El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, reconoció que la derrota electoral en la provincia de Buenos Aires significó "un golpazo" para el oficialismo y uno de los momentos más duros desde el inicio de la gestión de Javier Milei. Sin embargo, destacó que el Presidente tomó la conducción en medio de la crisis y se puso al frente de la estrategia para recomponer el rumbo político.

Francos aseguró que el traspié bonaerense obligó al Gobierno a revisar errores y a profundizar la búsqueda de consensos dentro de la coalición oficialista. "No fuimos capaces de aunar voluntades políticas y eso forma parte de la autocrítica", reconoció.

En este contexto, el Ejecutivo decidió impulsar nuevas instancias de diálogo, como la conformación de mesas políticas y federales, con el objetivo de ordenar la interna y fortalecer la relación con los gobernadores. "Lo que se busca es transmitir unidad en momentos de crisis", planteó el funcionario.

De cara a las elecciones legislativas de octubre, Francos se mostró confiado en que el oficialismo logrará incrementar su representación parlamentaria. Según remarcó, el desafío es convencer a los votantes de que el Gobierno necesita mayor respaldo en el Congreso para avanzar con las reformas económicas y sociales que impulsa Milei.

La derrota en el principal distrito electoral del país también reavivó el debate sobre la estrategia de campaña. Para el jefe de Gabinete, la decisión de nacionalizar la disputa en Buenos Aires pudo haber sido un error, ya que expuso al oficialismo frente a la maquinaria territorial del peronismo. Aun así, sostuvo que la verdadera discusión de octubre se dará en el terreno legislativo.

"Lo que está en juego es cómo se defienden en el Congreso las ideas del Presidente", afirmó Francos, quien advirtió que sectores opositores buscan debilitar al Gobierno mediante la sanción de leyes que comprometen el equilibrio fiscal.

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