A nivel global toma fuerza la teoría de que Trump busca implementar el "Acuerdo de Mar-a-Lago", una estrategia que busca la devaluación del dólar mediante la presión de los socios comerciales a través de la imposición de aranceles
El reciente anuncio del presidente de Estados Unidos, Donald Trump de aumentar significativamente los aranceles a las importaciones, principalmente a China y la Unión Europea, sacudió el escenario global con una estrategia confusa que, según analistas, recuerda a viejos fantasmas del proteccionismo económico.
En una jugada que analistas económicos a nivel mundial y local consideran no solo anticuada sino perjudicial para la economía global, la estrategia del presidente norteamericano no es del todo clara. Interpretaciones, varias: hay quienes entienden que Trump busca reconfigurar los flujos comerciales internacionales a base de presiones y tensiones; otros que sostienen que responde una lógica económica con el objetivo de reducir el déficit comercial que tiene el país y reindustrializarlo. En lo que coinciden es en que se trata de una apuesta política con consecuencias negativas y desenlace incierto.
Para el economista y socio de CPA Ferrere, Alfonso Capurro, detrás de las medidas propuestas por Trump hay una fuerte reivindicación de pensamientos económicos antiguos. A su entender, lo que inspira hoy al gobierno estadounidense -o al menos al proyecto que Trump impulsa- es una visión puramente mercantilista del comercio internacional.
En ese marco, Capurro identificó paralelismos históricos con el "Acuerdo de Plaza" del año 1985, cuando Estados Unidos, junto a Francia, Alemania y Japón, acordó una devaluación coordinada del dólar para corregir sus desbalances comerciales.
El "Acuerdo de Mar-a-Lago", como se lo empieza a denominar informalmente, parecería querer replicar aquella lógica. En los años ´80, tras una escalada inflacionaria global y un dólar históricamente fuerte, Estados Unidos logró con aquel acuerdo debilitar su moneda un 30% entre 1985 y 1988, indicó el economista de CPA Ferrere.
El escenario actual, según Capurro, guarda similitudes con ese momento: un déficit comercial récord, una moneda fuerte y una estrategia que intenta repetir la fórmula, aunque sin los mecanismos de cooperación internacional que existían entonces.
Según consignó la cadena de noticias alemana, Deutsche Welle, la idea de implementar "Acuerdo de Mar-a-Lago" surgió en noviembre del año pasado y está siendo impulsada por Stephen Miran, el presidente del Consejo de Asesores Económicos de Trump. El argumento detrás de esa estrategia es lograr una devaluación del dólar hasta que la divisa llegue a niveles competitivos para las empresas y poder hacer frente a otros países más dinámicos.
El magnate empresarial realizó una declaración en un congreso en Italia, luego de que Trump anunciara hace unos días los aranceles recíprocos y sorprendió por su postura contraria.
"El déficit comercial de hoy es con China, con Europa, México y en menor medida con Canadá, hoy son otras las contrapartes" en comparación con el Acuerdo de Plaza y además, "hoy no están arriba de la mesa los mismos mecanismos de coordinación y de cooperación que había en aquellos años. Pero en definitiva, más allá de cómo se operacionaliza eso, el Acuerdo de Mar-a-lago pretende tener los mismos resultados que tuvo el Acuerdo de Plaza", indicó Capurro en el evento Perspectivas Económicas de El Observador.
Y agregó que la estrategia actual de Estados Unidos es presionar con aranceles para luego sentarse a negociar una devaluación del dólar.
"Puede ser que tenga algo de perverso, porque parte de la estrategia de Estados Unidos es primero ahogar a los socios comerciales con muchos aranceles y una vez que los tengan ahogados, traerlos a la mesa de negociación", indicó.
El economista destacó además que, aunque el mercado aún no ha reflejado la posibilidad de que se implemente el "Acuerdo de Mar-a-Lago", la idea de que efectivamente Trump está queriendo llevar adelante ese plan, "comienza a ganar terreno" en el plano internacional.
También mencionó que, como parte del "Acuerdo de Mar-a-Lago", podrían surgir medidas disruptivas como impuestos a los flujos de capitales o incluso reestructuraciones de deuda estadounidense, lo que generaría un escenario de volatilidad e incertidumbre aún más marcado.
"Parece impensado hasta ahora, pero hay tantas cosas que están pasando que son impensadas que en definitiva, le podemos dar un crédito. Es bastante disruptivo para lo que es el estándar actual, pero empieza a sonar cada vez más", dijo Capurro sobre el "Acuerdo de Mar-a-Lago".
"En el fondo, lo que pretende el gobierno de Estados Unidos es debilitar el dólar para lograr los mismos efectos que tuvo en el año ´85 y, a través de los aranceles, debilitar el dólar para tratar de cerrar el déficit comercial. Es una visión bastante antigua de cómo funciona el mundo, pero en el fondo es lo que inspira el gobierno americano", indicó Capurro.
En línea con Capurro, el socio de Cibils Soto Consultores y decano de la UCU Business School, Marcos Soto, advirtió sobre el alto nivel de incertidumbre global que genera la irrupción de Trump en la escena política estadounidense.
"Hay un índice que mide el nivel de incertidumbre de la política económica a nivel global. Ese índice hoy está tan alto como en los meses en que se desencadenó la crisis por el covid-19", señaló Soto. A su entender, esto implica graves problemas para los agentes económicos, que se ven imposibilitados de planificar o desarrollar sus operaciones con normalidad.
De acuerdo con Soto, "Estados Unidos enfrenta hoy el déficit comercial más grande de su historia, una situación profundamente incómoda" para una economía que, según él, ha transitado una desindustrialización desde la crisis de 2008 que provocó efectos que continúan hasta la actualidad. La dinámica es clara, según Soto: Estados Unidos importa productos industrializados pero exporta bienes primarios, como maíz, trigo, soja y carne, especialmente hacia China, su principal contraparte comercial y el actual gran superavitario global.
En este contexto, Soto dijo que Trump no solo propone una política arancelaria agresiva, sino que rescata ideas de fines del siglo XIX. En particular, mencionó la reivindicación del pensamiento de William McKinley, un economista y presidente estadounidense asesinado en 1901, "profundamente proteccionista", que sostenía que la política tributaria debía basarse en aranceles. "Trump lo reivindica con claridad, como si no hubieran pasado 120 o 130 años de historia", criticó Soto.
"El mundo está atravesando un proceso de anacronismo inesperado, Trump ha reivindicado el pensamiento de McKinley y en esto no hay que ir con medias tintas, hay que ser claro y contundente", afirmó Soto.
Se esperan nuevas turbulencias en los mercados internacionales y aumenta el temor a una recesión mundial.
Además, cuestionó la forma en que Estados Unidos financia sus importaciones, con dólares emitidos por encima de sus fundamentos. Desde 2020, según sus estimaciones, el país ha emitido dinero "a una escala nunca vista", equivalente a unos US$ 20.000 per cápita. Sin embargo, dijo que por la posición dominante que tiene el dólar como moneda de reserva global, esa emisión no genera inflación dentro del país, sino que exporta inflación al resto del mundo.
Para Soto, esa estrategia es insostenible a largo plazo. "China está hackeando" la economía estadounidense desde su liderazgo en innovación, propiedad intelectual y producción de bienes de calidad. Mientras el Producto Interno Bruto (PIB) chino representa menos del 20% del global, el gigante asiático es quien produce más de un tercio de todos los bienes industrializados del planeta.
"En China está hoy la gran fábrica del mundo, ha cambiado la matriz productiva. Hoy China lidera la innovación, lidera el desarrollo, produce bienes de calidad que hackean la producción europea, la americana, y lo hace a otra escala, por ende, a otros costos y por tanto, puede competir en otras condiciones. Y eso indudablemente inquieta mucho a Estados Unidos que no tiene otra capacidad de respuesta que apelar a medidas de hace 140 años", concluyó Soto.
De acuerdo con Capurro, el dólar se ha movido en los últimos dos meses y medio en base a riesgos de una posible recesión en Estados Unidos y por la recuperación de Europa. Si bien aclaró que el mercado aún no ha reflejado este posible debilitamiento del dólar por el "Acuerdo de Mar-a-Lago", dijo que "hay que pensarlo como un riesgo de que el dólar se pueda debilitar más hacia adelante".
En ese sentido indicó: "es algo que empieza a sonar cada vez más y que tenemos que empezar a pensar que, en definitiva, el dólar como reserva de valor o el dólar como moneda fuerte puede estar cuestionado porque si esta estrategia va hacia adelante, el dólar puede debilitarse como se debilitó en el año 1985. No se va a desfondar y no va a desaparecer el dólar para siempre, pero puede tener un debilitamiento adicional como tuvo en aquel período porque es lo que inspira al gobierno americano", concluyó el economista.
Fuente: El Observador