La neuroarquitectura se vale de las neurociencias para pensar las construcciones del mañana. Los mejores tips para lograr espacios armónicos y relajados.
Está demostrado científicamente y en sitios experimentales que la presencia de la naturaleza verde, vegetación, elementos verdes, paisajes y plantas relajan el estado emocional y bajan el nivel de estrés, como así también que techos altos propician las actividades creativas y artísticas, mientras que los bajos favorecen la concentración, el trabajo rutinario y la sensación de seguridad para dormir.
Vivimos cada vez más estresados. No es ninguna novedad. La pandemia que irrumpió en el escenario global a fines de 2019 y se declaró como tal en marzo de 2020 hizo que cambiaran paradigmas y se aceleraran procesos de transformación. La arquitectura no se quedó afuera.
Los profesionales de la construcción hablan con cada vez más frecuencia de la neuroarquitectura. ¿Qué es? Básicamente es tener en cuenta las emociones de las personas a la hora de tomar la pluma y empezar a trazar líneas.
Se trata de una tendencia que combina enfoques de la neurociencia y considera los aspectos psicológicos a la hora de planificar y diseñar ambientes, estructuras y construcciones. El rol de los colores, texturas y formas redondeadas es protagónico.
“Cuando leemos que la neuroarquitectura y sus ideas comenzaron a cristalizar aproximadamente en 1950 con Jonas Salk, es decir la relación entre las neurociencias y la arquitectura y nos dicen cómo influye una construcción o un edificio en nuestras emociones y creatividad, nos asombramos, pero un minuto después recordamos el legado de la antigüedad con sus pirámides, templos, basílicas, etc. y nos damos cuenta que estamos redescubriendo la pólvora”, introdujo a Infobae el médico neurólogo y neurofisiólogo director médico del Instituto de Neurología de Buenos Aires (INBA), Alejandro Andersson.
El neurólogo explicó que desde la Antigüedad los seres humanos conocen este concepto y utilizan los edificios para expresar y provocar emociones en la gente, lo vemos más que nada en la arquitectura religiosa. Lograban crear un ambiente sagrado, místico, misterioso, monumental, de imponencia y poder, gracias a la elección apropiada de las escalas, alturas, el uso deliberado de la iluminación, de los colores, la acústica y la simetría. Así lograban transmitir ideas, estados de ánimo y sentimientos entre otras mega construcciones. “Hay una íntima relación entre la arquitectura y las neurociencias, puede haber una sinergia entre ellas”, precisó.
“El cerebro frente a la arquitectura vive una experiencia, en donde las personas que transitan estos lugares aprenden, se comunican y trabajan dentro de estos espacios, por lo cual es muy importante entender cómo funciona el cerebro humano en la percepción de la espacialidad y eso nos permitirá usar estrategias en el diseño para generar determinados sentimientos, creatividad”, amplió Andersson.
Consultado por Infobae, el prestigioso arquitecto Javier Goldenberg, dio su visión en relación a los “imprescindibles” a la hora de crear espacios armónicos: “Cuando buscamos un lugar en la ciudad que nos ayude a relajarnos, respirar pausadamente y liberar las tensiones, creo que lo encontramos cuando nos brinda silencio, visión y elementos de la naturaleza”.
"En este sentido, para lograrlo podemos contar con la ayuda de la tecnología de la construcción y de la elección de materiales nobles. Con esto me refiero a las aberturas con doble o triple vidriado hermético, paredes de hormigón alveolar, pavimentos de madera o piedras naturales y por supuesto plantas y flores de interior o exterior”, añadió.
Según Goldenberg, la iluminación es clave, en donde “con muy poco, podemos ajustarla a nuestro estado de ánimo de manera sencilla con lámparas wifi y su correspondiente app”.
“No puedo dejar de mencionar a la música y las distintas opciones para reproducirla en sistemas inalámbricos del tipo bluetooth o wifi para los más exigentes, como así también explorando en paredes especialmente pensadas para lograr la mejor acústica, los mejores tonos y sonidos”, agregó.
¿Qué nos falta? “Nuestro olfato, para esto tenemos las tradicionales varillas de incienso pero también las lámparas eléctricas de aceite recargables con esencias de todo tipo, algunas de ellas pueden sumar agradables efectos lumínicos”, precisó.
María del Mar Danuzzo, arquitecta experta en neurología, recomendó ante la consulta de Infobae: “Cuando estas arrancando a diseñar hay que tener en cuenta que la luz y la ventilación son dos factores super importantes, entonces la ubicación de las ventanas va a ser clave a la hora de proyectar. Siempre tratar de ventilar e iluminar naturalmente todos los ambientes y si es ventilación cruzada mucho mejor”.
“Otro componente a tener en cuenta desde los inicios de la obra es la altura de los techos, hay medidas mínimas que tenemos que tratar de respetarlas. Los espacios amplios e integrados también generan sensación de paz, sumado al ángulo de las paredes, no es muy usual hacer ángulos cerradas, pero tampoco intenten innovar en esto, está estudiado que resulta incómodo al uso y a la visual, ya que genera tensión”, aconsejó la experta.
Danuzzo cree que es importante destacar que al avanzar con la obra gruesa empezamos a pensar en la decoración y en las terminaciones, al definir la iluminación artificial hay que tener en cuenta que se eligen dependiendo de los espacios y usos, pero si hablamos de reducir el estrés y en ambientes de descanso optaríamos por una luz cálida o neutra.
"Colores y texturas aportan un montón, elijamos colores claros como blancos rotos, beige o grises, evitar colores saturados o fríos ya que nos mantienen en sensación de alerta. Podemos incorporar plantas a los ambientes y elementos de la naturaleza... si hablamos de diseño biofiíico”, ejemplificó la arquitecta.
De acuerdo a Andersson, quien además de ser neurólogo, es un reconocido docente e investigador, “hemos tomado consciencia y tenemos las herramientas que nos otorgan los avances de las neurociencias y la neurofisiología para poder explicar y entender la forma en que percibimos el mundo que nos rodea, el espacio, el entorno físico en donde pasamos la mayor parte de nuestra vida y cómo afecta esto a nuestro intelecto, nuestra emocionalidad, voluntad y capacidad de resolver nuestros problemas”.
“La neuroarquitectura es un entorno construido y diseñado con los principios derivados de las neurociencias, para crear espacios que favorezcan la memoria, las habilidades cognitivas y por supuesto que generen una creatividad que parta de buenos sentimientos y armonía en nuestra emocionalidad, importantísimo que logre bajos niveles de estrés”, definió.
Para el experto, cuando pensamos en la memoria espacial y entendemos que necesita referencias visuales para determinar nuestra ubicación y orientación dentro de un determinado lugar. ¿Qué ocurre cuando esto no ocurre? Se retrasa el aprendizaje de la ubicación y se activa la respuesta de estrés, de alarma. Esto indica que es muy importante incorporar elementos de diseño que permitan el reconocimiento espacial y la recordación para tener bajos niveles de estrés.
“Se ha demostrado que la presencia de la naturaleza, del aspecto verde como vegetación, paisajes que se pueden ver o conectan con la construcción relajan el estado emocional y también bajan el nivel de estrés. El observar espacios con presencia de árboles, arbustos y todo tipo de verde a través de una ventana, la presencia de plantas en interiores, todo esto rebaja los niveles de ansiedad”, advirtió y completó, “hay muchos descubrimientos interesantes, por ejemplo se ha demostrado en sitios experimentales que los techos altos propician las actividades creativas y artísticas mientras que los bajos favorecen la concentración, el trabajo rutinario y la sensación de seguridad para dormir”.
Gabriel Wajnerman, arquitecto integral de proyectos, dio sus tips para lograr crear desde su área de expertise, un ambiente antiestrés y armónico: “comienza desde el orden, cada cosa debería tener su lugar y guardarse, ubicarse según su naturaleza”.
“Es clave una ventana, o punto focal, ya que persigue quietud y silencio, además de enfoque y concentración, es decir un atractor de atención, que te lleve a meditar naturalmente”, aconsejó.
Para Wajnerman otro recurso valioso puede ser una ventana habitable, con profundidad y almohadones, sería un buen ejemplo del punto anterior. Un banco largo, sillones. Lugar donde sentarse, permanecer, podrían perseguir la idea de descanso, de parar, y así experimentar ese espacio en tiempo presente, desde el confort.
“Las texturas amigables y la nobleza del material puro garantizan una conexión con lo genuino, lo verdadero, por tanto conecta con la emoción”, detalló el arquitecto, gabrielwajnerman.arq en Instagram.
Y concluyó: “una paleta de colores complementarios, en equilibrio, siempre despertará la sensación de armonía”.
Fuente: Infobae