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Los hijos de Fangio posan juntos por primera vez y hablan de la herencia de 50 millones de dólares

Los hermanos, que se conocieron cuando tenían más de 70 años, hablan juntos por primera vez. El recuerdo de su padre, la dura batalla judicial para llevar su apellido, la relación con la familia Fangio y la herencia del quíntuple campeón del mundo

Martes, 8 de Febrero de 2022

El episodio –más o menos similar– se repite con otros turistas y lugareños que los descubren durante la Fiesta Nacional del Automovilismo en Balcarce, que se celebró del jueves 3 al domingo 6 de febrero. “Es un orgullo continuar con el legado del viejo”, coinciden los hermanos, herederos del legendario piloto que ganó cinco títulos del mundo de Fórmula 1. Cada uno con su historia, y de madres distintas, se enteraron de que eran hermanos cuando ya tenían más de 70 años, después de someterse a pruebas de ADN en el juicio de filiación en el que fueron identificados formalmente como hijos de Juan Manuel Fangio, que murió el 17 de julio de 1995 (a los 84 años), soltero y sin haberlos reconocido.

Revelan sus emotivas historias, el arduo camino hacia el reconocimiento, lo que los une, las amistades y las diferencias con el resto de la familia Fangio, la verdad sobre la supuesta herencia de 50 millones de dólares y el lado más desconocido del ídolo argentino.

“DE LOS TRES, FUI EL QUE MÁS ESTUVO CERCA DE PAPÁ”

Oscar, conocido por sus íntimos y en el ambiente automovilístico como “Cacho”, es el primogénito de Fangio, aunque cuando nació fue inscripto con el apellido Espinoza, que era el del primer marido de su madre, Andrea “Beba” Berruet, la mujer que estuvo más tiempo junto al piloto

“En esa época la gente no se divorciaba. Mi mamá empezó a tener una relación extramatrimonial con quien sería mi papá biológico y, cuando decidió irse con él, llegó a un acuerdo con los Espinoza, una familia muy buena que me crio hasta los 12 años. Después me fui a vivir a Mar del Plata con mi abuela materna y mis tías. Tuve una infancia muy repartida”, cuenta Cacho, que veía a sus padres esporádicamente, “durante el verano en Mar del Plata o cuando viajaba a Buenos Aires a visitarlos. 

Después ellos se iban a Europa y no nos veíamos hasta el año siguiente”, recuerda él que, como don Juan Manuel, es corredor de autos. Está casado con Norma desde hace cincuenta y cinco años –a los que se suman trece años de novios– y es padre de tres hijas (la menor murió de cáncer en 2011, a los 35 años, y fue quien le insistió para que buscara ser reconocido como un Fangio), y abuelo de cinco nietos.

Respecto a la relación que tenían con su padre señaló que "A veces chocábamos un poco, porque yo le decía las cosas que no me gustaban y él no estaba acostumbrado, tenía muchos aduladores alrededor. Pero, de los hermanos, fui el que más cerca estuvo de él. Lo acompañaba a las carreras, me visitaba en el verano, salíamos a tomar helado, a comer afuera con mamá. En un momento me quiso llevar a estudiar a Europa, pero mi madre se opuso".

“MI PADRINO ERA EL CAMPEÓN DEL MUNDO, SIN SABER QUE TAMBIÉN ERA MI PADRE”

Rubén es jubilado ferroviario, aunque siempre tuvo más de un trabajo para poder sostener a su familia. “Salía del ferrocarril y me iba a trabajar a una fábrica de casillas rodantes. Los fines de semana era mozo. También tuve una ferretería, fui playero en una estación de servicio, y conserje hotelero”, cuenta el segundo hijo de Fangio, que durante décadas pensó que el ídolo del automovilismo era únicamente su padrino de bautismo

Recién a los 63 años se enteró de la verdad, después de que su madre, Catalina Basili, le confesara que había tenido una relación extramatrimonial con el “Chueco” Fangio. “Siempre voy a tener la intriga de si el hombre que me crio como su hijo, Pedro Vázquez, conocía la historia real”, dice el más parecido a Juan Manuel de los tres hermanos, que vive desde los 8 años en Cañuelas, donde formó una familia junto a Ercilia, con la que lleva cincuenta y cinco años de casado, y tienen tres hijos y siete nietos.


Rubén señaló que "Siempre estuve orgulloso de que mi padrino fuera el campeón del mundo, sin saber que también era mi padre. Pero no teníamos relación. Una vez lo fui a ver, ya siendo grande. Fui a pedirle que me diera una mano para entrar a trabajar en Mercedes-Benz… pero nunca me llamaron".

También dijo que empezó a sospechar que Fangio era su padre en una situación fortuita. "siempre me señalaban el parecido físico entre los dos, y en el verano del 95, cuando estaba trabajando en un hotel en Pinamar, una mujer se descompensó y llamamos a emergencias. Cuando vino el médico me dijo: “Qué parecido que usted es a Fangio, ¿no se lo han dicho?”, y cuando se enteró de que yo había nacido en Balcarce y que el Chueco era mi padrino lanzó: “El día que se haga un ADN se va a llevar una sorpresa”. Y fue un momento bisagra en mi vida, empecé a hilar finito. Pero pasaron diez años hasta que me animé a preguntarle a mi madre".

“SIEMPRE SUPE MI IDENTIDAD”

Juan Carlos es el menor de los hijos de Fangio. Su madre, Susana Rodríguez, quedó embarazada del legendario piloto cuando ella tenía 15 y él, 33. Es el único de los hermanos que fue anotado con el apellido de su mamá. “Que tampoco era de mamá, era prestado porque mi abuelita la había adoptado. Nací cuando mi madre tenía 16 años recién cumplidos. Ella se hizo cargo de mí. Trabajaba como mucama en una casa de familia, y con los años estudió y se puso una peluquería con una amiga. Siempre me dijo quién era mi papá, lo supe desde muy chico. Cuando pasaba por la casa de Loreto Fangio, lo saludaba diciendo “chau, abuelo”.

"Cuando comencé el primario me presenté diciendo que era el hijo de Juan Manuel Fangio”, recuerda con una sonrisa el ingeniero agrónomo, que se jubiló hace diez años después de trabajar en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, es padre de tres hijos de su primer matrimonio –que lo hicieron abuelo de dos nietas– y está casado en segundas nupcias con Andrea, desde hace casi veinte años.

Respeto a la relación con Fangio dijo que "lo conocí a los 5 años, y hasta que murió. Siempre tuve una excelente relación con toda la familia Fangio. Toto me invitaba cuando se reunían y, cuando me llevaba a algún lado, me presentaba como “el hijo de Juan”.

"Siempre supe mi identidad, pero nunca se me ocurrió reclamarle eso, porque me parecía más importante que él lo hiciera. Nunca hablamos de filiación. Lo consulté en un momento con un amigo que era abogado, pero no hice nada", finalizó.

Consultados sobre la herencia de 50 millones de dólares, Juan Carlos responde " ¡Es un disparate! Es mentira lo de los 50 millones. El viejo donó todo en vida. A la Municipalidad de Balcarce, y por otro lado hizo sociedades anónimas con los hermanos y con sus sobrinos, y lo que tenía fue para ese lado de la familia. Lo único que quedó fue un auto".

Por su lado Rubén manifestó que "la herencia prácticamente no existió. Ahora lo que sí tenemos es la propiedad de la marca Fangio".