Comenzar la mañana con alimentos ricos en nutrientes puede mejorar la saciedad y favorecer el control del apetito. Claves prácticas para optimizar la primera comida y sentirse mejor durante toda la jornada.
Durante años, el desayuno fue sinónimo de café con leche y panificados. Sin embargo, nuevas investigaciones muestran que priorizar las proteínas al comenzar el día puede tener efectos muy positivos en la salud y en el control del peso.
"Un desayuno rico en proteínas ayuda a estabilizar el azúcar en sangre, mejora la saciedad y evita los picos de hambre que suelen aparecer a media mañana", explica la doctora Samantha Cassetty, nutricionista estadounidense especializada en alimentación saludable.
En lugar de optar por medialunas o tostadas solas, los expertos proponen sumar fuentes proteicas como huevos, yogur griego natural, quesos bajos en grasa, legumbres o incluso batidos proteicos caseros. Esto no solo aporta energía más estable sino que también favorece el metabolismo y la masa muscular.
Para la población argentina, adaptar el desayuno proteico es sencillo: basta con reemplazar el típico combo de facturas por alternativas más completas como una tostada integral con palta y huevo, o yogur con semillas y frutas.
Más allá de la energía, los desayunos ricos en proteínas han demostrado ser aliados en los procesos de pérdida de peso. Un estudio publicado en The American Journal of Clinical Nutrition evidenció que quienes incorporan entre 25 y 30 gramos de proteína en el desayuno sienten menos hambre durante el día y tienden a consumir menos calorías totales.
"La proteína es el macronutriente que más promueve la sensación de saciedad", afirma la doctora Melina Jampolis, médica especialista en nutrición de Estados Unidos. "Si al comenzar el día cubrimos una buena parte de nuestras necesidades proteicas, es más fácil controlar la ingesta en el resto de las comidas".
Algunas ideas adaptadas al paladar argentino para lograr desayunos proteicos sin complicaciones: