Desde la chatarra al arte: cómo un herrero convierte el reciclaje en movimiento deportivo
Guillermo Galetti es herrero y ha convertido la chatarra en un arte.
Lunes, 1 de Setiembre de 2025
Guillermo Galetti, apodado "Ladrón de Chatarra", es docente de Educación Física y herrero de profesión. Con ingenio y creatividad, transforma material reciclado en caricaturas biomecánicas que reproducen movimientos de distintas prácticas deportivas, logrando piezas únicas que combinan arte y deporte.
En 2020, Galetti comenzó a compartir su trabajo en redes sociales. Sin planificación previa, sus obras captaron la atención de miles y hoy cuenta con casi 400.000 seguidores, convirtiendo su pasión en un fenómeno online.
Actualmente, su objetivo es sumarse a proyectos solidarios, seguir innovando y hacer de la felicidad algo compartido. Cada creación refleja no solo su talento, sino también su compromiso con la sociedad y el cuidado del medio ambiente, reutilizando materiales de manera artística.
Nacido en Campana, en el norte de Buenos Aires, Guillermo pasó gran parte de su infancia y adolescencia en Quequén, donde aprendió a entretenerse y desarrollar su imaginación desde pequeño: "Había que tener imaginación para fabricar las cosas, y esa era mi diversión desde chiquito", recuerda.
Desde hace 18 años, eligió Villa La Angostura como su hogar y taller, lugar donde continúa desarrollando su arte, fusionando deporte, reciclaje y creatividad en cada obra que realiza.
Una de sus obras más emblemáticas surge de la frase: "Remar en dulce de leche: Poner empeño en resolver un problema que amerita mucho esfuerzo". Guillermo creó un muñequito de metal articulado que practica remo en un tarro de dulce de leche, simbolizando tanto la argentinidad como su propia historia.
Comenzó su vida en Villa La Angostura construyendo, junto a su esposa, una casa de dimensiones mínimas. Años más tarde, esa construcción evolucionó y un sector pasó a convertirse en su taller creativo. Como describe el artista: "Es una parte de la casa semienterrada, con poca iluminación natural, y que tiene adosado un techo. Es una habitación que en su contorno tiene un montón de cosas colgadas que van desde chapas, alambres y recortes de objetos viejos como carritos de supermercado, juguetes y descartes de maquinarias".
El taller cuenta con un espacio central libre y algunos banquitos de trabajo. Aunque Guillermo confiesa que desearía más espacio, reconoce que se siente privilegiado y agradecido por lo que tiene a su alcance: "Creo que es un lugar que está en sintonía con lo que soy; es muy simbiótico conmigo", explica. Además, considera que en este ambiente surgen sus mejores ideas: "Hay un montón de cosas desparramadas por todos lados que en algún momento se ordenan y crean algo concreto"
