El salto de la brecha cambiaria es enemigo de los incentivos a vender para los productores y la acumulación de reservas se volvió más lenta que lo esperado en abril y mayo
Con apenas USD 80 millones ingresados el miércoles por parte del sector cerealero y de oleaginosas y una cifra que se presume aún más baja en la jornada de ayer dado el menor volumen de la rueda, el precio del dólar resultó fiel reflejo de esa situación tirante. En plena temporada alta de liquidación de divisas, el sector agropecuario parece estar ingresando menos dólares que durante el verano, lo que no sólo afecta la capacidad de compra del Banco Central sino también la cotización en el mercado financiero. Esto porque el 20% de lo que liquidan los exportadores lo pueden canalizar a través del contado con liquidación (CCL), el denominado dólar blend, lo que hacía suponer que las cotizaciones atravesarían el segundo trimestre del año aún más anestesiadas que en el primero.
No fue así: la agresiva baja de tasas a la que el consenso del mercado le atribuye principalmente la ola dolarizadora contribuyó a ralentizar aún más la venta de los productos, que ya venía demorada pero que hasta la semana pasada había empezado a normalizarse. De hecho, el avance de la cosecha ya se ubica en torno a 65%, lo que no se está plasmando en el flujo de divisas del mercado cambiario.
Se sabe, la brecha es enemiga de la liquidación y produce el efecto contrario a cualquier incentivo a liquidar. Con el dólar bordeando los $1.300, la brecha volvió a niveles de 50% lo que para el campo es un cartel de neón que indica “esperar” lo máximo posible antes de vender. Así, en las últimas 5 ruedas, la liquidación del agro anotó un retroceso en torno a 20% según las estimaciones del operador Salvador Vitelli, lo que se combinó o, mejor dicho, cuyo correlato fue el salto del tipo de cambio financiero (CCL)
Un factor adicional podría estar atentando, paradójicamente, contra el ingreso de divisas y estimulando a los productores a seguir esperando. El precio de la soja está subiendo desde hace dos semanas en el mercado internacional, producto de la menor oferta por las inundaciones en Brasil y ya encadenó 9 ruedas consecutivas al alza. Es una buena noticia para la Argentina pero, en lo inmediato, podría estar dificultando la llegada de los dólares. Desde el sector agroexportador admiten que la combinación de factores está afectando el flujo y advirtieron que este año probablemente se advierta una dinámica diferente a la habitual en el ritmo de liquidación, sin picos pero con valores constantes más altos. “El productor este año no hará ventas en pico de campaña sino durante todo el año en forma constante”, anticiparon.
El movimiento del dólar empalma con la caída en el precio de las acciones argentinas en el exterior y también de los bonos soberanos, que experimentaron un proceso de “reparación” o “repricing” hacia abajo.
“Las causas de este repricing se encuentran en un ambiente externo más adverso a los mercados emergentes, la falta de avances en el tratamiento de la ley Bases y un ritmo de acumulación de reservas positivo pero muy moderado respecto de abril. Estos factores mantienen la incertidumbre relativamente alta en el corto plazo, presionando sobre las cotizaciones”, opinaron en Delphos Investment. La consultora financiera sostuvo en su informe diario que “todo indica que el dictamen podría lograrse la semana próxima, el cual incorporaría muchos cambios y modificaciones. La aprobación llegaría recién a mediados de junio”, lo cual estira los tiempos ante una ansiedad creciente del mercado.
También desde Outlier destacaron la desmejora en las altas expectativas que tenía el mercado. “Los equilibrios en los dólares financieros, con cepo y tipos de cambios múltiples, siempre fueron volátiles, pues básicamente están dominados por expectativas en mercados que durante la mayor parte del tiempo están nutridos por flujos especulativos, aunque ahora el CCL tiene un componente de flujo comercial por el lado de la oferta que debería, como mínimo, amortiguar esa volatilidad en el mediano plazo”, aseguraron los analistas de la consultora, donde agregaron que “eso nos lleva a interpretar lo que está ocurriendo en el mercado de cambios como un indicador de un deterioro general de las expectativas de los agentes económicos”.