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Fue bicampeón mundial con Argentina y hoy vende biromes en el tren: "Las medallas de oro no te dan de comer"

Moreno fue campeón del mundo en 2002 y 2006 con Los Murciélagos, la selección nacional de fútbol para ciegos. 

Martes, 6 de Mayo de 2025

Oscar "El Muro" Moreno, exjugador de la selección argentina de fútbol para ciegos, recorre cada día los vagones del tren Sarmiento vendiendo biromes y lápices. A los 52 años, y con una historia de gloria deportiva a cuestas, hoy enfrenta otra realidad: salir a trabajar por necesidad. "Las medallas de oro no te dan de comer", resume con sinceridad.

Moreno fue campeón del mundo en 2002 y 2006 con Los Murciélagos, la selección nacional de fútbol para ciegos. También ganó la medalla de plata en los Juegos Paralímpicos de Atenas 2004 y una Copa América en 2005. Su carrera en el deporte adaptado fue brillante, y compartió equipo con leyendas como Silvio Velo y Diego Cerega. "Mi momento cumbre fue en 2006, en la final contra Brasil, jugando de local. En un brazo tenía el trofeo y en el otro a mi hija Karen, que hoy tiene 23 años", recuerda con emoción.

Hoy su rutina comienza en González Catán. Desde allí toma un colectivo hasta Morón y empieza su recorrido en tren: Morón-Moreno, Moreno-Once y vuelta. Cuando se queda sin mercadería, va a Constitución, donde un mayorista le ofrece mejores precios. Su discurso de venta, claro y directo, atrapa a los pasajeros:

"Buenas tardes, mi nombre es Oscar Moreno. Fui jugador de Los Murciélagos, el seleccionado argentino de fútbol para ciegos. Gané dos Mundiales y también soy medallista olímpico. Todo eso se puede buscar en Internet, por si alguien quiere corroborarlo. Ahora estoy vendiendo biromes y lápices. Cuatro por mil pesos, cuatro por mil pesos."



Los pasajeros no solo compran. Lo reconocen, lo saludan, le agradecen. Algunos le piden fotos, otros lo filman, y así su historia se volvió viral en redes sociales. "Salí a vender por necesidad. Tengo un curso de instructor de ventas y decidí salir a trabajar", explica.

Moreno vive con su esposa y siete hijos, cuatro de ellos aún pequeños. Percibe el equivalente a dos jubilaciones mínimas por su medalla paralímpica. Con humildad, acepta su presente y lo enfrenta con entereza: "No me quejo. Soy un agradecido a Dios por todo lo que tengo. El primer vagón me costó, pero armé un discurso y después se fue dando solo".

En sus recorridos no solo obtiene ingresos, también cosecha historias. "Una vez, un chico en silla de ruedas me pidió una birome. Me dijo que quería hablar conmigo porque quería empezar a jugar al básquet adaptado. Le respondí: '¿Por qué no? Los límites nos los ponemos nosotros'. Me abrazó y me dijo: 'Me motivaste'. Eso me emocionó mucho".

La exposición mediática que obtuvo recientemente lo tomó por sorpresa. "No estaba en mis planes. Estoy agradecido a quienes se acercan y se interesan. Mis hijos lo toman con naturalidad, aunque a veces me dicen: 'Papá, saliste en tal lugar'".

Además, su familia se sumó al trabajo: su hijo Braian atiende un puesto de tortillas en Isidro Casanova. Aunque recibió algunas propuestas laborales formales, aún no se concretaron. "Me gustaría tener algo más estable", confiesa.

Moreno sueña con expandir su mensaje. Junto a Adrián Almasio, otro exintegrante de Los Murciélagos, proyecta dar charlas motivacionales en empresas y clubes. "Queremos que la gente vea desde nuestra perspectiva. Tal vez así comprendan que muchos problemas no son tan graves como parecen. Me gustaría, incluso, poder contarle esto al presidente algún día".

Con su magnetismo intacto, Oscar "El Muro" Moreno sigue adelante, ahora desde los vagones del tren, con la misma fuerza con la que defendía el arco argentino.