Uno de cada tres turcos es obeso según los datos de la Organización Mundial de la Salud en 2023, por lo que el país comenzó con esta iniciativa en un intento de mejorar el bienestar de su población.
Turquía ha puesto en marcha una campaña nacional para medir el peso y la altura de millones de ciudadanos en espacios públicos, como parte de una estrategia del gobierno para frenar los crecientes índices de obesidad. Sin embargo, la iniciativa ha desatado controversias, tanto entre especialistas en salud como en la opinión pública.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de cada tres adultos turcos tenía obesidad en 2023, lo que posiciona al país como el más afectado por esta enfermedad en Europa. La tendencia se ha incrementado de forma sostenida desde 1990, cuando apenas uno de cada cinco adultos presentaba esta condición.
El ministro de Salud, Kemal Memisoglu, anunció hace diez días el lanzamiento de un programa que se implementará en todas las provincias del país. El objetivo: pesar y medir la altura de al menos 10 millones de personas antes del 10 de julio. Los controles se están realizando en plazas, eventos al aire libre y otros espacios públicos, donde el personal sanitario calcula el índice de masa corporal (IMC) de los ciudadanos y les entrega una tarjeta con la categoría correspondiente. Aquellos identificados con obesidad son derivados a un dietista local.
"Con base en estas mediciones, las personas pueden ver directamente una tarjeta informativa que indica si están en la categoría de obesidad", explicó a la agencia EFE Ilhan Yetkin, endocrinólogo y miembro del consejo de la Fundación Turca de la Obesidad (TOV).
La campaña ha generado reacciones mixtas. Mientras algunos ven con buenos ojos el intento de crear conciencia, muchos usuarios en redes sociales se han burlado de la iniciativa, calificándola de invasiva, estigmatizante y poco efectiva.
"Queridos jóvenes, leo lo que escriben en las redes sociales. Son muy divertidos, pero el tema del sobrepeso es serio", respondió el ministro Memisoglu desde su cuenta oficial en X (antes Twitter), en un intento por suavizar el impacto del debate digital.
A pesar de reconocer la gravedad del problema, los especialistas sostienen que el enfoque es insuficiente. "En un país que ocupa el primer lugar en Europa en obesidad, esto es claramente insuficiente para generar conciencia", afirmó Yetkin, quien sostiene que la verdadera solución pasa por la educación temprana y la promoción de un estilo de vida saludable.
"El Ministerio de Salud debe crear una estrategia integral que involucre a todos los sectores de la sociedad como voluntarios, eleve el nivel educativo y genere condiciones para una vida activa", subrayó.
La prensa también ha alzado la voz. El diario Evrensel calificó la medida como una "cacería de obesos" más que una política sanitaria efectiva. "Luchar contra la obesidad no debería convertirse en una 'cacería' pública de personas con sobrepeso", escribió el medio en un editorial crítico.
Las cifras no dejan lugar a dudas sobre la urgencia del problema. Si la tendencia continúa, para 2030 se estima que la mitad de las mujeres turcas y un tercio de los hombres serán obesos. La situación entre los más jóvenes también es preocupante: las tasas de obesidad infantil se han duplicado en los últimos 30 años, lo que anticipa un futuro con mayor prevalencia de enfermedades crónicas como diabetes y afecciones cardiovasculares.
Aunque el gobierno defiende la campaña como un esfuerzo por "visibilizar" el problema, las críticas apuntan a la necesidad de políticas más estructurales que aborden las causas profundas de la obesidad, en lugar de limitarse a exponerla en el espacio público.