El jefe del Estado habló frente a más de 70 candidatos y miembros del elenco oficialista; su asesor fue el otro expositor; esfuerzo por revertir expectativas en lo peor de la crisis económica y política.
En el momento de mayor vulnerabilidad política de su mandato y en una jornada negra para los mercados que llevó al BCRA a vender US$379 millones para contener al dólar, Javier Milei reunió en Olivos a más de 70 candidatos y miembros del elenco oficialista para bajar el mensaje que el Gobierno dará durante la campaña nacional. La coyuntura, quedó en claro hoy, obligará al Presidente a protagonizar un gran esfuerzo durante la temporada proselitista para recuperar el apoyo popular y revertir las expectativas sobre su gestión.
Desde un atril en el quincho microteatro presidencial, Milei habló frente a unos 48 candidatos a diputados y senadores (los dos primeros de la lista de cada provincia). También lo escucharon los miembros de la "mesa política" nacional y un grupo de referentes, funcionarios, "voceros" de la gestión e influencers libertarios, como Iñaki Gutiérrez y Mariano Pérez.
Según se pudo reconstruir, el Presidente -como suele hacer siempre que está frente al micrófono- explicó los hitos de gobierno y el estado del país que recibió en 2023. Pero también bajó los lineamientos de campaña que se definieron en la cúpula de la Casa Rosada y abrió la reunión a preguntas. Allí tomó la palabra el asesor presidencial Santiago Caputo, que pulió el mensaje y la estrategia proselitista que definió en su "laboratorio consultoril" a partir de los últimos sondeos de opinión.
"En esta etapa hay que valorar el esfuerzo de los argentinos e invitarlos a defenderlo para que todo valga la pena", fue la idea que transmitieron el Presidente y su gurú.

José Luis Espert, Javier y Karina Milei, en Olivos luego de la caravana por Lomas de Zamora.
Luego de la cumbre quedó en claro que la estrategia de LLA apuntará a nacionalizar la campaña y a apalancarse en la polarización: la idea de los libertarios es "agitar el fantasma kuka" y hablar de un "bombardeo opositor" contra el programa económico. Esa receta se combinará con un mensaje de mayor empatía hacia el "esfuerzo de los argentinos".
En lo político, así, la convocatoria al diálogo y a la concordia nacional que el Presidente hizo el lunes en la cadena nacional comienza a quedar más diluida por una campaña del miedo que equipara a cualquier propuesta opositora con "volver al pasado".
Por la tarde, también en la quinta presidencial, se desarrollaba una segunda reunión con los jefes de campaña de todo el país. Allí, según trascendió, se podrían oficializar algunos cambios a nivel conducción en la mesa proselitista nacional.

Pilar Ramírez, junto a Patricia Bullrich y Karina Milei.
Uno de los candidatos dijo luego de su paso por Olivos: "Lo que tenemos que transmitir es que el pasado es caos, inflación y corrupción. Y el presente es un momento que hay que valorar y cuidar después del esfuerzo que se hizo. Después de la estabilidad que se logró se viene un crecimiento". Y agregó: "Los embates en el Congreso lo que hicieron fue frenar ese crecimiento. Tenemos que hablar de ese pasado al que no se quiere volver y de ese futuro que necesita tener más sostenibilidad y que está bajo bombardeo opositor. Esas son las cosas que hay que explicar".
"Pies en la tierra"
La otra clave de la estrategia proselitista será ubicar a Milei como el "gran elector" de la campaña. "El protagonista es Javier. Es el único que conserva la imagen de outsider", reconoció uno de los colaboradores de la campaña. En la Casa Rosada aseguran que el jefe de Estado se va a poner "la campaña al hombro" y que va a seguir activo y comprometido con las mesas políticas y proselitistas, una actitud que recién estrenó después de la derrota en la provincia de Buenos Aires.
En otras palabras, se espera que el jefe de Estado se comprometa más con la conducción política y que no se limite a delegar esa materia en el ala "karinista", mientras él se focaliza únicamente en la economía, como hizo hasta ahora.
Milei también le enfatizó a los candidatos que tienen que enmarcar la campaña como "una disputa nacional y no local". "No hay nada que ganar en discutir lo local", insistió un colaborador de la mesa chica.
El Presidente y su gurú de campaña no quieren "provincializar" la elección como ocurrió en Buenos Aires y pretenden quitarle el peso a los aparatos políticos territoriales. Tanto los opositores como los propios. Si bien nadie fue corrido de su cargo después de la derrota bonaerense, en la práctica los armadores libertarios -Eduardo "Lule" Menem a nivel nacional y Sebastián Pareja a nivel provincial- comienzan a perder protagonismo.

El Presidente Javier Milei y el Secretario Coordinador de Energía y Minería, Daniel González, esta mañana en la Residencia de Olivos con el fundador y directivos de la empresa de exploración y producción de petróleo y gas norteamericana, Continental Resources.
Durante el encuentro, según algunos testigos, hubo un margen para analizar las razones de la derrota bonaerense por más de 13 puntos frente al peronismo. Y un reconocimiento a que hubo una pérdida de popularidad. "Se perdió apoyo popular por diversos motivos. Hay gente que está pasándola mal y hay que ajustar mensaje con los pies en la tierra", reconoció un colaborador oficial.
Y agregó: "Lo importante es que la gente tenga expectativas de un futuro mejor. Que sepa que hay un lugar mejor a dónde llegar y que el esfuerzo de hoy vale la pena. Porque la opinión pública ya sabe lo que hay si vamos para atrás. Y no quiere eso".
Testigos de la cumbre aseguran que se abrieron preguntas a todos los presentes. Desde los candidatos más experimentados, como Patricia Bullrich (primera en la lista de senadores por la Capital Federal) y Luis Petri (cabeza de lista en Mendoza), hasta los postulantes novatos, como Virginia Gallardo (candidata a diputada por Corrientes). "Javier y Santiago respondieron durante más de tres horas", señaló uno de los participantes del encuentro.

Hoy el tipo de cambio cerró a $1495 en el Banco Nación y paralelos se ubicaron por encima de los $1500. Los bonos argentinos caen hasta 12% y el riesgo país marca máximos en un año.