Cultura Un luchador

Dizzy Gillespie, el genio del jazz que luchó contra la revolución cubana

A 30 años de la muerte del célebre trompetista, se recuerda cómo ayudó a los músicos cubanos Paquito D‘Rivera y Arturo Sandoval.

Viernes, 6 de Enero de 2023
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Este 6 de enero, se cumplen 30 años de la muerte de uno de los grandes artistas de jazz, Dizzy Gillespie, trompetista virtuoso que impulsó, a comienzos de la década del cuarenta, junto con el saxo alto Charlie Parker (1920-1935), una revolución del género, que se llamó Bebop.

Extrovertido, desarrolló no sólo el jazz moderno, sino también una verdadera estética. Pasó por una época en el mundo del jazz dominada por la heroína, sin caer en esos falsos paraísos, y supo entender que la libertad es el bien más preciado. Y ayudó a los músicos cubanos Paquito D’Rivera y Arturo Sandoval luego de que escapasen de la dictadura castrista.

Tanto el saxo alto D’Rivera, en marzo de 1980, como el trompetista Arturo Sandoval, en marzo de 1990, que precisamente estaba de gira con Gillespie en Roma, se exiliaron en los Estados Unidos.

Sandoval, incluso, diseñó su huida de Cuba con la complicidad de Gillespie.

Otro intento

En 1984, el trompetista también insistió por otro músico, el pianista Gonzalo Rubalcaba, de sólo 20 años. Le mandó al gobierno cubano un contrato para que él participara de una gira por Europa con su grupo. La respuesta fue negativa: “Esa imposible que Rubalcaba abandone la isla, ya que está estudiando”, le dijeron.

Rubalcaba, que ahora vive en la República Dominicana, se enteró años después por boca del propio Gillespie.

Lejos de querer generar un conflicto diplomático que hubiese cerrado más las fronteras cubanas a los artistas, Gillespie siempre trató de desarrollar un puente cultural entre Cuba y los Estados Unidos, reanimar ese espíritu que había existido entre ambos países sin centrarse en los aspectos negativos de la relación.

Su relación con Cuba y la música afrocubana venía de mucho tiempo atrás. Gillespie fue uno de los principales impulsores de la música cubana en Nueva York. Si bien, el toque latino nunca estuvo ausente, desarrolló un estilo, el latin jazz o jazz afrocubano.

Conoció la música afrocubana de primera mano con el multi-instrumentista Mario Bauzá, en 1938, en los conciertos del Savoy Ballroom. Se hicieron amigos entrañables y Dizzy, con 20 años, ya viviendo en Nueva York, lo consideraba un padre.

Llegaron a tocar juntos en la línea de trompetas de la orquesta del cantante Cab Calloway, de la que formó parte entre 1939 y 1941. Ese amor por la música afrocubana quedó en evidencia cuando en 1947 incluyó en su orquesta al extraordinario percusionista cubano Chano Pozo, aunque su colaboración duró poco, ya que lo asesinaron en Harlem, en diciembre de 1948.

Dizzy Gillespie probó más que ningún otro artista, que los idiosincráticos aspectos del bebop podían adecuarse a muchos contextos diferentes como, por ejemplo, la música afrocubana.

Un virtuoso entretenedor

Mucho de su aprendizaje como instrumentista y hombre de negocios lo desarrolló en la orquesta de Calloway, con quien mantenía una relación tempestuosa. porque le reprochaba sus travesuras en el escenario y el aventurero enfoque en sus solos.

En una ocasión llenó la campana de su trompeta con bolitas de papel y cuando sopló terminaron en la cara del director. El vínculo entre Gillespie y Calloway terminó cuando se trenzaron en una pelea durante un ensayo y el trompetista le cortó la pierna con una navaja.

Tras su expulsión de la banda, Gillespie vivió un cambio fundamental tanto en lo musical como en su aspecto. Mientras que sus arreglos y sus solos se hicieron más audaces, comenzó a usar boina, anteojos de llamativo marco, perilla y una ropa elegante que terminarían siendo distintivas del movimiento bop.

Además, y en esto fue el único de la generación del bebop, desarrolló dotes de hombre del espectáculo, es decir, además de un virtuoso trompetista, compositor notable y logrado cantante fue un entretenedor que improvisaba chistes y hasta parodiaba las actitudes de sus colegas.

Gillespie era un músico súper dotado, muy influido por el trompetista Roy Eldridge (1911-1989) y, aunque llegó a superarlo, mantuvo un fuerte sentido de la síncopa en sus interpretaciones. Le gustaba cortar su fluido fraseo melódico con abruptas frases cortas e irregulares y saltos hacia los registros más altos del instrumento, como Roy Eldridge o el propio Louis Armstrong.

Con Charlie Parker, al que conoció en Kansas City en 1939, los unió una amistad artística excepcional. Ambos tenían un lenguaje musical similar, aunque habiendo abrevado en distintas fuentes. Se dirigían sin haberlo premeditado a revolucionar el género.

Resistido por sus pares
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Una revolución que encontró, en los primeros años, la resistencia de los artistas clásicos del jazz como Louis Armstrong: “Todos esos acordes extraños no significan nada”; Benny Goodman: “No hay ninguna melodía que se pueda recordar ni ningún ritmo que se pueda bailar”; o Cab Calloway: “Es música china”.

En la historia del jazz algunas vidas parecen de fábula, como la de Gillespie y la de Parker. Todo habría comenzado en las jam sessions de trasnoche de los lunes en el Minton´s Playhouse, entre 1941 y 1942, donde el trompetista y el saxo alto junto a Thelonious Monk (1918-1982), Tommy Potter (1918-1988), Kenny Clarke (1914-1985) y ocasionalmente Charlie Christian (1916-1942) sacudían con su progresista enfoque el orden del jazz establecido.

Estas jams no estaban dirigidas a ganar dinero, sino a tocar estas nuevas historias que surgían en cabezas como la de Monk, Gillespie o Parker y el escenario mínimo de Minton"s era un ring donde se probaban los jóvenes leones del jazz.

Gillespie, tras su despido de la banda de Calloway, siguió creciendo como músico en las orquestas de Benny Carter, Charlie Barnet, Lucky Millinder, Earl Hines y Billy Ekstine, en estas dos últimas, con Parker como compañero.

“La gente habla de la banda de Hines como la incubadora del bop, ya que los principales exponentes de ese estilo tocaron en ella, pero creo que es una impresión errónea de que esa música era nueva. No lo fue. La música evolucionó a partir de lo que había antes. Es la misma música sólo que la diferencia estaba en cómo llegabas de aquí a aquí”, comentó el trompetista acerca de los bop en los años "40.

En enero de 1944 decidi+o lanzarse como líder de un grupo en el Onyx Club; antes le había enviado a Parker un telegrama a Kansas City que nunca recibió. Ya en aquel momento su música tenía un público de freaks que hasta se vestían como el trompetista.

También eran años donde el consumo de heroína era un código para los jazzmen. Dizzy pasó indemne por esa época. Quizás su vida afectiva, junto con la bailarina Lorraine Willis, con quien se casó en 1940 y de quien nunca se separó, le dio una seguridad afectiva que le permitió mantenerse al margen de esos oscuros años.

Y aquí, una digresión: Se cuenta que Parker, quien no tenía horarios, se acercaba muchas veces a la casa de Dizzy para que le escribiera una melodía que acaba de crear. Bird casi no leía música y Dizzy, en cambio, era muy bueno también leyendo y escribiendo.

Pues bien, un día, a las dos de la mañana tocó el timbre en la casa de Dizzy quien, sin abrir la puerta a pedido de Lorraine, le hizo tocar la melodía del otro lado y por debajo de la puerta le pasó la partitura escrita. “Lorraine era terminante con algunos colegas y a Bird lo conocía muy bien”, decía Dizzy a modo de justificación.

Sobre este punto, Ekstine decía: “Si Bird fue más responsable que cualquier otro de que el bebop se tocará, el responsable de que se escribiera fue Dizzie”.

Dos genios se encuentran

La llegada de Charlie Parker a la famosa Calle 52 (fue el centro jazzístico de Nueva York, entre las avenidas Quinta y Sexta, en Manhattan) en septiembre de 1944 unió a estos dos artistas que con su genio legitimaron esta nueva forma de hacer jazz, aunque siguieron las voces críticas.

Gillespie por aquellos años escribió grandes composiciones, como Night in Tunisia, himno del bop, Blue‘n Boogie, Groovin’ High, Dizzy Atmosphere, Hot House y Salt Peanuts, entre muchas otras. Actualmente, son clásicos en la historia del jazz moderno.

Con Parker fuera del radar, Gillespie formó a finales de 1946 una big band de Bop; las orquestas, donde nació este músico como artista le seguían fascinando y uno de los grandes momentos fue la presentación en el Carnegie Hall, en septiembre de 1947, con un material de jazz afrocubano y las presencias junto a Gillespie de Parker y el percusionista Chano Pozo.

“La interpretación de Manteca y Cubana Be, Cubana Bop dejaron a la audiencia en estado de shock”, dijo el baterista y arreglador, George Russell. Antes en Dizzy Atmosphere, el solo de Gillespie rebosó ferocidad ante el desafío de Parker. ¿Quién más que Dizzy podía responderle a Parker? Esa noche nació el cubop, la fusión de música cubana con el bebop.

Fueron cada vez más escasas las reuniones entre Gillespie y Parker: Cada uno con sus proyectos fueron tomando distancia del otro. Hubo dos o tres encuentros más antes de la muerte del saxofonista en marzo de 1955.

En la década del cincuenta, Gillespie dirigió la Orquesta de Jazz del Departamento de Estado, avanzada cultural del Tío Sam que contaba con un excelente presupuesto. Años de la Guerra Fría y el jazz era la mejor carta de presentación de los Estados Unidos.

Entre sus extravagancias, podríamos destacar que en 1964 se presentó como candidato a presidente y prometió que si era elegido la Casa Blanca (White House) se llamaría Blues House y en su gabinete estarían Duke Ellington como secretario de Estado, Miles Davis, director de la CIA, Max Roach, secretario de Defensa, Charle Mingus, secretario de Paz, Ray Charles, en la Biblioteca del Congreso, Louis Armstrong, secretario de Agricultura, Mary Lou Williams, embajadora ante el Vaticano, Thelonious Monk, embajador itinerante y Malcolm X fiscal general.

En su fórmula estuvo acompañado por Phyllis Diller. Lo recaudado en la campaña estuvo destinado al Congreso de Igualdad Racial. En 1971 amenazó con volver a presentarse, pero finalmente desistió.

En la década del ochenta dirigió la Orquesta de Jazz de las Naciones Unidas, donde tocaron recién llegados de sus respectivos exilios Paquito D’Rivera y Arturo Sandoval.

En diciembre de 1991, en el club Kimball’s, en California sufrió una crisis que terminó con un diagnóstico de cáncer de páncreas que lo obligaron a retirarse después de 56 años de carrera y 41 discos. Dizzy aparece en 18 documentales sobre jazz.

Datos sobre su carrera

En 1989, Gillespie recibió el premio Grammy Lifetime Achievement Award y doctor honoris causa de la Berklee College of Music; en 1990, recibió por el centenario del jazz Premio de Honor del Centro Kennedy y el premio Duke Ellington por su labor como compositor; en 2002, de manera póstuma entró en el Salón de la Fama de la Música Latinoamericana.

Dizzy Gillespie nació el 21 de octubre de 1917, en Cheraw, Carolina del Sur. Comenzó a tocar el piano a los 4 años y luego el trombón, para finalmente decidirse por la trompeta, aunque era un eximio pianista.

Murió en su casa de Nueva Jersey, el 6 de enero de 1993, a los 75 años y fue enterrado en el cementerio de Flushing, Queens, Nueva York.

En 1954, durante la fiesta por el cumpleaños de Lorraine, un animador contratado trastabilló cayendo sobre la trompeta de Dizzy que resultó su cuerno torcido hacia arriba.

“Cuando se le pasó el enojo -cuenta Leonard Feather- trató de tocar el instrumento y notó que el sonido alcanzaba mejor su oído. Al día siguiente visitó la casa de un fabricante y preguntó si se podría producir este tipo de trompeta e, incluso, quiso patentarlo, pero descubrió que un instrumento muy parecido estaba patentado desde hacía 150 años.

Cuatro visitas a Buenos Aires

De las cuatro veces que estuvo Gillespie en la Argentina, la primera, en julio de 1956, como director de la Orquesta de Jazz del Departamento de Estado, fue la más recordada por una serie de acontecimientos que rodearon su estadía.

Inicialmente, fue rechazado en el City Hotel por ser negro y aunque después se intentó arreglar este hecho racista, la orquesta se hospedó en el Continental. En esa estadía se presentaron en el teatro Casino.

En esos días, Gillespie -disfrazado de gaucho-, grabó con Osvaldo Fresedo, en la boite Rendez Vous, cuatro temas: Adiós muchachos, Preludio N° 3,Vida mía y Capricho de amor, disco que se agotó en horas tras su lanzamiento y que fue reeditado en 1999.

En este viaje conoció al pianista Lalo Schifrin, que se mudó a los Estados Unidos donde hizo su carrera. En su segunda visita, en 1961, vino con un quinteto con Schifrin como pianista; diez años después, en 1971, regresó para presentarse en el Gran Rex. En 1979 tocó en Obras con Hermeto Pascoal como invitado.

De todas las anécdotas que generaron las visitas de Gillespie, una fue la que el recordado contrabajista Jorge López Ruiz le contó a Clarín: “Fue una de las experiencias que me marcaron para siempre. Corría 1956 y yo tocaba todavía la trompeta en el boliche de Osvaldo Fresedo, Rendez Vous. Estaba tocando y en un momento me doy cuenta que en el piano se había sentado nada menos que Dizzy Gillespie y me dio algo así como vergüenza. Tocaba cada vez más bajo y sentía que sonaba chiquito, inseguro hasta que se levantó del piano, me agarró del brazo, y me dijo: ¡Eh, equivocate fuerte!

WD