Este miércoles falleció Miguel Ángel Russo, a los 69 años, tras una extensa lucha contra una enfermedad que lo mantuvo alejado de la actividad en los últimos meses. El entrenador de Boca Juniors y emblema del fútbol argentino deja una marca imborrable por su trayectoria como jugador y director técnico.

Su vínculo con el fútbol comenzó en Estudiantes de La Plata, club en el que desarrolló toda su carrera como futbolista, desde las divisiones inferiores hasta su retiro en 1989. En el Pincha disputó más de 400 partidos en 14 temporadas y conquistó dos títulos de Primera División: el Metropolitano 1982 y el Nacional 1983, bajo las conducciones de Carlos Bilardo y Eduardo Luján Manera.

Russo fue parte de una generación dorada del conjunto platense, compartiendo plantel con figuras como José Luis "Tata" Brown, Marcelo Trobbiani, José Daniel "Boca" Ponce y Alejandro Sabella, con quienes integró un mediocampo histórico en el fútbol argentino de los años '80.

Además de su legado como jugador, Russo se consolidó como un entrenador respetado y exitoso, reconocido por su perfil bajo, su profesionalismo y su mirada integral del deporte. Su muerte genera una profunda conmoción en el ambiente futbolístico y en los hinchas de Boca, Estudiantes y todos los clubes que dirigió a lo largo de su carrera.

Más allá de su irrenunciable lucha por salir adelante y seguir con su trabajo, había desmejorado en los últimos tiempos por el avance de un cáncer que le habían diagnosticado en 2017, cuando estaba al frente de Millonarios en Colombia.

Desde aquel entonces, Russo frontó diversos tratamientos y dos operaciones mientras se mantuvo en actividad dentro del fútbol. Tras una serie de internaciones que empezaron a principios de septiembre, le había costado dirigir con regularidad y empezó a ausentarse.

Su última aparición pública fue el 23 de septiembre, durante una práctica del plantel en Boca Predio, cuando el club publicó en sus redes sociales una imagen sonriente en la que el presidente e ídolo Juan Román Riquelme lo abrazaba.