Las áreas más afectadas incluyen Ingeniero White y Cerri, donde la infraestructura urbana no logró contener el volumen de agua. El colapso de siete puentes agravó la situación, dificultando la movilidad y el rescate de personas atrapadas. Entre las víctimas, se reporta la desaparición de dos niñas arrastradas por la corriente mientras eran resguardadas en el techo de una camioneta.

El impacto humano es devastador, con al menos 16 personas fallecidas y cientos de damnificados que han perdido viviendas y pertenencias. La falta de servicios esenciales, como electricidad y agua potable, ha complicado aún más la emergencia. Se han habilitado centros de asistencia en el Dow Center y en el Club Atlético River de Bahía Blanca para albergar a los afectados y recibir donaciones de ropa, frazadas y artículos de limpieza.

La situación ha despertado una ola de solidaridad por parte de la comunidad, incluyendo a figuras deportivas como Guido Pella, Pepe Sánchez y Manu Ginóbili, quienes han promovido iniciativas para brindar ayuda. Sin embargo, también se han registrado actos de vandalismo y saqueos, con al menos 16 detenidos por robos en zonas afectadas.

La reconstrucción de Bahía Blanca se presenta como un desafío monumental. La ciudad, cuya media anual de precipitaciones es de aproximadamente 650 mm, sufrió en pocas horas un fenómeno extremo que dejó en evidencia la insuficiencia de obras de drenaje. A pesar de la necesidad de mejoras en la infraestructura, expertos coinciden en que ninguna ciudad podría haber soportado tal volumen de agua sin consecuencias catastróficas.

Mientras continúan las tareas de rescate y asistencia, el país ha declarado tres días de duelo nacional. La comunidad local y organismos de emergencia trabajan incansablemente para mitigar los efectos de esta tragedia, en una lucha contra el tiempo para encontrar a las personas desaparecidas y brindar apoyo a quienes lo han perdido todo.