El indicador subió 8,3% y cerró en 898 unidades, impulsado por el derrumbe de los títulos soberanos en dólares. Las dudas sobre el resultado en la Provincia de Buenos Aires y las intervenciones del Tesoro profundizaron la volatilidad financiera.
El riesgo país argentino avanzó con fuerza y cerró en 898 puntos básicos, tras un salto del 8,32% en la última jornada. La suba estuvo asociada a la caída generalizada de los bonos soberanos en dólares y al clima de incertidumbre política en la antesala de las elecciones en la Provincia de Buenos Aires.
Según un informe de Portfolio Personal Inversiones (PPI), la deuda soberana retrocedió entre 2,2% y 3,3% en la primera rueda de septiembre, extendiendo las pérdidas de agosto. Los bonos de mayor duración fueron los más castigados: el GD41 cayó 3,3%, el GD46 un 3,2% y el GD35 un 3,1%. En el tramo corto, el GD29 y GD30 retrocedieron 2,3% y 2,4%, respectivamente.
La baja coincidió con el feriado de Labor Day en EE.UU., lo que redujo liquidez en los mercados externos. Aun así, el ajuste local superó ampliamente al promedio de emergentes.
PPI vinculó la volatilidad a la comunicación "A" 8311 del BCRA en el mercado de futuros y a la confirmación de que el Tesoro había iniciado ventas de divisas. Operadores estimaron que se inyectaron unos USD 150 millones vía Banco Central para contener la presión sobre el tipo de cambio.
El peso interbancario se estabilizó en $1.361 por dólar tras haber tocado los $1.400 el martes, mientras que analistas calculan el techo de la banda de flotación en torno a $1.467.
El secretario de Finanzas, Pablo Quirno, aseguró que con las intervenciones del Tesoro "no hay ruptura del sistema cambiario" y que no se utilizan reservas del BCRA. Furiase y otros funcionarios remarcaron que los dólares provienen de compras previas financiadas por superávit fiscal y colocaciones.
En paralelo, el mercado sigue de cerca el escenario político en la Provincia de Buenos Aires, donde el oficialismo liberal y el peronismo encabezado por Axel Kicillof aparecen en empate técnico. "Si PBA no arroja un resultado concluyente, esperamos más volatilidad y menos direccionalidad", advirtió ConoSur Investment.
La presión también alcanza a la deuda interna: el 10 de septiembre vencen 25,2 billones de pesos, más de la mitad en manos del sector privado, lo que representa una de las licitaciones más desafiantes para el Gobierno, según Mills Capital Group.
En el frente bursátil, el S&P Merval revirtió pérdidas y subió 0,32%, aunque acumula un retroceso anual superior al 22%. En el mercado de dinero, las tasas se mantuvieron en torno al 50% anual para plazos fijos.
La calificadora Moody's alertó que las débiles reservas externas, la limitada apertura de la cuenta de capital y la fragilidad institucional siguen pesando sobre la calidad crediticia de la Argentina.
Pese al desplome inicial, ayer los Globales mostraron un leve rebote, con avances de hasta 1% en los tramos largos. Analistas advirtieron que aún no está claro si el repunte logrará sostenerse o si volverá a imponerse la tendencia bajista.
El escenario financiero argentino continúa así dominado por la incertidumbre política, tensiones cambiarias y alta volatilidad, con inversores atentos a cada señal oficial y al resultado electoral bonaerense.