A dos semanas de las elecciones, el oficialismo libertario intenta revertir el clima de derrota. Con el apoyo económico de Donald Trump y el escándalo Espert como catalizador, Javier Milei busca recuperar la iniciativa política y encarar la recta final con Santilli como figura central en Buenos Aires.
"La victoria en la guerra no depende de la cantidad de soldados, sino de las fuerzas que vienen del cielo", repite Javier Milei como un mantra. La cita de Judas Macabeo se convirtió en consigna espiritual dentro de La Libertad Avanza, donde el pesimismo parecía haberse instalado hasta que dos factores externos sacudieron la modorra: el auxilio de Donald Trump -con su respaldo financiero- y el escándalo que involucró a José Luis Espert.
"Fue como vomitar: se pasa mal, pero después te sentís aliviado", describe un libertario bonaerense que resume el ánimo interno. Tras el fallo judicial que confirmó a Diego Santilli como primer candidato, el Gobierno encontró en él una nueva narrativa electoral. "¿Querías un outsider? Fue. Ahora toda la campaña gira en torno al Colo", admiten cerca de Milei.
El oficialismo apuesta a que el impulso del PRO y la reconciliación con Mauricio Macri logren consolidar una "victoria rasante". Las encuestas marcan un 35% a nivel nacional: suficiente para retener el poder, aunque sin margen para grandes reformas. En la Provincia, la meta es achicar la brecha con el peronismo: si Santilli logra descontar cinco puntos, su figura quedará instalada como héroe electoral, "el Goyco" de la política.
Pero la maquinaria libertaria sigue atravesada por tensiones internas y falta de fondos para la fiscalización. En La Matanza denuncian la desaparición de $300 millones destinados al operativo del 7S. Aun así, en el Gobierno confían en que "un tuit de Scott Bessent" bastará para resolverlo.Mientras tanto, el peronismo prepara su propio acto de fe: el regreso al balcón de Cristina Kirchner en el Día de la Lealtad. Axel Kicillof, su heredero político, duda entre la prudencia institucional y la presencia militante. Sabe que su futuro -y el del kirchnerismo- se juega tanto en las urnas como en el ánimo de una clase media asfixiada por la inflación y los créditos para pagar la tarjeta.
Entre plegarias, traiciones y rescates de último minuto, Milei intenta transformar la crisis en oportunidad. Y, como recuerda su cita bíblica favorita, confía en que la victoria no dependa del número de soldados, sino de las fuerzas que -literalmente- vengan del cielo.

El oficialismo espera victorias en distritos en los que hizo acuerdos electorales y descuenta derrotas en provincias gobernadas por el peronismo. Por otra parte, el Presidente tendrá el martes una cumbre con Trump y hay expectativa por un nuevo anuncio.