Economía & Negocios Inflación local

El índice de precios al consumidor marcó un 1,9% en la provincia

El rubro de alimentos y bebidas volvió a liderar las subas con un incremento del 3,3%. El dato refleja una presión sostenida sobre el consumo básico, en un contexto de desaceleración inflacionaria nacional.

Miercoles, 13 de Agosto de 2025

En Mendoza, la inflación de julio cerró en 1,9%, un número que a primera vista podría sugerir alivio. Sin embargo, detrás del promedio se esconde una realidad más áspera: los alimentos y bebidas no alcohólicas aumentaron 3,3%, casi el doble que el índice general. En las góndolas, el dato se traduce en decisiones difíciles y ajustes silenciosos en la rutina de miles de familias.

El informe de la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas (DEIE) confirma lo que los consumidores ya intuían: el costo de comer sigue subiendo. Pan, carne, frutas y verduras lideraron los incrementos, en un contexto donde el resto de los rubros mostró variaciones más moderadas. Vivienda, salud y transporte, por ejemplo, se mantuvieron por debajo del 2%.

La inflación de julio fue del 1,9% y alcanzó el 36,6% interanual

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Representa una aceleración respecto al 1,6% que había registrado junio. Según informó el Indec, la suba de precios en los primeros siete meses del año fue de 17,3 por ciento 


El dato provincial se alinea con la tendencia nacional, donde el IPC también marcó un 1,9% en julio. No obstante, el impacto de los alimentos en Mendoza vuelve a poner en foco la vulnerabilidad del consumo básico. En lo que va del año, el acumulado alcanza el 22,6%, y la variación interanual trepa al 36,6%.

Para los analistas, la desaceleración inflacionaria es una señal positiva, pero advierten que la persistencia de aumentos en productos esenciales puede erosionar el poder adquisitivo de manera más silenciosa. "La inflación baja, pero no necesariamente mejora la calidad de vida si lo que más sube es lo que más se consume", señala el economista Gabriel Roldán.

Mientras tanto, en los barrios, el termómetro económico sigue siendo el ticket de compra. Y aunque el número general parezca controlado, el precio del plato sigue siendo el que marca la diferencia.