Es esencial en este momento histórico de Argentina, ayudar a las pymes a impulsar su productividad porque se fueron quedando sin herramientas para ser más rentables.
En los últimos años, cuando la inflación descontrolada era dominante en la macroeconomía argentina, el impacto micro en las empresas y sus políticas de fijación de precios era directo. Históricamente, las compañías, ante inconsistencias o pérdidas, contaban con la variable de la suba de precios para compensar esas pérdidas en la rentabilidad.
¿Y qué sucede entonces ahora con la desaceleración de la inflación, que marca entre 2 y 3 puntos mensuales? Acá es donde hoy están en problemas porque las ineficiencias ya no se pueden compensar con subas de precios porque, por un lado, la inflación es baja, y por otro, por la apertura de las importaciones empiezan a aparecer nuevos jugadores que hacen que la empresa tenga que ser más competitiva que nunca. Es el momento donde es un ´must´ hacer procesos más eficientes mediante la incorporación de tecnología.
Las pymes particularmente son las que más "amenazadas" están por esta "obligatoriedad" de abordar una transformación digital. Según datos del Ministerio de Economía, representan en su conjunto cerca del 65% del empleo privado y más del 99% del total de empresas del país, con más de 1,8 millones de personas humanas y jurídicas inscriptas en el Registro MiPyME.
Dentro de este contexto, 8 de cada 10 pymes reconocen estar atravesando un proceso de transición digital, según el estudio Transformación Digital para Pymes realizado por Microsoft Argentina.
¿Pero qué es lo que hoy puede llevar a las pymes al fracaso? El otro día conversaba con el dueño de una que perdió toda una línea de producción por un error del software, lo que significó que ese mes la empresa no tuviera ninguna ganancia. No solo se trata de incorporar tecnología, sino de conocer bien los procesos y a partir de ese know how encarar la digitalización.
Todos los sistemas deben estar integrados, desde el registro de stock hasta la facturación, desde el pago de los sueldos y a los proveedores, hasta los costos de los insumos. Es clave analizar la verticalidad del negocio para lograr una empresa eficiente.
La necesidad de tener procesos eficientes ya no es una elección, aunque el panorama se complica porque, por un lado, deben cuidar sus márgenes y, por el otro, invertir en tecnología o bien generar cambios culturales radicales dentro de sus organizaciones. Pero el punto de tener los procesos integrados es un puerto al que en algún momento deben llegar, no solo para no seguir perdiendo, sino que también para crecer.
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