Heredero de la entidad financiera de capital privado argentino más grande del país, dirige el club de fútbol más importante y exitoso, empezó su carrera laboral conociendo la actividad bancaria desde el llano hasta llegar a director financiero, superó las dificultades que le generó en su infancia la dislexia, y reflexiona sobre el legado paterno, la grieta, el presente económico y político, y la amistad con Sergio Massa.
PERFIL
—Tu padre se definía a él mismo como banquero y peronista. Vos, que sos hincha de River, igual que él, ¿te definís también como peronista?
—Bueno, banquero, indudablemente. Nací prácticamente en un banco y mi primer trabajo fue un banco y sigue siéndolo. Me parece que en esta época tan moderna, generacionalmente ya no hablamos tanto de partidos políticos. Sí, indudablemente, me gusta la política y me siento más identificado con algunos candidatos que con otros.
—¿Pero podríamos decir más cerca de un pensamiento nacional y popular?
—Sí, eso lo podría decir. Reconozco muchas cosas del partido peronista, del cual creo que naturalmente requiere una readecuación, o sea, un partido que trabajó con las masas, que trabajó por los que menos representados estaban. Creo que fue un pilar importante del crecimiento de la Argentina de hace setenta años. Naturalmente, creo que hoy el peronismo, como pasa en todas las instituciones, requiere de una modernización en sus pensamientos.
—Cerramos los partidos políticos y vayamos a cosas más profundas de la ideología. Vos te definís en River, si no entiendo mal, como el partido que se llama Filosofía River, ¿cómo podrías explicar tu propia visión de la vida desde un punto de vista más allá de lo partidario? ¿Cuál es tu mirada de la economía, de la cultura? Yo me acuerdo de una definición clásica del “New York Times”, que era de derecha en lo económico, de centro en lo político y de izquierda en lo cultural, que es la definición que tiene la socialdemocracia en Europa, por ejemplo, ¿te sentirás representado con esa definición?
—Sí, totalmente. Yo soy un fanático del pragmatismo y de qué es lo que necesitan en determinado momento las instituciones. O sea, creo que hay cuestiones que pueden estar bien en una determinada institución en un determinado momento, pero eso requiere que sea un movimiento en el tiempo. Por ejemplo, ahora está de moda la expresión ajuste fiscal. El ajuste fiscal en este sentido, en este país, debe ocurrir por obligación, no por elección. Porque, en definitiva, cuando uno gasta más de lo que le ingresa, si uno no tiene financiamiento externo, lo único que tiene para discutir es emitir y seguir gastando o ir por el camino de la corrección. Esas son cuestiones que tal vez en otro país del mundo, en período de pandemia, uno podría decir, bueno, vamos a emitir de más porque hay un proceso de recesión, porque la inflación que tenemos es del 3% y porque queremos llevarla al 7%. Hablo en términos anuales, pero creo que hay discusiones que se tienen que empezar a agotar en este país porque ya no hay más margen para eso.
“Reconozco muchas cosas del partido peronista, del cual creo que naturalmente requiere una readecuación”
—En una entrevista en enero de 2020, que dio tu padre para el diario PERFIL, creo que fue la última, era optimista respecto del Frente de Todos, decía que Alberto no iba a tener a Cristina en contra para que le vaya mal, ¿qué pensás que pasó con esa relación entre Alberto y Cristina, que finalmente no fue lo que, no solamente tu padre, sino mucha gente esperaba?
—Primero, el Gobierno no terminó, naturalmente en estos dos años y medio que lleva las cosas no han ido bien para el país, una pandemia en el medio. A mi entender, poca capacidad de reacción para los cambios de los contextos macroeconómicos y serios problemas políticos dentro de su frente y hacia afuera. Pero tampoco creo que Cristina desee que a Alberto le vaya mal, de ninguna manera pienso eso porque no le conviene a nadie, no le conviene a su partido político, no le conviene a ella. Sí creo que ante determinadas acciones del Gobierno, ella ha impedido que determinadas cosas ocurrieran porque a su entender eran incorrectas, y eso fue generando una inacción dentro del Poder Ejecutivo, en el cual muchas medidas que había que tomar, o que ellos creían que debían tomar, no terminaban tomándolas por miedo a que ella las bloquee. Y eso es lo que hace unos minutos hablamos de la inacción que ha sabido tener este gobierno en estos dos años y medio.
—Hay una entrevista tuya en 2021 con Iván Schargrodsky en su blog Cenital, vos decías, te leo textualmente: “La parte más compleja de la pandemia ya pasó y ahora podríamos empezar a ver los beneficios económicos de la salida”. ¿Se puede echar toda la culpa a la guerra en Ucrania de que no vimos esos beneficios?
—Los beneficios macroeconómicos de la pandemia, aun con la guerra, existen. Lo que pasa es que la pospandemia y la guerra, esto es muy triste decirlo, pero inclusive la guerra, le podrían haber traído beneficios a la Argentina, que tienen que ver con la exportación básicamente de commodities agropecuarias. Pero eso también traía aparejado un incremento en los precios de la energía, fundamentalmente, que es una variable de importación muy importante de la Argentina y que nosotros no nos hemos movido en los tiempos que se requería, concretamente lo que se demoró el gasoducto, concretamente lo que hemos demorado en hacer un ajuste de tarifas. Increíblemente discutíamos algo, mientras que los países más ricos del mundo, personas con un poder adquisitivo diez veces superior al nuestro, gastan 1/3 de los kilowatts que gastamos los argentinos. Entonces es difícil cuando uno va a pedirle plata al mundo, porque le explicamos que en este país hay pobreza, ellos te responden que el consumo de energía en la Argentina es dos o tres veces superior a los países más altos del mundo y eso está financiado con déficit fiscal.
“Tampoco creo que Cristina desee que a Alberto le vaya mal, de ninguna manera pienso eso porque no le conviene a nadie”
—Acabás de decir que algunos beneficios se ven. Recientemente se conoció el último mes de utilización de la capacidad industrial, que es 70% total récord en los últimos cinco años. Yo recuerdo que tu padre me decía siempre que había un área que nunca iba a dejar, que era la del control de riesgo de crédito, de ser el que estaba midiendo si había que darle crédito a una empresa o a otra, porque ahí estaba el termómetro de la economía. ¿Sigue creciendo la economía argentina o se estancó en el segundo semestre?
—Hay dos cuestiones que hay que ver, o que miramos desde los bancos dentro de la micro nuestra, que tiene que ver con el nivel de actividad. La demanda de crédito es una, y la otra es la morosidad, el índice de cheque rechazado y el índice de concursos y quiebras. Todo eso está en el mejor, no diría de la historia, pero por lo menos de mis 26 años de banco, nunca hubo menos morosidad, nunca hubo menos cheques rechazados, nunca hubo menos compañías en concurso y en quiebra. También, el dato que vos dabas de la ocupación de la industria, ocurre algo parecido con la construcción. Por eso a veces es difícil de explicar, con tanta construcción privada, con tanto nivel de actividad privada, cuando uno necesita bajar el gasto público, por qué está tan alto el nivel de inversión pública en la construcción.
—Decías también en el mismo reportaje, nuevamente estábamos en 2021, recién saliendo de la pandemia: “La gestión de este gobierno para mí no empezó, fue hasta ahora la administración de la pandemia”, ya pasó un año y medio y se podría decir que ahora va a comenzar la gestión del Gobierno. Ahora, con la inclusión de Sergio Massa como ministro de Economía, ¿comienza la gestión del Frente de Todos, se está produciendo lo otras veces anunciado?
—Claramente hoy se ve una conducción, uno puede estar a favor, uno puede estar en contra. A mi entender, todo lo que tiene que ver en materia de ajuste fiscal, de hacer más eficiente el gasto, eso era indispensable para llevar el gasto público y el déficit fiscal adonde debíamos llevarlo, adonde nos comprometimos con nuestros acreedores. En materia monetaria también creo que era necesario llevar la tasa de interés por encima de la tasa de devaluación y por encima de la tasa de inflación, porque si no, le estás generando un incentivo a que esa inflación se termine espiralizando. Todavía creo que falta que terminemos de entender en materia cambiaria cómo se va a resolver el déficit que tenemos de dólares, que podemos explicarlo, tiene mucho que ver con cuestiones energéticas, pero el problema está y si no se resuelve rápidamente, la faltante de dólares va a ser un ancla al crecimiento del país.
—¿Qué espectativas tenés de la economía bajo la gestión de Massa?
—Por el inicio de la gestión, muestra ser algo mucho más ortodoxo, mucho más de mercado.
—¿Hay un giro al mercado?
—Hay un intento de giro al mercado, todavía no hubo respuesta del mercado a eso. Tal vez una tibia respuesta en materia de la suba de los bonos y de acciones, pero todavía no en materia cambiaria.
LEGADO PATERNO. “Lo mejor para hacer bien un trabajo es hacerlo contento, y para eso tenés que disfrutar del trabajo igual o más que todo el resto”. (FOTO NÉSTOR GRASSI)
—¿Creés que confirmará Sergio a Gabriel Rubinstein como número de economía?
—Desconozco.
—¿Lo conocés a Gabriel Rubinstein?
—Alguna reunión tuve con él, hace muchos años que no lo veo.
—¿Cómo te imaginás la economía de 2023, qué inflación, qué crecimiento del producto bruto?
—Si el plan de este gobierno, en el nuevo plan de este gobierno, es eficiente y hace la baja del gasto público que dicen que van a hacer, y se bajan los niveles de emisión de medio punto del producto para el año que viene, creo que la inflación inexorablemente va a bajar. Inexorablemente, cambiariamente, las reservas debieran mejorar. Todavía no sé, en términos de nivel de actividad, qué impacto puede traer esa ortodoxia en el mercado privado. En definitiva son pesos que el Estado estaría ahorrando en manos del sector privado.
—Si la inflación inexorablemente bajara en ese contexto, ¿bajaría a 40% anual?
—Lo que uno debiera decir cuando uno dice bajaría es bajaría de lo que hubiera sido si no se hacía esto. Y esto es algo que es contrafáctico, si no se hubiera hecho esto, la inflación se iba al diez, al once o doce mensual, seguro. Lo que probablemente vaya a ocurrir es que al principio la inflación vaya a moderarse de lo que iba a ser si no ocurría esto, pero el número de inflación permanente no vaya a bajar. Entiendo que era algo indispensable para no entrar en un proceso de hiperinflación e innecesario, porque prácticamente en el mundo no hay países que tengan hiperinflación con déficit fiscal del tres o tres y medio por ciento.
“Me cuesta imaginarme un país que funcione sin un Banco Central, personalmente, no creo en la desaparición del Estado”
—¿Es correcto entonces decir que esta es la última bala, la “bala de plata” de este gobierno porque si, por ejemplo, dentro de dos meses o tres le ocurriera a Sergio Massa lo mismo que le ocurrió a Batakis, el mercado le votara en contra, lo único que le quedaría al actual gobierno sería una Asamblea Legislativa y adelantar las elecciones? ¿O queda otra alternativa económica?
—No soy quién para decir qué ocurriría si no le fuera bien, pero no encuentro otra persona que post un fracaso de este modelo pueda asumir, pero principalmente por lo que representa hoy dentro de este gobierno Sergio Massa, que no es un fusible, un economista más, del cual uno puede sacar y poner a otro, sino que era la última bala que le quedaba a este gobierno.
—Desde los medios más tradicionales se dice con cierto tono de sospecha que Massa tiene relaciones muy cercanas con empresarios, mencionan a Mindlin, a Vila y Manzano, Eskenazi y a la familia Brito, ¿qué creés que te une y une a tu apellido a ese colectivo de empresarios y cómo ves cómo te tratan los medios tradicionales?
—A mí me encanta cuando un político tiene relación con empresarios, me encantaría que la lista fuera mucho más amplia y que tuviera relación con muchos más empresarios. Si yo fuera él, trataría de que esa lista no sea solo de ocho, sino que sea de veinte, que sea de treinta. Para mí habla bien de él y bien de los empresarios. En mi caso, yo tuve relación con los últimos cinco o seis ministros de Economía, con todos. Algunos porque los conocía de antes y a otros porque traté de conocerlos, y soy una persona que celebra el diálogo y la articulación entre lo público y lo privado.
—Y si no entiendo mal, vos también tendrías buena relación con sectores del macrismo
—Sí, con muchos. Tuve relación con todos sus presidentes del Banco Central, con todos sus ministros de Economía. Y siempre lo digo, me parece que está bien decirlo. Tuve muchos más amigos dentro del gobierno de Macri que dentro del gobierno de Alberto.
“En parte pienso también que muchísimo de lo que se enseña en el mundo lamentablemente no es aplicable a la Argentina”
—Entonces, ¿a qué atribuís que sean ocho y no sean, como vos decís, lo deseable veinte, cincuenta, como podría haber sido en el gobierno de Macri? ¿Es un prejuicio de los empresarios para con Massa?
—Indudablemente hay algo en los empresarios y en los políticos por lo cual estamos cada vez más divididos políticamente. Hay medios catalogados como kirchneristas, medios catalogados como macristas. Hay muy pocos medios a los que se los ve en el medio. Y lo mismo pasa con los empresarios, lo mismo pasa con la política. Y lo mismo pasa dentro de la política que el jefe político de un espacio llama y dice ¿por qué te juntaste con gente de otro partido? A mí me encantaría entrar a un restorán y encontrarme con cuatro diputados, dos de un partido y dos de otro, me parecería espectacular.
—¿Vos en el sector empresarial también te colocás en esa avenida del medio y eso es lo que generó la relación con Massa?
—Sí, nosotros dialogamos siempre con todos los espacios y también de alguna manera nos toca hacer eso en River. Y fijate esto, lo que voy a decir es público en la Comisión Directiva de River, nuestro tesorero, Andrés Ballotta, es el número uno de la AGIP de Rodríguez Larreta, Nacho Saavedra es miembro de La Cámpora, creo que miembro fundador de La Cámpora, Ignacio Albistur es hijo de Pepe Albistur, trabajó en la última campaña de Alberto Fernández, y nuestro prosecretario, Agustín Forchieri, mano derecha de Santilli. Y mientras competían siendo mano derecha de cada uno de ellos en la última elección, a la tarde estábamos en River todos juntos y no, como dicen, careteando una situación. Hay un excelente vínculo en todos nosotros.
—¿Por qué eso que se logra en el fútbol creés que no se puede lograr luego en el mundo empresarial?
—Hay muchas cuestiones. Todavía hay una cuestión generacional. No quiero hacer una crítica generacional, pero indudablemente creo que los que son más grandes que yo a veces están mucho más sesgados desde lo ideológico, y por ahí los que son más jóvenes que yo no tienen esas barreras y por ahí son más permeables.
—¿O sea que sos optimista respecto del fin de la grieta como una consecuencia biológica, que las nuevas generaciones van a ser menos polarizantes?
—Sí, pero tenemos que tratar de que eso se acelere, porque si no, vamos a tener que esperar veinte años, y Argentina no tiene veinte años para esperar a que cambie eso.
—Encontrás una relación entre grieta y edad avanzada.
—Encuentro una correlación.
Jorge Pablo Brito 20220820
¿BANQUERO PERONISTA? “Naturalmente, creo que hoy el peronismo, como
pasa en todas las instituciones, requiere una modernización”. (FOTO NÉSTOR GRASSI)
—¿Ser empresario y tener cercanía política? Muchos empresarios se esconden directamente y no quieren participar, no quieren mostrarse.
—Sí, creo que hay un tema de temor a “no quiero ir a esa reunión porque está tal candidato, entonces lo que van a decir los de enfrente”, en parte puede haber razón, en la historia de la Argentina, en la historia reciente, eso ha ocurrido. La verdad, debo decirlo, si debemos encontrar algo positivo en el gobierno de Alberto, es que eso cambió, eso que había pasado en el segundo gobierno de Cristina, en el gobierno de Macri, con Alberto cambió, tengo la sensación de que hoy eso no existe.
—¿Qué te pasa cuando ves empresarios importantes argentinos que se van a vivir a Uruguay?
—Me da mucha tristeza, porque indudablemente los que se van a vivir a Uruguay es porque no deben encontrar una salida, donde claramente no ven lo que veo yo y lo que vemos los que estamos acá y elegimos quedarnos acá, podemos estar equivocados. Este es un país al que amo, disfruto mucho este país, me parece un país hermoso, pero verdaderamente me quedo como empresario porque le veo una salida, porque veo que la Argentina, más allá de los últimos por lo menos tres gobiernos muy malos que hemos tenido, creo que el contexto macroeconómico, le es favorable y la Argentina va a salir adelante, va a salir adelante por Vaca Muerta, va a salir adelante por el agro, va a salir adelante por el litio, va a salir adelante por las energías renovables, va a salir gente por el hidrógeno. Soy un convencido de que este país tuvo la suerte de tener todos los recursos naturales que hace veinte años o treinta, cuando yo era chico y creía que Argentina era un país rico porque tenía todo esto. Tener todo esto no tenía mucho valor porque la soja valía 170 dólares, porque no existían la explotación de muchísimos recursos que hoy empiezan a existir y hoy creo que Argentina claramente tiene un potencial de salida inmenso.
—Yo viví en Brasil en dos décadas distintas y encontré el mismo rechazo de cierta parte de los empresarios nacionales hacia Lula, o hacia el PT, que acá encontré hacia el peronismo. Y recuerdo que la probablemente mayor empresa financiera mundial con negocios en Latinoamérica tenía en su sala de directorio fotos de los dos beneficiarios más importantes, uno era Lula y la otra era Cristina Kirchner, ¿hay algo de prejuicio ideológico que hace tomar decisiones en contra del propio beneficio cuando la ideología oscurece el panorama de las propias ventajas que puede tener un empresario?