La pareja de periodistas celebró el primer aniversario de su relación de manera muy íntima y en la privacidad del hogar.
Los periodistas, Rolando Barbano y Marina Calabró, celebraron el primer aniversario de su amor y lo compartieron en redes sociales con una secuencia de imágenes que transmiten intimidad y ternura. La pareja eligió festejar en un entorno distendido y personal, lejos de las formalidades.
En la primera foto, se besan con los rostros muy cerca y ligeramente desenfocados, lo que refuerza la naturalidad del instante. Barbano, con unas gafas y barba prolija, sostiene a Calabró, que sonríe con los ojos cerrados y lo abraza con confianza. En la segunda toma, el periodista le roba un beso en la mejilla a su pareja, quien mira a la cámara y sonríe ampliamente, recostada sobre el brazo de él en un gesto de relajación y felicidad compartida.
La tercera imagen los muestra abrazados y ambos mirando al lente, en una foto borrosa que resume el dinamismo del encuentro. La última, protagonizada por Marina en un primer plano resplandeciente, revela una chaqueta negra, el cabello rubio peinado en ondas y una sonrisa radiante. Barbano aparece atrás y la sostiene dentro del encuadre, logrando una imagen de complicidad auténtica. El fondo de todas las fotos es un interior luminoso, con ventanales que dejan ver el verde exterior y el mobiliario de madera y metal, aportando un aire cálido y hogareño.
El tema surgió en una charla sobre fobias personales, donde Calabró reconoció también su dificultad para flotar en el agua, un obstáculo en la temporada de verano. Sin embargo, destacó que al menos uno de sus viejos temores logró dejarlo atrás: "Igual, ya superé una de mis fobias...", contó. Ante la curiosidad de su compañero Guido Záffora, Marina precisó que se trataba del miedo a lavarse la cabeza bajo la ducha, que condicionó durante mucho tiempo su día a día.
El factor clave en esta transformación fue, según la periodista, la ayuda activa de Barbano. "Me ha alentado... Te superviso, no te vas a ahogar, si hay una emergencia llamo al 911", relató sobre la contención y el humor con el que él le transmitió seguridad durante los primeros intentos. La presencia de su pareja del otro lado de la mampara, vigilando y alentándola, le permitió finalmente adoptar el hábito de ducharse de forma tradicional, aunque admitió que aún no ha logrado superar su aversión a la sumersión completa.
Al repasar el beneficio práctico, Calabró reconoció cuánto facilitó su vida este cambio: la separación entre el lavado del cuerpo y del cabello quedó en el pasado, junto con el tiempo extra y el caos de los utensilios en la cocina. Así, gracias al apoyo y la paciencia de Barbano, Marina logró modificar una rutina que la había condicionado durante años.

El exparticipante contó que fue víctima de un violento hecho de inseguridad en su casa de Berazategui.