El gabinete de seguridad analiza reanudar las negociaciones por una tregua con Hamas.
Tel Aviv vivió una de las manifestaciones más multitudinarias desde el inicio de la guerra en Gaza. Miles de personas colmaron la Plaza de los Rehenes y las calles aledañas en una jornada nacional de protesta contra la decisión del Gobierno israelí de expandir la ofensiva militar, en lugar de priorizar un acuerdo para la liberación de los secuestrados.
Los manifestantes portaron carteles con fotos de los cautivos, banderas israelíes y amarillas, símbolo de apoyo a los rehenes.
En el escenario, Noam Perry, hijo de Haim Perry -secuestrado por Hamas el 7 de octubre de 2023 y fallecido en cautiverio- expresó en inglés: "Mi padre y otros 41 rehenes asesinados en Gaza revelan una terrible verdad: cada día adicional de guerra pone en peligro a los que siguen vivos".

Dos misiles lanzados con pocos minutos de diferencia impactaron en el cuarto piso del centro de salud. Hay al menos 20 víctimas.
Noam también apeló directamente al presidente estadounidense: "Presidente Trump, mire a esta multitud, mire las imágenes de las calles de Israel. El pueblo de Israel está votando con sus pies: la nación quiere que la guerra termine y que los rehenes vuelvan a casa. Para mi padre ya es tarde, pero usted aún puede salvar a los demás y ser recordado como el presidente que hizo historia".
Además de la concentración en Tel Aviv, hubo manifestaciones frente a la embajada estadounidense y en las residencias de varios ministros. Las protestas se realizaron en la antesala de una reunión del gabinete de seguridad israelí, que podría analizar la reanudación de las negociaciones de tregua.
Qatar, Egipto y Estados Unidos esperan la respuesta de Israel a una propuesta aceptada por Hamas: un alto el fuego de 60 días acompañado de la liberación escalonada de rehenes a cambio de presos palestinos.

Estas muertes elevan a 289 el número total de víctimas por esta causa, entre ellos 115 niños, desde el inicio de la ofensiva bélica israelí.
Mientras tanto, la presión social crece. Los familiares de los cautivos insisten en que el tiempo corre en contra de sus seres queridos y que cada jornada sin acuerdo puede costar más vidas.