El uruguayo se consagró campeón de Gran Hermano este martes y ahora todo su círculo familiar salió a hablar.
Tato Algorta hizo historia en Gran Hermano 2025. Con apenas 29 años, el joven oriundo de Uruguay no solo se convirtió en el primer participante de su país en consagrarse campeón del reality, sino que lo hizo con una contundencia aplastante: obtuvo el 62,8% de los votos en la final, dejando atrás al cordobés Ulises Apóstolo, que alcanzó el 37,2%. La definición, seguida por millones, reflejó el respaldo del público a un jugador que supo romper esquemas desde su primer ingreso a la casa.
El debut de Tato se remonta al 2 de diciembre de 2024, cuando cruzó el umbral junto a otros 23 participantes. Según él mismo recordó, aquella noche tuvo una visión: "Recuerdo la mesa larga, con todos brindando y charlando e inmediatamente imaginé que el ganador podría ser Ulises, porque no paraba de hablar, de meter chistes, de desplegar su histrionismo". Sin embargo, la historia quiso que ambos llegaran al duelo final, representando dos estilos muy distintos de juego.
Tato Algorta apostó desde el primer momento a una personalidad frontal, incluso arriesgada, como quedó demostrado en su casting, que generó múltiples reacciones tanto adentro como afuera del programa. Allí lanzó frases que no pasaron desapercibidas, como su intención de "ser el primer uruguayo en ganar", su crítica al silencio de Marcos Ginocchio -ex campeón de una edición anterior-, y una declaración que levantó polémica sobre su relación con las mujeres: que "más de una iba a querer estar con él", porque venía a "generar discordia".
Sus padres, Fernando y Rosario, hablaron sobre ese inicio mediático en una entrevista con Cortá por Lozano. "Él nos había advertido que cuando viéramos el casting, bueno, él había hecho un casting fuerte. Incluso varias veces nos dijo '¡Muy, muy fuerte!'", relató su madre, con tono entre el orgullo y la resignación. Rosario también confesó que uno de los mayores miedos de su hijo era no poder mostrar su verdadera personalidad si quedaba eliminado temprano, algo que finalmente no ocurrió. "Lo pudo hacer. ¡Y es mucho más!", remarcó.
Fernando, su padre, también se permitió opinar con humor sobre aquel material inicial: "¿Es necesario verlo otra vez? ¡Ya terminó! Es un chico seguro, pero la verdad que en el casting estaba un poco pasado de rosca. Igual fue un invento para entrar".
Pero más allá de los inicios polémicos, el recorrido de Tato dentro de la casa mostró múltiples matices. Forjó vínculos sólidos, como el que tuvo con Luz Tito, su gran aliada y tercera finalista, con quien integró el grupo conocido como El Tridente. La conexión entre ambos fue una de las más destacadas del ciclo, junto con su carisma y capacidad para adaptarse a los distintos climas de convivencia que propuso la casa.
El triunfo de Tato no solo representa un hito para Uruguay en el formato, sino también una reafirmación de que la autenticidad -aunque desafiante- puede ser premiada por la audiencia. Su paso por Gran Hermano dejó en claro que el reality no se trata solo de estrategias o personajes creados para la cámara, sino también de saber sostener una personalidad fuerte sin perder la conexión con el público.