Sin comprar en el MULC, el Gobierno suma reservas y mantiene una relativa calma del dólar. Especialistas miran de cerca la curva de futuros y la cosecha.
El dólar minorista se vende este jueves con una suba de cinco pesos, a $1.205 en las pantallas del Banco Nación. En el mercado informal, el dólar blue se negocia con un incremento de cinco pesos, a $1.185. En el ámbito financiero, el dólar contado con liquidación (CCL) avanza un 0,1% en $1.201, mientras que el dólar suma un 0,2%, en $1.193. Por su parte, el tipo de cambio mayorista opera a $1.195.
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La reciente colocación del Bonte 2030, un bono en pesos suscripto en dólares por inversores no residentes, fue destacada como un hito en el mercado financiero local por analistas que coincidieron en su relevancia. La operación, que despertó un marcado interés internacional con ofertas que superaron ampliamente la adjudicación final, fue vista como una señal de confianza en el rumbo nominal del país y en el esquema cambiario vigente. Expertos relevados por iProfesional comentaron que el atractivo principal para los compradores radicó en las expectativas de estabilidad del tipo de cambio y en la posibilidad de obtener retornos positivos a través del carry trade, más allá de las proyecciones de desinflación.
Para los analistas de mercado, la clave del éxito en este tipo de emisiones radica en el nivel actual del tipo de cambio real (TCR), considerado aún competitivo para captar flujos financieros. En ese sentido, se valoró la estrategia oficial de evitar intervenciones directas en el mercado cambiario, recurriendo a colocaciones en pesos suscriptas en dólares como mecanismo indirecto para fortalecer las reservas internacionales. A la vez, advirtieron que este tipo de herramientas solo serán sostenibles en la medida en que se mantenga la calma cambiaria y continúe el anclaje de expectativas.
Ambas miradas coincidieron en que la evolución de la curva de futuros del dólar y el seguimiento de las cuentas externas serán determinantes en los próximos meses, sobre todo luego del fin de la cosecha gruesa. Asimismo, indicaron que la posible intervención del Banco Central en contratos de mayor plazo podría haber tenido como fin evitar tensiones hacia fin de año, considerando el contexto electoral. La estabilidad en los flujos de divisas, tanto por el frente comercial como financiero, será una condición necesaria para sostener este tipo de colocaciones sin generar presión sobre el tipo de cambio.
Finalmente, para los especialistas, una dinámica favorable del nuevo bono en el mercado secundario podría abrir la puerta a nuevas emisiones similares. No obstante, recordaron que la verdadera ancla a mediano plazo será la acumulación genuina de reservas y una macroeconomía ordenada. En ese marco, remarcaron que, si bien estos instrumentos permiten alivianar el corto plazo, el fortalecimiento de las cuentas externas, la inversión directa y el crecimiento sostenido serán fundamentales para reducir el riesgo país y consolidar la confianza inversora.
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Desde la sociedad de bolsa Grupo SBS analizaron en profundidad la reciente emisión del Bonte 2030, destacándola como la principal novedad del escenario financiero local. El nuevo título de renta fija en pesos argentinos (ARS), denominado TY30P, presentó una característica singular: fue suscripto en dólares por inversores no residentes, una modalidad que no se veía desde hace años en el país. En total, se recibieron ofertas por u$s 1.694 millones, de los cuales se adjudicaron u$s 1.000 millones, en una señal clara de interés por parte del mercado internacional.
Para los expertos de la sociedad de bolsa, este regreso de la Argentina a las colocaciones de deuda suscriptas por inversores externos no podía darse sin incentivos específicos, teniendo en cuenta los antecedentes de volatilidad macroeconómica. En ese marco, compararon el tipo de cambio real (TCR) del nuevo bono con el de colocaciones anteriores en pesos durante 2016 y 2018, señalando que en esta oportunidad el dólar mayorista utilizado para el "fixing" inicial se ubicó cerca del piso de la banda, lo que exigió una tasa más elevada. En otras palabras, si el tipo de cambio hubiera sido más alto, el rendimiento ofrecido podría haber sido menor.
Desde SBS explicaron que, si bien el inversor extranjero parece confiar en un sendero de desinflación y estabilidad nominal a mediano y largo plazo, el principal atractivo de la operación radica en el dólar. La inflación breakeven para este bono se ubica en torno al 20% anual, lo que, bajo expectativas de baja inflación, vuelve a la tasa especialmente atractiva. En este sentido, los especialistas del bróker consideran que el interés se explica más por el potencial de ganancias de carry trade que por una visión estructural de la economía local.
Sus analistas resaltaron que la emisión del TY30P representó una oportunidad de arbitraje para quienes apuestan por una continuidad en la estabilidad nominal y un dólar mayorista contenido. Para Grupo SBS, esta colocación marca un punto de inflexión en la percepción del riesgo local por parte de inversores internacionales, aún en un contexto donde la política monetaria y fiscal sigue siendo determinante.
Un segundo eje relevante para los espececialistas de Grupo SBS fue el comportamiento de la curva de futuros del dólar, especialmente por el crecimiento inusual del interés abierto en el contrato con vencimiento en diciembre de 2025. Según los especialistas, este fenómeno no suele presentarse en condiciones normales del mercado, por lo que consideran probable que el Banco Central haya intervenido para dar volumen y contener expectativas de tensión cambiaria de cara a fin de año y las elecciones.
Esta posible intervención tendría como objetivo mantener la curva de futuros alineada con la de pesos, en un intento por reforzar los incentivos hacia la inversión en activos en moneda local. En este contexto, los expertos subrayaron que las cuentas externas serán una variable clave a seguir una vez finalizada la cosecha gruesa, ya que el nivel actual del TCR podría generar presión sobre los precios si se producen desequilibrios cambiarios.
Para el equipo de Grupo SBS, la temporada alta de liquidación de divisas -que tiene su punto más fuerte entre mayo y junio- ofrece un respiro temporal, pero la verdadera prueba vendrá en el segundo semestre. Si el gobierno logra mantener ancladas las expectativas y la curva en pesos continúa rindiendo más que la curva en dólares futuros, no deberían surgir mayores sobresaltos en el corto plazo.
No obstante, los analistas advirtieron que el contexto electoral y la necesidad de monitorear con detenimiento los flujos de divisas serán determinantes para evitar nuevos episodios de volatilidad. Así, subrayaron la importancia de mantener el equilibrio entre las distintas herramientas de intervención, sin comprometer el ancla cambiaria ni la acumulación de reservas.
A su turno, el analista financiero Nahuel Bernues explicó que si bien la suba del dólar que pudo generar algo de ruido, el tipo de cambio oficial cerró mayo con apenas un alza del 0,75%. Para el analista, esto representa una victoria para la política cambiaria oficial, que ha logrado estabilizar las expectativas.
La calma en el mercado cambiario se evidencia en la reducción del protagonismo del dólar en el debate cotidiano. El discurso que anticipaba un dólar a 1.400 pesos se ha desdibujado, mientras que el gobierno también parece haber resignado, al menos por ahora, la expectativa de un dólar a 1.000. El tipo de cambio se mantiene en una franja intermedia con baja volatilidad, lo que, según Bernues, refleja un consenso tácito entre los actores del mercado.
Sin embargo, el experto observó una dinámica distinta en los contratos de dólar futuro. En mayo, el Interés Abierto se disparó hasta los u$s 4.480 millones, desde los u$s 3.000 millones que se registraban en meses anteriores. Para el analista, estos datos respaldan la percepción de que el Banco Central está interviniendo activamente en ese mercado.
El especialista también señaló como positiva la emisión del Bonte 2030, que permitió acumular reservas sin afectar la Base Monetaria Amplia. Esto refuerza la estrategia del equipo económico, que busca evitar una expansión monetaria que pueda alimentar la inflación, a la vez que logra alargar los plazos de la deuda en pesos. Este equilibrio, según Bernues, demuestra que la decisión fue acertada, no solo por sus efectos inmediatos, sino por su potencial para liberar restricciones futuras.
Por otro lado, el analista financiero Nahuel Bernues también destacó el regreso de Argentina a los mercados internacionales de deuda como un signo de normalización económica. Este hecho, que en otros países se considera habitual, en Argentina suele estar teñido de una carga moral inusual. Para el especialista, la clave no está en evitar el endeudamiento, sino en honrar los compromisos asumidos. Tener deuda, como lo hacen la mayoría de los países, es parte del funcionamiento moderno de las economías; el problema aparece cuando se incumple con los pagos.
No obstante, Bernues advirtió que el gobierno probablemente no cumplirá con la meta de acumulación de reservas fijada por el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Según sus estimaciones, aún restarían unos u$s 4.000 millones por sumar antes del 13 de junio, una meta que luce difícil de alcanzar.
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Pese a esto, el analista no considera que haya razones para alarmarse. Tanto el gobierno como el propio Fondo Monetario parecen estar tranquilos respecto a este incumplimiento puntual. Bernues interpretó que esta flexibilidad responde a una lectura política y técnica compartida: el rumbo general es positivo, aunque los tiempos para ciertos logros puedan extenderse.
El especialista también informó que en mayo las reservas internacionales cayeron en u$s 547 millones, en gran parte debido a pagos a organismos internacionales por un total de u$s 408 millones. A pesar de esta disminución, remarcó que no hay señales de deterioro estructural y que las operaciones recientes muestran una administración más eficiente de los recursos disponibles.
En resumen, para Bernues, el país atraviesa una etapa de transición económica que, sin ser exenta de dificultades, muestra signos claros de mejora. La combinación de disciplina fiscal, orden monetario y apertura al financiamiento externo configura un escenario que se aleja de las crisis recurrentes del pasado y ofrece un horizonte de mayor previsibilidad para los argentinos.
Grupo SBS también se refirió al comportamiento esperado del TY30P en el mercado secundario, donde prevén una demanda inicial favorable, dada la tasa a la que se colocó y el ratio de 1,69 veces entre ofertas recibidas y adjudicadas. Para los expertos, este exceso de demanda es una señal de que podría haber margen para nuevas emisiones similares si se confirma una recepción positiva en las próximas semanas.
El atractivo de estos bonos en pesos a tasa fija podría verse respaldado por la evolución de datos de inflación de alta frecuencia, el superávit fiscal primario, la baja volatilidad del tipo de cambio oficial y las expectativas de recuperación económica hacia 2025. En ese escenario, aún sin acumulación genuina de reservas, sería posible evitar presiones cambiarias a través de colocaciones financieras exitosas que canalicen la liquidez hacia activos en moneda local.
Los especialistas destacaron que, si bien estas operaciones pueden contribuir a descomprimir tensiones en el corto plazo, el mediano plazo exige una mirada más estructural. Factores como la inversión extranjera directa, la estabilidad macroeconómica sostenida y la disciplina fiscal y monetaria serán cruciales para reducir el riesgo país y aumentar la capacidad de refinanciar vencimientos.
De esa manera, consideraron que la acumulación genuina de reservas internacionales sigue siendo una prioridad estratégica. Aunque su ausencia pueda no afectar en el presente inmediato, su relevancia aumenta conforme se proyectan los desafíos del futuro, sobre todo en un entorno donde los inversores internacionales analizan con atención la capacidad del país para enfrentar contingencias externas.
Finalmente, desde Grupo SBS analizaron el impacto de la emisión del TY30P en la dinámica cambiaria y en la estrategia de acumulación de reservas del gobierno. Destacaron que esta colocación permitió incrementar las reservas internacionales sin necesidad de comprar dólares en el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC), alineándose con el compromiso oficial de intervenir solo si el tipo de cambio alcanza el piso de la banda establecida.
En esa línea, indicaron que la operación puede entenderse como una compra implícita de divisas dentro del esquema de bandas cambiarias, ya que el bono fue suscripto en dólares, pero su contrapartida no implicó una operación directa en el mercado oficial. Esta estrategia habría permitido reforzar las reservas sin distorsionar el ancla cambiaria, aprovechando el apetito del mercado sin alterar el equilibrio monetario.
No obstante, los analistas señalaron que el desafío de alcanzar la meta de reservas internacionales comprometida con el Fondo Monetario Internacional (FMI) sigue siendo considerable. Con una exigencia de acumulación cercana a los u$s 4.000 millones antes del 13 de junio, la posibilidad de una revisión del cronograma del programa EFF no está descartada, según algunas fuentes periodísticas.
Para SBS, una nueva colocación como la del TY30P o una reapertura del mismo bono podrían ayudar a acercarse a la meta, siempre que se mantenga el apetito inversor observado. Aun así, reiteraron que el mercado seguirá con atención la evolución del tipo de cambio, evaluando si estas operaciones representan una tendencia sostenida o una herramienta puntual para enfrentar coyunturas específicas.
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