En el cuarto trimestre de 2024, la desigualdad en Argentina mostró una leve disminución, con una caída en el coeficiente de Gini, mientras que los ingresos laborales registraron incrementos importantes.
El coeficiente de Gini, indicador de desigualdad, bajó levemente en el cuarto trimestre de 2024, pasando de 0,435 a 0,430.
La brecha entre el decil 10 (más rico) y el decil 1 (más pobre) de ingreso per cápita familiar se mantuvo en 13, aunque con una leve reducción respecto al trimestre anterior.
El ingreso mediano de la población ocupada fue de $580.000, con una disparidad creciente entre los distintos deciles.
En la población asalariada, el ingreso medio fue de $744.798, destacando una gran diferencia entre los trabajadores registrados y no registrados.
Los ingresos de los trabajadores no registrados mostraron un incremento más pronunciado (+193,3% interanual).
El coeficiente de Gini es una medida estadística que se utiliza para evaluar el nivel de desigualdad de una distribución de ingresos o riquezas en una población. Un valor de 0 indica una distribución completamente equitativa, mientras que un valor de 1 refleja una desigualdad extrema. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), el coeficiente de Gini de Argentina bajó levemente de 0,435 en el cuarto trimestre de 2023 a 0,430 en el cuarto trimestre de 2024. Esto sugiere una ligera mejora en la distribución de ingresos, aunque la desigualdad sigue siendo notable.
¿Cómo varió la brecha de ingresos entre los más ricos y los más pobres?: La brecha entre el ingreso del decil 10 (los más ricos) y el decil 1 (los más pobres) se mantuvo en 13 en el cuarto trimestre de 2024, similar al año anterior. Sin embargo, se observó una ligera reducción respecto al trimestre sin aguinaldo (abril-junio 2024), lo que sugiere que la distancia entre estos dos grupos de ingresos podría estar comenzando a acortarse.
Los ingresos laborales varían considerablemente entre los diferentes deciles. El ingreso mediano de los trabajadores fue de $580.000, lo que indica que la mitad de los ocupados gana más de esa cifra, mientras que la otra mitad gana menos. A medida que se asciende en los deciles, los ingresos aumentan significativamente. Los primeros cuatro deciles (más pobres) tienen un ingreso promedio de $233.134, mientras que en los deciles del 5 al 8 (estrato medio) el ingreso promedio asciende a $704.059. Los deciles 9 y 10 (más ricos) alcanzan un ingreso promedio de $1.665.421.
Entre los trabajadores asalariados registrados, el ingreso medio fue de $744.798, pero la diferencia es más significativa cuando se consideran a los trabajadores no registrados. En estos casos, el ingreso promedio fue de $415.730, lo que representa una brecha considerable con los asalariados formales. Además, se observó que los ingresos de los trabajadores no registrados aumentaron más rápidamente, con un incremento interanual del 193,3%, frente al 182,6% de los trabajadores registrados con descuento jubilatorio. Este aumento refleja las dificultades que enfrentan los trabajadores informales, pero también puede ser indicativo de una tendencia a la formalización en ciertos sectores.
La ligera disminución en la desigualdad reflejada en el coeficiente de Gini y la estabilización de la brecha entre los deciles 1 y 10 sugiere una tendencia hacia una distribución de ingresos algo más equitativa, aunque el país sigue enfrentando desafíos significativos en este frente. Si bien los ingresos laborales registraron incrementos en todos los sectores, las disparidades entre los trabajadores formales e informales continúan siendo una cuestión crítica. Estos datos apuntan a la necesidad de políticas públicas que fomenten una mayor formalización del empleo y una redistribución de la riqueza más eficiente, en un contexto donde la pobreza sigue siendo una preocupación central.
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