Cada vez más documentos importantes terminan en una nube remota en la que conviven con otros materiales descartables
Antes de que la demencia digital ataque, es mejor prepararnos. En primer lugar, la inteligencia artificial llega esta vez para ayudarnos. Tanto Apple como Google, dos de los grandes reservorios de contenidos digitales que usamos hoy los usuarios, están usando la IA para ayudarnos a etiquetar y ubicar de manera fácil determinados momentos, objetos o personas.
Por ejemplo, si buscamos los videos de nuestro perro, basta con escribir “perros” para que aparezcan todos los videos y fotos donde aparezca cualquier perrito que se haya cruzado por nuestra lente. Hay muchos filtros que permiten buscar por rostro, por tipo de documento, por ciudad o hasta por eventos (escribir recital, partido, cumpleaños también funciona para encontrar materiales específicos).
Todas esas herramientas nos permiten seleccionar y separar por carpetas ordenadas cada universo. Además de la inteligencia artificial, precisamos, sobre todo, de la paciencia real. Vaciar el basurero de manera periódica y limpiar el baúl digital de fotos o documentos innecesarios, nos permite acceder de manera más simple a lo que sirve, pero requiere de algunas horas al mes de ojo humano borrando todo lo que sume a los “desechos”, que además ocupan lugar que aunque parece infinito se termina más temprano que tarde.
Los meses del verano, un poco menos frenéticos, pueden darnos esas horas que necesitamos para darle orden a nuestro acervo digital. Yo estaré entre los que lo hagan, quiero empezar el 2024 con un mundo digital de más fácil acceso y funcional a mis necesidades.