El gato más gordo del mundo falleció el sábado en la ciudad rusa de Perm, de acuerdo con la prensa internacional. El felino, llamado Crumbs, ganó gran fama en el mundo por alcanzar un peso extremo, nunca antes registrado en una mascota de pequeño tamaño.

En sus últimos meses de vida, Crumbs fue asistido por los profesionales de un centro veterinario que lo sometieron a un tratamiento amigable para intentar reducir su peso. A pesar de los intentos, los veterinarios revelaron que el gato habí­a comenzado a mostrar dificultad para respirar. Rápidamente lo trasladaron a una cámara de oxí­geno, pero nada sirvió.

En las redes sociales del centro veterinario, los cuidadores anunciaron con dolor la noticia de su partida: "A pesar de nuestros esfuerzos, nuestro amigo no resistió. Hasta el último segundo, no estuvo solo. Los mejores veterinarios lucharon por él hasta su último aliento".

Por el momento, se desconoce la causa de muerte oficial. Sin embargo, los veterinarios del centro declararon se notaron "múltiples crecimientos en el bazo y metástasis en otros órganos internos". Para los veterinarios, su condición de obesidad habrí­a ocultado otros problemas de salud.

El felino, que inicialmente tení­a el nombre Kroshik ("migaja", en ruso), fue abandonado por sus anteriores dueños en los sótanos de un hospital. Al verlo, los empleados del nosocomio se compadecieron de él y lo alimentaban con sopa y galletas para que no muriera de hambre.

Más tarde, lo trasladaron al centro veterinario con el deseo de que su estado de salud mejorara. Allí­, notaron que Crumbs no podí­a caminar por la acumulación excesiva de grasa en su abdomen y patas.  Luego de meses llevando una dieta baja en calorí­as y un programa de ejercicios fí­sicos adaptados a su condición, incluida la hidroterapia, fue progresando. "Por fin puede moverse, aunque todaví­a se niega a hacerlo con entusiasmo", decí­a la especialista Ekaterina Bedakova.

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