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¿Habí­a gigantes en el ejército romano? Hallan misterioso calzado talla 48 cerca de fuerte militar del siglo I

El hallazgo de zapatos romanos de gran tamaño en el Fuerte Magna, en el norte de Inglaterra, reabre preguntas sobre la diversidad fí­sica del ejército romano y la vida cotidiana en los lí­mites del imperio.

Sabado, 12 de Julio de 2025
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El hallazgo de zapatos romanos de gran tamaño en el Fuerte Magna, en el norte de Inglaterra, reabre preguntas sobre la diversidad fí­sica del ejército romano y la vida cotidiana en los lí­mites del imperio.

Sin embargo, lo que más sorprendió a los investigadores fueron ocho pares que superan los 30 centí­metros de largo "equivalente a un número 48 europeo o 13.5 en la escala estadounidense", considerablemente más grandes que el promedio actual y mucho más que el tamaño tí­pico encontrado en otros fuertes romanos de la región.

La hipótesis inicial de los expertos apuntaba a que podrí­an tratarse de zapatos de invierno o calzado rellenado con telas o medias gruesas.

Pero tras analizar su diversidad de estilos y proporciones, la conclusión preliminar es más directa: pertenecieron a personas con pies realmente grandes, posiblemente soldados de talla poco común para la época.

"Cuando apareció el primer zapato grande, pensamos en muchas explicaciones", comentó Rachel Frame, arqueóloga principal a cargo de la excavación.

"Pero al encontrar más ejemplares y de diferentes estilos, parece que realmente eran personas con pies muy grandes".

El hallazgo abre una nueva lí­nea de investigación sobre la identidad de los habitantes del fuerte "un asentamiento que en su época albergó a cerca de 4.000 personas, entre soldados, mujeres y niños"y sobre el origen de quienes vigilaban este extremo del imperio.

Según Frame, el trabajo apenas comienza y aún quedan muchas preguntas por responder a medida que continúan las excavaciones.

Zapatos antiguos dque ejan una gran impresión

Durante su periodo de uso, el Fuerte Magna "situado junto al Muro de Adriano en el norte de Inglaterra" albergó sucesivas oleadas de tropas romanas y sus familias, que se instalaron por intervalos desde su construcción hacia el año 85 d.C., según creen los arqueólogos a cargo de las excavaciones.

Inscripciones halladas en muros y altares del lugar mencionan la presencia de arqueros hamianos procedentes de lo que hoy es Siria, soldados de montaña dálmatas originarios de Croacia y Serbia, y batavos provenientes de los actuales Paí­ses Bajos. Aunque se desconoce cuánto tiempo permaneció cada uno de estos grupos en el recinto.

Bajo órdenes del ejército romano, las unidades solí­an abandonar el fuerte para trasladarse a otras regiones del imperio.

Muchas veces lo hací­an con premura, dejando tras de sí­ objetos personales como zapatos, vestimenta y pertenencias, que eran descartados en fosas o trincheras cercanas, explicó Rachel Frame, la arqueóloga principal del sitio.

A medida que nuevos ocupantes se instalaban en el fuerte, requerí­an más espacio, por lo que construí­an estructuras más grandes sobre las antiguas.

Para ello, compactaban escombros y arcilla entre los muros existentes, atrapando así­ los objetos abandonados por los inquilinos anteriores, agregó Frame.

"Como arqueólogos, nos gusta la basura", comentó la doctora Elizabeth Greene, profesora asociada de Clásicas en la Universidad de Western Ontario.

"Cuando encontramos capas habitacionales con objetos olvidados o descartados, eso nos dice mucho sobre cómo se usaba el espacio", afirmó.

Greene ha estudiado miles de zapatos encontrados en el cercano Fuerte Romano de Vindolanda, uno de los sitios arqueológicos más analizados a lo largo del Muro de Adriano.

Aunque no participó directamente en la excavación de Magna, ha podido examinar los recientes hallazgos y confirma que hay similitudes con los ejemplares de Vindolanda.

Por ejemplo, las suelas de ambos conjuntos están fabricadas con varias capas de cuero de vaca unidas por clavos de hierro.

Aunque solo un par de zapatos hallados en Magna conserva parte del cuerpo superior, en Vindolanda se han identificado diferentes tipos de calzado. Desde botas militares cerradas y botas de trabajo abiertas hasta sandalias con amarras de cuero y modelos similares a zapatillas que cubren hasta el tobillo.

Según Greene, la razón por la que las suelas de cuero lograron conservarse durante tantos siglos en el subsuelo podrí­a deberse al uso de técnicas de curtido vegetal, que aplicaban una mezcla triturada de materia orgánica para lograr un acabado resistente al agua y al calor. Esta hipótesis aún se encuentra en etapa de análisis.

¿Quién usaba los zapatos gigantes? La incógnita que intriga a los arqueólogos

El tamaño de los zapatos descubiertos en el Fuerte Magna ha llevado a los arqueólogos a considerar que sus antiguos propietarios podrí­an haber sido hombres de gran estatura, señaló la doctora Elizabeth Greene. Para dar una referencia, en el cercano Fuerte de Vindolanda "??uno de los sitios mejor excavados del norte de Inglaterra"?? solo 16 de los 3.704 zapatos recuperados miden más de 30 centí­metros.

Los manuales militares romanos de la época solí­an describir al recluta ideal como alguien que medí­a entre 1,73 y 1,75 metros, según Rob Collins, profesor de arqueologí­a de frontera en la Universidad de Newcastle.

Sin embargo, los soldados destinados al Muro de Adriano provení­an de distintas regiones del vasto Imperio Romano, lo que aportaba una diversidad de rasgos fí­sicos a los asentamientos.

Aún así­, persiste la duda sobre por qué precisamente en Magna habrí­a sido necesaria la presencia de soldados de estatura superior al promedio.

Para intentar esclarecer a quiénes pertenecí­an los zapatos, los investigadores analizarán las huellas de desgaste y uso, explicó Rachel Frame.

En algunos casos, es posible que las marcas del pie en el interior del calzado permitan modelar la forma y tamaño del pie original.

No obstante, vincular estos objetos con restos humanos concretos podrí­a resultar complejo.

En general, los romanos que habitaron los alrededores del Muro de Adriano cremaban a sus muertos y marcaban sus tumbas con lápidas, afirmó Collins.

Los pocos huesos que han sido hallados en el sitio suelen corresponder a entierros irregulares, accidentales o pertenecientes a enemigos del imperio.

Hasta ahora, los restos óseos encontrados en Magna estaban demasiado degradados para ofrecer datos significativos, dijo Frame, aunque el equipo sigue buscando nuevas zonas de enterramiento.

También se están analizando fragmentos de cerámica y otros objetos que podrí­an ayudar a fechar el sitio y reconstruir las lí­neas de tiempo de los ocupantes documentados.

Sin embargo, los investigadores temen que el tiempo para seguir indagando se esté agotando.

El cambio climático amenaza los vestigios del Imperio Romano en el norte de Inglaterra

La conservación del cuero romano de más de 2.000 años, como el encontrado en los sitios de Vindolanda y Magna, ha sido posible gracias a las condiciones anaeróbicas del suelo "es decir, ambientes con muy poco oxí­geno", explicó Rachel Frame, arqueóloga a cargo de la excavación en Magna.

Sin embargo, los 34 zapatos descubiertos en este fuerte presentan un estado de conservación inferior al de los ejemplares extraí­dos décadas atrás en Vindolanda. Según Frame, esto se debe al impacto creciente del cambio climático en la composición del suelo.

"A medida que el clima cambia y experimentamos olas de calor, sequí­as o lluvias extremas en cortos periodos, todo eso altera las condiciones subterráneas y permite que más oxí­geno ingrese al terreno", explicó la investigadora.

Ese oxí­geno activa microorganismos que aceleran la descomposición y altera el pH del suelo, volviéndolo más ácido y propenso a degradar materiales naturales como el cuero.

Estos cambios obligan a los arqueólogos a actuar con mayor rapidez.

"No digo que no me entusiasmen los objetos brillantes o los tesoros valiosos, pero para mí­ la arqueologí­a se trata de las historias de todos los demás"?¦ de las vidas que no quedaron registradas, de quienes no fueron reyes, emperadores ni héroes célebres", señaló Frame.

"Estos objetos personales permiten devolver a las personas reales al relato histórico", concluyó.

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