El Banco Central anunció que desde enero cambiará la forma en que se ajustan las bandas entre las que flota el dólar y pondrá en marcha un plan para acumular reservas. La noticia fue celebrada por los inversores, pero los analistas todavía esperan algunas precisiones.
A casi dos meses de obtener un contundente triunfo electoral, el Gobierno anunció esta semana que desde 2026 pondrá en marcha una nueva fase del programa monetario y cambiario, con foco en flexibilizar el ancla cambiaria y reconstruir las reservas del Banco Central (BCRA).
La novedad fue celebrada por los inversores y analistas, aunque todavía persisten algunas dudas sobre la implementación. Los principales interrogantes que tendrá que ir resolviendo el equipo económico tienen que ver con la manera en la que acumulará reservas.
"Sin un plan de compras claro, la acumulación de divisas depende de que haya dólares disponibles y de que la demanda de pesos permita absorber la emisión sin presionar sobre los precios", sintetizó un reporte de GMA Capital.
En primer lugar, para que el Gobierno pueda sumar dólares, tiene que haber una mayor oferta de divisas en el mercado. Y eso es algo que el equipo económico deberá fomentar.
Al respecto, GMA Capital indicó que no solamente hay necesidad de acumular dólares sino que a lo largo de 2026 vencen US$12.633 millones (suponiendo un que se renuevan los vencimientos con organismos internacionales excepto FMI), que implicarán una salida de divisas.
"La acumulación de reservas estará limitada a los excedentes en la balanza de pagos, incluyendo tanto la cuenta corriente (exportaciones e importaciones de bienes y servicios) como la cuenta capital", indicó LCG.
Para esa consultora, el riesgo es que el Gobierno solamente acumule reservas por el ingreso de dólares de las emisiones de deuda (públicas o privadas) mientras la cuenta corriente cambiaria sigue en rojo. En ese sentido, apuntó que esta última refleja la capacidad del país vender bienes y servicios al exterior y, como tal, es más estructural.
Pero aún si el Gobierno apuntara a un crecimiento de las exportaciones para hacerse de divisas, las nuevas bandas cambiarias -que se ampliarán por la inflación de dos meses atrás- plantean otro desafío a la acumulación de reservas.
"La duda es si los privados venderán los suficientes dólares abajo del techo de la banda para que esa remonetización sea vía compras de BCRA en el mercado libre de cambios", sostuvieron los analistas de la consultora 1816.
Una segunda incógnita respecto de las compras de reservas por parte del BCRA tiene que ver con la cuestión operativa. El BCRA indicó que a partir de enero podrá comprar hasta el 5% del volumen diario operado en el mercado libre de cambios.
Desde 1816 consideraron que el comunicado oficial fue bastante ambiguo en ese punto porque no está claro cómo mide el Gobierno el volumen de dólares operado y que el titular del BCRA, Santiago Bausili, aclaró que lo del 5% es una referencia para manejar expectativas. Ese combo, según la consultora, habilita al equipo económico a manejos discrecionales.
"El inversor promedio y el FMI probablemente preferirían menos regulaciones cambiarias, menos discrecionalidad en la política monetaria y menos intervención oficial en los diversos mercados (este mismo martes, primer día post anuncios, el Gobierno pareció vender spot y bonos dólar linked para frenar la suba del tipo de cambio), pero lo cierto es que ese combo fue el que permitió que el riesgo país baje de 2500 puntos prebalotaje Milei-Massa a menos de 600 ahora", reconocieron.
Una última respuesta que el Gobierno tendrá que dar desde el primer día hábil de enero tiene que ver con la demanda de pesos. En el plan oficial, las compras de reservas serán posibles porque los argentinos querrán tener más moneda local en sus cuentas, que se inyectará mediante la adquisición de divisas por parte del BCRA.
En el diagnóstico oficial, esa remonetización es la única forma de justificar la acumulación de reservas sin generar inflación. Por lo tanto, la demanda de pesos y las compras oficiales de dólares se tendrán que calibrar con sintonía fina y podría ir en contra del objetivo de robustecer las arcas del BCRA.
"Si eso no ocurriera, el Gobierno enfrentaría dos opciones: profundizar la esterilización, con mayor endeudamiento del Tesoro o del propio BCRA, o frenar el ritmo de compras, lo que dilataría la recomposición de reservas. La temporalidad también importa: aún con una demanda de pesos dinámica, la falta de dólares disponibles puede trasladar el ajuste hacia tasas de interés más altas", anticipó GMA Capital.

La residencia será escenario de una foto de unidad, similar a la del 2024, donde se trazarán los objetivos de la próxima etapa de gestión. También se discutirá sobre el debate del Presupuesto 2026.