido de la mano del arquitecto británico Thomas Heatherwick. Aunque el nombre –Vessel- remite a una vasija, la construcción es un enjambre de láminas de acero color cobre, más parecida a un panal de abejas que a un florero.

El exterior de Vessel marca el punto central del barrio Hudson Yards y lo refleja por los cuatro costados. Por dentro, sin embargo, es un laberinto de 54 escaleras, 2,500 peldaños y 80 plataformas de descanso para los visitantes que lo único que desean es un respiro a tantas escaleras (los neoyorkinos las aman, están por todas partes, ¡no olvide las zapatillas cuando haga la valija!).

y The Shed (US$ 500 millones), otra de las perlitas de Hudson Yards: ¡un edificio traslúcido sobre ruedas! Sí 8 pisos montados sobre inmensas ruedas de acero de ferrocarril, que es “desmontable”; es decir, puede correrse cuando moleste, ampliarse o incluso reducirse, según se quiera.

La isla flotante de Nueva York

Volviendo a Little Island, de eso se trata, mezcla de arte, naturaleza y reconstrucción, esa isla artificial fue un auténtico respiro para la población.

Little Island vino al mundo para reparar los daños del huracán Sandy que, en octubre del 2012, se ensañó con Nueva York, destrozando el Pier (muelle) 54.

En verano, hay espectáculos de calidad, tanto de día como de noche. En esta foto, bailarines del American Ballet Theater.

Público y exótico como otros parques neoyorquinos, la obra de US$ 260 millones fue financiada por un matrimonio magnates, la diseñadora de moda belga Diane von Fürstenberg y el octogenario Barry Diller, un empresario californiano de medios de comunicación (Fox Broadcasting, Expedia Group, USA Broadcasting, etc).

“Lo que tenía en mente era construir algo para la gente de Nueva York y para cualquiera que lo visite, un espacio que a primera vista fuera deslumbrante y que al usarlo hiciera feliz a la gente”, según explicó el mismo Barry Miller después de firmar los cheques, en 2013.

Diller había imaginado un espacio que permitiera crear una experiencia inmersiva con la naturaleza y el arte. Y le Salió bien.

Se asoció con Hudson River Park y contrató a MNLA y el Heatherwick Studio (el que diseñó Vessel). Mirando el lugar, la inspiración tardó ocho años en terminar de plasmarse: un nuevo muelle “flotante” y con ondas, pero no de pilotes tradicionales sino de otros de cemento reforzado que pudieran soportar 350 toneladas de peso –cada uno- , enterrados 61 metros debajo del agua.

Coronaron los extremos de cada pilote, con “pétalos” de material de 6 metros de diámetro, especies de macetones rellenos de tierra que se recorren con ascensos y descensos por senderos curvos que prometen hermosas vistas en todas las direcciones.