Según confirmó The Jerusalem Post, fueron atacados cerca de una docena de objetivos vinculados al grupo rebelde respaldado por Irán. Se trata del sexto bombardeo israelí contra posiciones hutíes desde julio de 2024, en un contexto de más de 400 agresiones lanzadas por ese grupo contra Israel desde el inicio de la guerra.

El último operativo de esta magnitud había sido el 11 de enero, antes de que Donald Trump asumiera la presidencia. Desde entonces, Israel había confiado en que los más de 1000 ataques aéreos ejecutados por Estados Unidos bajo su mandato fueran suficientes para frenar las ofensivas sin requerir una implicación directa de Jerusalén. Pero el reciente ataque cerca de Tel Aviv obligó a modificar esa estrategia.

En enero, Israel, Estados Unidos y Gran Bretaña realizaron la mayor operación coordinada de la guerra hasta ese momento, con bombardeos sobre instalaciones militares hutíes, como la central eléctrica de Hezyaz y los puertos de Hodeidah y Ras Issa. Más de 20 aeronaves israelíes participaron en esa ofensiva, y se lanzaron unas 50 municiones sobre objetivos estratégicos.

Ahora, el canciller de Irán, Abás Araghchi, reaccionó con dureza y acusó a Israel de buscar una escalada regional. En un mensaje publicado este lunes en la red social X, afirmó que el primer ministro Benjamin Netanyahu está "INTERFIRIENDO directamente en el gobierno estadounidense para ARRASTRARLO hacia otra CATÁSTROFE en nuestra región".

El funcionario iraní advirtió que cualquier intento de guerra contra Irán sería respondido con firmeza, y acusó a Israel de poner en riesgo la estabilidad de todo Medio Oriente.

Según fuentes occidentales, los nuevos ataques apuntaron no solo a infraestructura militar hutí, sino también a instalaciones económicas de uso dual -como puertos, aeropuertos y plantas de energía- con el objetivo de debilitar la capacidad logística del grupo. También se reportó que uno de los bombardeos alcanzó la plaza principal de Saná durante una manifestación en apoyo a los palestinos en Gaza.

Agencia AFP