El poder adquisitivo del Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVM) volvió a retroceder en abril de 2025, con una caída del 0,8% en términos reales, según un informe elaborado por el Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP), dependiente de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA y el CONICET.

Aunque la cifra marca una desaceleración frente a la contracción del 2,1% registrada en marzo, el informe -coordinado por los economistas Roxana Maurizio y Luis Beccaria- advierte que el deterioro continúa y ya acumula una pérdida del 32% en comparación con noviembre de 2023.

Este proceso de erosión se remonta a diciembre de 2023, cuando el salario mínimo sufrió una baja abrupta del 15% producto del salto inflacionario. En enero de 2024, la caída se profundizó hasta alcanzar el 17%, y aunque hubo breves recuperaciones en los meses siguientes, los aumentos nominales no lograron compensar el avance de los precios.

Como consecuencia, el salario mínimo en marzo de 2025 se ubicó por debajo del nivel real del año 2001, previo al colapso de la convertibilidad, y representa hoy apenas el 38% del valor máximo alcanzado en septiembre de 2011, lo que implica una pérdida acumulada del 62%.

En paralelo al deterioro del salario, el empleo asalariado formal también mostró señales de debilidad. Según datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), en febrero de 2025 -último mes con datos oficiales disponibles- se contabilizó un leve incremento mensual de 10.119 trabajadores registrados, aunque la mejora fue marginal (0,1%) y no logró revertir la tendencia negativa.

En términos interanuales, el empleo formal total cayó un 0,8% respecto a febrero de 2024, con la pérdida de 84.000 puestos. Y si se compara con noviembre de 2023, la retracción fue aún mayor: 182.000 empleos menos, es decir, un 1,8% de contracción.