El Gobierno apuesta a que el tipo de cambio baje hasta los $1.000 para contener la inflación. Pero para el mercado puede tener efectos adversos
El Banco Central solo comprará dólares cuando el tipo de cambio toque el piso de $1.000, una estrategia que busca contener los precios, pero genera preocupación por el impacto en la producción y las exportaciones._
El presidente Javier Milei reafirmó que el Banco Central (BCRA) solo intervendrá en el mercado cambiario para comprar dólares cuando el tipo de cambio oficial alcance el límite inferior de la banda de flotación, actualmente en $1.000 y ajustándose a la baja un 1% mensual. Para facilitar esta caída, el Gobierno flexibilizó el cepo para inversores extranjeros.
Esta estrategia parece estar dando resultados, ya que el dólar oficial ha retrocedido en las últimas jornadas. El tipo de cambio mayorista cerró este lunes en $1.132, acumulando una baja de $68 en una semana, mientras que el minorista se vendió a $1.150, con una caída de $60 en el mismo período.
Según analistas, el objetivo de un dólar oficial por debajo de $1.000 es desacelerar la inflación, que en marzo se ubicó en 3,7%. Tras la reciente flexibilización del cepo, algunas empresas habían aumentado sus precios, aunque ciertas alimenticias revirtieron ajustes de entre 5% y 16%.
Sin embargo, los expertos advierten sobre los riesgos de esta política. Si la apreciación del peso persiste, impulsada por el carry trade, podrían surgir tensiones en el frente externo.
Roberto Geretto, de Adcap Grupo Financiero, considera que el BCRA prioriza la desinflación sobre la acumulación de reservas. En el mejor escenario, si el dólar toca el piso de la banda, el BCRA podría acumular reservas y remonetizar la economía. Camilo Tiscornia coincide en que un tipo de cambio bajo reduce el traspaso a la inflación, lo que llevó a algunas empresas a retrotraer precios.
Federico Glustein critica la decisión del BCRA de comprar solo en el piso de la banda, argumentando que es un buen momento para acumular reservas y mantener la inflación bajo control. Ian Colombo sostiene que una baja del dólar impactará positivamente en los precios de la economía, que aún reflejan un tipo de cambio oficial más alto.
Natalia Motyl defiende la estrategia, señalando que intervenir antes podría generar expectativas negativas y obligar a mover las bandas. Explica que el Gobierno busca incentivar la entrada de divisas para generar una apreciación cambiaria.
Christian Buteler advierte que un dólar a $1.000 no es un valor que beneficie a la economía ni a las empresas para sostener su producción, ya que incentiva las importaciones y desincentiva la producción local. Recuerda que con un dólar MEP en $1.200, el país perdió u$s2.000 millones en turismo en el verano, y que el superávit comercial se redujo significativamente cuando el dólar oficial estaba en $1.000.
IDESA coincide en que un tipo de cambio oficial cercano al piso de la banda es positivo para minimizar la inflación, pero intensifica los problemas de competitividad de la producción nacional.
Motyl también reconoce que un tipo de cambio real apreciado reduce los incentivos para exportar y favorece las importaciones, lo que podría afectar el superávit comercial.
Pablo Lazzati, de Insider Finance, considera que el precio del dólar oficial es acorde a las circunstancias actuales, dada la estabilización del marco económico y el desembolso del FMI. Destaca que el debate ahora se centra en los altos costos laborales y la carga impositiva.
Glustein advierte que un dólar oficial a $1.000 o menos puede aumentar la demanda de importaciones, limitar el crecimiento de la productividad local y reducir las reservas. También señala que podría percibirse como barato y generar una eventual suba del dólar por demanda.
Outlier especula que, si el BCRA endurece aún más las condiciones monetarias para acelerar la caída del tipo de cambio, esto podría tener costos en términos de actividad y financieros para el Tesoro.
Maximiliano Ramírez, de Lambda Consultores, remarca que un tipo de cambio bajo desincentiva a los exportadores a liquidar divisas, lo que dificulta la acumulación de reservas. Estiman que, bajo ciertos supuestos, el tipo de cambio real de la banda inferior para fines de 2025 sería casi un 30% menor al promedio de los últimos cuatro años de la Convertibilidad, lo que solo sería compatible con la acumulación de reservas si se producen ingresos por la cuenta financiera de la balanza de pagos.
Geretto destaca que, incluso sin llegar a la banda inferior, se puede tener un tipo de cambio real bajo, lo que sería bueno para bajar la inflación, pero malo para la actividad. Advierte que, si el BCRA no compra reservas ni remonetiza la economía, el mercado se vuelve ilíquido y suben las tasas de interés, limitando la recuperación económica.