El cierre de listas cambió definitivamente el escenario en el peronismo. El ascenso de Axel Kicillof, la apuesta del kirchnerismo y lamento de los intendentes.
El cierre de listas de Fuerza Patria en la provincia de Buenos Aires fue tal cual como se esperaba. Tenso, cruces y heridos. Peronismo en su estado puro. La novedad es una sola. Después de más de dos décadas, la lapicera no tiene un único dueño. Triunfo de Axel Kicillof. El tiempo le dará su dimensión, pero no puede pasar inadvertido.
El esquema de representación final no fue tal cual se anticipaba. La Cámpora se llevó más de lo que se suponía en la previa. Hubo mini rupturas que se cristalizarán en listas cortas. El daño se mensurará a la hora de contar los votos. Será solo un dato del escrutinio. Solo eso.
La cuenta final dentro de las huestes peronistas es un complejo entramado de victorias y derrotas cruzadas para sus principales actores: Axel Kicillof, Cristina Fernández de Kirchner (a través de La Cámpora) y Sergio Massa. Lejos del esquema de reparto 11-11-7 que circulaba previamente, la configuración final evidencia una redefinición del poder interno, donde Kicillof se consolida como un actor central a nivel político, pese a ceder en el volumen de bancas legislativas.
Axel Kicillof y La Cámpora: lapicera vs. representación
El gobernador Axel Kicillof emergió de la negociación con una victoria de profundo significado político: logró plantarse y negociar de igual a igual con Cristina Kirchner. Jugar hasta el final, tensionar lo suficiente e ir "all in" en el momento clave de la noche del domingo tuvo su recompensa.
En ese marco, la victoria más resonante de Kicillof se materializa en el control de las listas del conurbano. El gobernador consiguió imponer a Verónica Magario como cabeza de lista en la Tercera sección electoral y a Gabriel Katopodis en la Primera sección. Coronar candidatos en las listas que representarán al peronismo en los terrenos más poblados de la Provincia contiene una carga simbólica indisimulable.
A pesar de estos avances cualitativos y de consolidar su espacio, Kicillof obtuvo menos lugares "entrables" de los que esperaba. Su entorno hablaba de un 50% de la lista, pero terminó con aproximadamente un 25%. La cuenta final muestra que el kirchnerismo consiguió 14 de los 29 lugares "entrables", Kicillof 9 y Massa 6.
Kicillof sumará representantes en la Legislatura, marcando un avance significativo frente a una situación anterior donde casi no tenía legisladores propios, logrando una paridad con La Cámpora, que hasta ahora hegemonizaba el peronismo bonaerense. El gobernador contó con el respaldo de más de 40 intendentes, gremios y organizaciones sociales nucleados en el Movimiento Derecho al Futuro (MDF).
La Cámpora obligada a compartir
El sector alineado con CFK, con Máximo Kirchner como delegado, se alzó con la mayoría de los lugares "entrables" en las listas, obteniendo alrededor de 14 o 15 bancas. Este número, si bien es uno menos de los que ponía en juego el cristinismo, supera al de los otros espacios dentro de Fuerza Patria.
La Cámpora también se aseguró la cabecera en cinco de las ocho secciones electorales: Diego Videla en la Cuarta, Fernanda Raverta en la Quinta, Alejandro Dichiara en la Sexta, María Inés Laurini en la Séptima y Ariel Archanco en la Octava. En algunas secciones, como la Sexta, incluso logró los dos primeros lugares.
Desde el cristinismo, celebran la mayoría numérica y resaltan una ventaja cualitativa: afirman que los legisladores que ingresan por su sector tienen una "jefatura política clara" que los ordena, mientras que Kicillof "juega con jugadores prestados" al armar listas con dirigentes que responden a los intendentes, no directamente a la gobernación.
Los intendentes de Kicillof: decepcionados y a la espera de compensación
La derrota más palpable en el cierre de listas recayó sobre el ala dura del axelismo, conformada por intendentes, ministros y referentes que se expusieron para confrontar con Máximo Kirchner y buscar un nuevo balance de poder. Nombres como Jorge Ferraresi (Avellaneda) y Mario Secco (Ensenada), quienes habían sido vocales en sus críticas, no pudieron asegurar legisladores propios. Secco, por ejemplo, perderá la banca que ocupaba Susana González. Gremios cercanos al axelismo, como la UOM, también se quedaron sin representación.
Desde este sector, reconocen una expectativa mayor y sienten que el acuerdo de un reparto "mitad y mitad" fue "robado". Ahora, miran hacia el cierre de listas de la elección nacional el 27 de agosto o aspiran a obtener compensaciones con lugares en el gobierno provincial, donde La Cámpora ya controla una vasta cantidad de cargos, incluyendo varias carteras ministeriales y más de 500 puestos.
Cristina y la estrategia de Massa
La unidad, que casi se quiebra en la frenética jornada del cierre, se evitó gracias a la intervención directa de Cristina Kirchner. La expresidenta, dejando de lado a los intermediarios, llamó personalmente a Kicillof para discutir el armado de las listas. Su directriz principal fue "evitar la fractura del espacio por todos los medios" y "empujar siempre para que haya unidad".
Cristina también dejó clara su postura respecto a las candidaturas testimoniales: no las avala, considerándolas un error político que genera cuestionamiento público. Por ello, si bien Mayra Mendoza fue ubicada en tercer lugar en la lista de la Tercera sección, recibió la instrucción de asumir su banca, a diferencia de otros casos como el de Magario, quien continuará como vicegobernadora.
Por su parte, Sergio Massa mantuvo su porción de bancas (entre 5 y 6) y demostró su capacidad para aprovechar los momentos de crisis. Incluso propuso que Kicillof encabezara las secciones más importantes.
En definitiva, el cierre de listas de Fuerza Patria fue un ejercicio de pragmatismo. Peronismo al palo, sin dedo. Lo que comenzó en conflicto terminó en los marcos de la síntesis posible, con la mayoría de los espacios adentro. "Fue un buen cierre. Todos perdieron poco", fue la frase que se escuchó en la tarde del lunes en el entorno del máximo referente del Frente Renovador.
El recuento que se hace en el seno del peronismo es claro: se evitó la fractura, el espacio será competitivo y el principal desafío será la campaña unificada. En ese marco, más allá de los vetos que sufrieron muchos de los candidatos del axelismo, en el entorno del Gobernador dan cuenta de la importancia de quedar parado como un actor importante en la mesa del peronismo. Desde La Cámpora, se mostraron conformes y apuestan a la lealtad de los candidatos propios. Por su parte, el massismo se fue empatado y con la sensación de haber sido el garante de la unidad.
La paz durará hasta que se abran las urnas, el resto dependerá de los resultados.

"Pensaba que no metía más de cinco candidatos y metimos nueve", dijeron con orgullo desde el espacio que acordó con La Libertad Avanza.