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La historia de “amor” de Michael Jackson y Debbie Rowe, la enfermera que se convirtió en la madre de sus hijos

El Rey del pop soñaba con convertirse en padre y conoció a la mujer que posteriormente rechazó quedarse sin la custodia de los niños y luchó para recuperar su cariño

Domingo, 8 de Enero de 2023
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Todo comenzó en 1996, después de que Michael Jackson y Elisa Presley firmaron su divorcio. El cantante de entonces 38 años de edad estaba enfrentando su decepción amorosa en medio de la fama mundial que había alcanzado con éxitos como Bad, The way you make me feel o Dirty Diana -una pieza que enloqueció a la monarquía inglesa cuando la cantó por petición especial de Lady Di durante su presentación en Londres 1988-.

Más allá de su separación lamentaba que no había conseguido uno de sus sueños más importantes: ser padre. El cantante constantemente compartía su sentir con sus seres queridos y personas de confianza entre quienes estaba su dermatólogo, Arnold Klein. Y es que el Rey del Pop frecuentemente visitaba a su especialista porque padecía vitíligo, una enfermedad que afecta la pigmentación de la piel.

Fue dentro del consultorio del Dr. Klein donde Michael Jackson conoció a Deborah Rowe. Para ese entonces, la estrella estadounidense y la enfermera tenían aproximadamente 15 años de conocerse, por lo que no resultó extraño que las consultas dermatológicas también sirvieran como un diván para que el cantante sacara sus problemas.

Fue así que el intérprete de Thriller abrió su corazón para confesar que tenía miedo de no poder ser padre, pues en ese momento veía muy complicado comenzar una relación estable con otra mujer que tuviera su mismo sueño. Cuando Debbie -como le decían a la asistente- escuchó las penas de su ídolo puso sobre la mesa la posibilidad de alquilarle su vientre para engendrar sus hijos y el Rey saltó de alegría.

Los rumores crecieron cuando se confirmó que se casaron justo el mismo año, 1996. Las pocas fotografías de su inesperado enlace matrimonial le dieron la vuelta al mundo, pues no parecían tan enamorados. De hecho, se dice que en ningún momento se dieron un beso en la boca, solo en la mejilla, además de que sus sonrisas fueron discretas y ninguno de los dos portó un traje clásico para un evento tan especial.

Tras el nacimiento del bebé continuaron con un segundo proceso de inseminación que tuvo como resultado la llegada de Paris, la hija más polémica del cantante. Como otras celebridades, Jackson procuró resguardar la identidad de sus hijos, por lo que siempre que salían a la calle les cubría el rostro. Sin embargo, cuando se difundieron unas fotografías de la familia se comenzó a especular sobre su paternidad. Y es que ninguno de los dos bebés heredó sus características, pues tienen piel clara, cabello rubio y ojos de color.

Por esta razón, muchos consideran que la historia de amor entre Michael Jackson y Deborah Rowe nunca existió, pues en realidad habría sido un mutuo acuerdo entre una fanática y el Rey del Pop donde ambas partes salían ganando.

“Todas las partes están decididas. No hay mejor situación para estos niños que ser educados y cariñosamente criados por la señora Katherine Jackson”, dijo el abogado.

Fue así que Debbie Rowe consiguió un permiso especial para poder convivir y recuperar su relación con sus dos hijos. A partir de ese momento, Joseph y Paris comenzaron a construir una nueva historia con ambas familias.