Analistas Por Fernando González

De Sánchez a Meloni, Europa responde a la bomba de Trump y vuelve a mirar al Mercosur

Los aranceles de Donald Trump activaron la memoria guerrera de Europa. Pedro Sánchez se envuelve en la bandera española y la reacción incluye a Giorgia Meloni y Núñez Feijóo. El Mercosur recupera el interés europeo.


Viernes, 4 de Abril de 2025

Nadie podrá achacar que la crisis económica global que acaba de comenzar con la guerra comercial de Donald Trump ha sido producto de la casualidad.

Porque la crisis de las hipotecas, aquel crash del 2008, si bien había dado algunas señales para los expertos, agarró por sorpresa a los ahorristas y precipitó un derrumbe que duró cinco años.

Lo mismo podría decirse de la pandemia. ¿Quién podría imaginarse que por las heces turísticas de unos cerdos chinos el planeta iba a tener que encerrarse durante más de un año y destruir las economías de los países más poderosos del mundo?

Pero esto es completamente distinto. Donald Trump avisó cuáles eran sus planes y la sociedad estadounidense lo votó sabiendo lo que se venía.

Es cierto que una de las grandes contribuciones fue la del Partido Demócrata estadounidense, poniéndole enfrente un candidato con problemas de senilidad primero como el ex presidente Joe Biden, y después reemplazándolo con una candidata que no tenía la más mínima idea de cómo gobernar la primera potencia planetaria y su histórico impacto global.

Allí está entonces Donald Trump ocupando el centro de la escena, con sus aires de emperador y su banda de inmaduros emocionales que lo acompañan.

Y aparecen el exótico vicepresidente prorruso, JD Vance, y ese mega empresario digital devenido en burócrata del estado llamado Elon Musk.

Los tres bailan, literalmente lo hacen con música de YMCA, sobre la cubierta de un barco a la deriva en el que vamos todos y que ojalá no sea el Titanic.

Aranceles para todos, menos para Rusia

Donald Trump entonces agita en la Casa Blanca su pizarra con los nuevos aranceles para cada país, como si se tratara del desembarco de aquellos marines que asustaron hasta que sucedió Vietnam.

Un 34% para China y un 31% para Suiza. Un 20% para España y un 18% para Noruega. Nadie se salva, ni siquiera los aliados que se creían sus amigos.

Por eso, el 15% para los ingleses, a pesar de las caricias preliminares del laborista Keir Starmer.

Y un 10% para la Argentina de Javier Milei, que viaja a EEUU para que su buen vínculo con Trump no complique la marcha de la motosierra en pleno año electoral.

Nada para Rusia, claro. Porque así es Trump amigos.

A Vladimir Putin le sirve el acuerdo de paz en bandeja para que Rusia se quede gratis con el 40% del territorio de Ucrania, y ahora el arancel cero.

Será que el dictador ruso no es un estafador, como definió Trump a los dirigentes europeos.

¿Qué dirá Franklin Roosevelt en su tumba, después de morirse tranquilo cuando selló en Yalta una alianza militar para siempre entre Estados Unidos y Europa?


Pedro Sánchez se envuelve en la bandera española

Ahora le toca a Europa estar a la altura del desafío como lo estuvo en la Segunda Guerra Mundial.

El miedo combinado a la guerra y a la recesión es la pesadilla de este tiempo.

Y el miedo europeo no distingue ideologías: la bronca contra Trump la enarbolan el socialista Pedro Sánchez y la derechista Giorgia Meloni. Ya lo dijo la luterana Ursula Von der Leyen, insospechada de rojilla con sus siete hijos alemanes a cuestas. "Si tocan a uno; nos tocan a todos".

Por eso y después de mantenerse en el poder con votos de separatistas catalanes y vascos nostálgicos de la ETA que aborrecen a España, Sánchez se envuelve en la bandera española para defender la economía del país agredido.

Y el liberal Alberto Núñez Feijóo arrastra al Partido Popular por el mismo sendero.

Es que en la volteada proteccionista de Trump caen todos. El venerado aceite de oliva y los vinos españoles.

Los autos alemanes y los quesos franceses. Las papas polacas y las industrias de Manchester. Peligra entonces el estado de bienestar europeo, tal vez la última joya de una era que está agonizando.


La ventana europea del Mercosur

Quizás la respuesta posible del continente de las guerras esté incluida en una frase de Antonio Costa, el portugués que conduce el Consejo Europeo y ha dicho lo que muchos otros piensan ahora.

Europa debe ratificar los acuerdos comerciales con el Mercosur, con México y con la India, los nuevos socios que le pueden aportar lo que Donald Trump les quite.

En la misma línea se pronunció Pedro Sánchez durante su discurso españolista de respuesta al bombardeo comercial de Trump: el Mercosur vuelve a ser una base aliada del otro lado del Atlántico.

Los números son claros. Esta semana, el economista uruguayo Ernesto Talvi explicaba en un evento de la Universidad IE en Madrid que si Europa deja atrás sus egoísmos y concreta un buen acuerdo con el Mercosur ampliado tendrá un mercado de 1.100 millones de personas y un PIB superior a los 20 billones de dólares, casi lo mismo que EEUU.

Es que el mundo diseñado por la explosión Trump vuelve a dividirse en liderazgos territoriales.

El neo aislacionismo de EEUU. El expansionismo de China tan temido. El regreso al Soviet de la Rusia de Putin. El peligroso e impredecible universo islamita.

Y Europa y América Latina, que pueden seguir prisioneros de las disputas entre los agricultores franceses y los de la Pampa sudamericana, o pueden sentarse a planificar como salvarse de ser las víctimas de la carnicería comercial en la que va camino a convertirse el planeta de Donald.

"Un pesimista ve la dificultad en cada oportunidad; un optimista ve la oportunidad en cada dificultad".

Un consejo muy oportuno que puede servirle a cualquier jefe de gobierno en dificultades, se llame Pedro Sánchez o se llame Javier Milei.

La frase, ideal para tiempos de crisis, fue dicha y eternizada por Winston Churchill, el emblema europeo de la resistencia que lideró aquella epopeya de hace 80 años para dejar atrás el imperio de la muerte, el de la insensatez y la peor tragedia de la historia. (El Observador)